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McLaren al borde del naufragio

La actual situación financiera de McLaren es crítica, a tal punto que el próximo 2 de julio se tiene prevista una audiencia en el Tribunal Superior de Justicia, ubicado en Londres, para que los representantes legales de la escudería eviten el inicio de un proceso de liquidación por insolvencia. McLaren ha sido el equipo más afectado por el impacto negativo del COVID-19 ya que mientras no inicie la temporada de Fórmula 1 no tendrá acceso al dinero que le corresponde por los puntos alcanzados en el 2019. Ahora mismo McLaren no tiene dinero suficiente en sus arcas para mantener operativas sus instalaciones más allá del mes de julio, y además tiene una deuda pendiente por haber hipotecado recientemente buena parte de sus bienes. No deja de sorprender en este caso que la actual directiva de McLaren no haya asimilado lo ocurrido con los equipos Lotus, propiedad de Genii Capital, y Force India.

Los problemas para McLaren son más complejos de lo que parecen porque no tiene patrocinadores que aporten dinero, además su personal técnico debe darle forma al probable proyecto del 2021, deberán modificar el chasis MCL35 para instalar las unidades de potencia Mercedes, un gasto adicional que a estas alturas pesa demasiado, al igual que otros asuntos particulares como honrar el compromiso contractual con Daniel Ricciardo, el pago a los proveedores y tomar una decisión en cuanto a la aventura en la IndyCar.

Según varios medios internacionales, el Grupo McLaren intentó obtener un préstamo, de parte del gobierno inglés, de unos 275 millones de euros, ofreciendo como garantía unos bienes que no pueden ser negociados, por tal razón la solicitud fue rechazada. Hasta ahora se tiene la certeza de que en el pasado mes de marzo, los propietarios de McLaren ingresaron fondos por el orden de los 300 millones de euros, monto que alcanzará para mantener operativo el equipo hasta julio. Se entiende además que McLaren Automotive, McLaren Electronic Systems y McLaren Applied Technologies no pueden inyectar fondos porque sus ventas han estado paralizadas debido al COVID-19, de allí que los principales accionistas no estén dispuestos a sacrificar de nuevo sus patrimonios.

Se habla de solicitar un préstamo al Banco Central de Baréin, debido al vínculo que tiene la entidad financiera con Mumtalakat Holding Company, firma que posee el 56.4% de McLaren. El detalle está en que el auxilio se presente en forma de hipoteca sobre otra hipoteca, situación que desencadenaría un conflicto judicial con los acreedores que anteriormente pagaron 250 millones de euros por la colección de monoplazas históricos y 200 más por una parte de las instalaciones de Woking. Los representantes de McLaren harán todo lo posible para agilizar los trámites, sin embargo, los plazos y las condiciones no están a favor de la escudería.

Para avalar un nuevo préstamo, McLaren está en la obligación de ubicar otros bienes que puedan ser negociables. El alivio llegaría si logra participar en el campeonato de Fórmula 1 y cobra los premios que le adeudan, de lo contrario, el tribunal inglés podría declarar la insolvencia y obligaría a vender una gran participación accionaria para evitar un colapso total. De allí la premura por ubicar dinero fresco, el Grupo McLaren quiere evitar por todos los medios la venta de la escudería porque un cambio de propietario comprometería el pago de los premios.

En lo personal, considero que más allá de la crisis generada por el COVID-19 a nivel mundial, esta asfixia financiera de McLaren se veía venir por la pésima gestión que han aplicado en los últimos años. Si bien en la pasada temporada lograron ubicarse en el cuarto lugar entre los constructores, venían de seis años muy mediocres, donde afloraron ciertos conflictos internos que terminaron por ahuyentar a los pocos patrocinadores que aportaban recursos. Sorprende la candidez de su directiva al seguir operando bajo el esquema del intercambio comercial, cuando una escudería requiere de dinero para invertir. El exhibir nombres de productos a cambio de mercancía fue lo que hundió a la Lotus de Gerard Lopez y en McLaren se aferraron a tal estrategia para que su monoplaza no luciera tan desnudo.

Ni Liberty Media, ni la actual Fórmula 1, ni los demás equipos son responsables de este derrumbe de una escudería histórica como McLaren. Situaciones como el despreciar y exponer al escarnio público a Honda, contratar a Andreas Seidl cuando todo parecía perdido, empecinarse en traer a James Key a cualquier costo, cambiar de proveedor de motores de forma caprichosa y mantener un programa en la IndyCar donde no tienen presencia como fábrica, sin dejar de mencionar el agravio hacia Ron Dennis y todo su legado, tienen a McLaren al borde de un precipicio. Acciones de este tipo no atraen inversionistas ni patrocinadores, sino al contrario.

Creer ciegamente que desde Baréin van a desembolsar los recursos que hagan falta para mantener operativa a la escudería es un espejismo. Si McLaren logra salvarse de la insolvencia, van a experimentar muchos problemas financieros en los años por venir porque estará hipotecada y arrastrando deudas difícilmente pueda aspirar a mejorar ese cuarto lugar de 2019. Esta McLaren es apenas un remedo de aquella poderosa escudería que llegó a reinar en la Fórmula 1.

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