Aunque durante las últimas semanas ha sido protagonista el juicio entre Alex Palou y Arrow McLaren, el mercado de fichajes de las IndyCar Series no se ha detenido, confirmándose esta misma semana que será Ryan Hunter-Reay el encargado de pilotar el cuarto monoplaza del equipo en la próxima edición de las 500 Millas de Indianápolis. Se ponía de esta forma punto y final a una serie de rumores que apuntaban a que Zak Brown estaba intentando la contratación de un piloto superestrella internacional.
Sin embargo, no se quedó ahí el rumor. Los medios norteamericanos deslizaron después de la confirmación de Ryan Hunter-Reay que precisamente sí se habían producidos contactos con un piloto de renombre que habría sido el reemplazo de Kyle Larson: ni más ni menos que il dottore, Valentino Rossi. El italiano, respondía precisamente a aquellas declaraciones realizadas por el propio Brown que dejaron entrever en el periódico IndyStar que estaba trabajando en una gran contratación: «Tenemos un as bajo la manga, y sería absolutamente fantástico si se concretara. Sería increíble, sería algo grandioso».
Con las opciones de que se tratara de un piloto del Campeonato del Mundo de Fórmula 1 siendo muy limitadas, todo parecía indicar que la procedencia de ese nombre debería provenir de otro lado que no fuera el paddock del Gran Circo. Finalmente fue la periodista Jenna Fryer, la que dejó entrever en sus redes sociales a través de un Tweet lo que era el gran bombazo, se trataba del nueve veces Campeón del Mundo de Motociclismo, el cual lleva los últimos años trabajando para tener una oportunidad en la categoría Hypercar del Campeonato del Mundo de Resistencia y poder pelear así por sus primeras 24 Horas de Le Mans en la clase reina.
La idea de Zak Brown pasaba por tanto por la de darle su gran oportunidad en monoplazas a un Valentino que hace tiempo tonteó con una opción en Fórmula 1, y que incluso se dio el gustazo de probar el Ferrari de Michael Schumacher y el Mercedes de Lewis Hamilton mucho más recientemente. Sea como fuere, el camino habría sido largo, desde tener que afrontar la prueba de rookies de la IndyCar en un circuito oval, hasta cientos de horas en el simulador y el filtro final del test para novatos previo a las 500 Millas de Indianápolis.
No habría sido la primera experiencia de Valentino Rossi dentro de un oval de ser ciertas las informaciones provenientes desde Estados Unidos, ya que el de Tavullia ya se puso al volante de un coche de la Nationwide Series de la NASCAR en Charlotte durante el año 2013. Nos quedaremos con la duda de hasta dónde podría haber llegado Valentino, lo que está claro es que, de aceptar el reto, habría sido seguramente contradictorio con esta nueva etapa de su carrera deportiva en la que trataba de alejarse algo más de los riesgos que suponía competir en el Mundial de MotoGP.
Habría que ver también si Rossi hubiera sido capaz de conseguir clasificarse para la carrera o si al contrario habría sucedido una situación parecida a la que vivió el propio Fernando Alonso en 2019 cuando trató de competir también de la mano de McLaren, aunque en el caso del asturiano se debió más a falta de rendimiento por parte del monoplaza que a una falta de adaptación a una carrera en la que ya había competido por aquel entonces.



