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Nyck de Vries, el piloto que ha encontrado su lugar tras una década de búsqueda

En pocos días caerá el telón de la década de 2010, segunda de un segundo siglo que promete ser tan clave como interesante en el mundo del automovilismo. Sus actores principales al volante ya han tenido que buscar asientos distintos ante el empuje de marcas y equipos hacia otras formas de competición, ahorro y publicidad al mismo tiempo. Precisamente toda la década ha tardado en dejar atrás las categorías de promoción un piloto rápido, sin duda muy cotizado en la primera parte de estos diez años, disuelto poco a poco y recuperado para la élite en el cierre de este periodo; aunque ya sin la puerta de la Fórmula 1 abierta.

Nyck de Vries es solo uno de los nueve multicampeones del mundo de karting oficiales según la FIA y sus dos títulos consecutivos de 2010 y 2011 le pusieron en un pabellón solo igualado por habituales de la disciplina como Davide Forè y Marco Ardigò. McLaren ya le había echado el ojo por entonces y le fichó antes de ganar sus dos cetros de karting, confirmándose como una estrella emergente del volante en la Eurocopa Fórmula Renault 2.0. Sin embargo, tres años en la categoría apoyada por la marca gala lastraron su desarrollo a pesar de arrasar a sus rivales en 2014.

Su paso por la Fórmula Renault 3.5 acabó siendo un punto y seguido de camino al paddock de la F1, en un primer año discreto en GP3 dónde Charles Leclerc y Alexander Albon fueron superiores compañeros en el dominante ART. De Vries se deshizo en elogios hacia los equipos más competitivos de la Fórmula 2: «El director técnico de Prema (Guillaume Capietto) vino de ART, así que ambos equipos tienen un enfoque y una manera de trabajar parecidos. Sí que diferencia la atmósfera, el ambiente es buenísimo con italianos de Prema y Rapax. Pero tanto en Prema como en ART pude pelear por victorias y pole position con regularidad«.

La llegada a la F2 no estuvo exenta de una relativa falta de progresión que McLaren mantuvo bajo el manto de su Young Driver Programme hasta que el holandés se fue a comienzos de 2019. El chaval con cara de niño que había plantado cara a Stoffel Vandoorne, Daniil Kvyat, Oliver Rowland y Jake Dennis empezó a ser superado por pilotos más jóvenes como Leclerc, Albon, Pierre Gasly, Esteban Ocon, George Russell y Lando Norris hacia la F1. Max Verstappen le pasó como principal promesa de su país y el piloto de Sneek vio el tiempo languidecer en el paddock telonero.

No pareció estar molesto De Vries por esta circunstancia en 2018, explicando que «cada carrera deportiva es única y todos seguimos nuestro propio camino, no todos mis pasos han funcionado pero esto es habitual en las carreras. Sigo siendo joven y no me veo viejo para llegar a la F1«. Sus hecho extradeportivos indicaron lo contrario al juntarse con el Racing Team Nederland del WEC, compartiendo LMP2 con el gentleman Frits van Eerd y el ex F1 Giedo van der Garde. «No tengo poder de decisión sobre un futuro en F1, sí puedo controlar lo que hago en la pista para asegurarme un hueco en el automovilismo y pensar menos en el futuro», dijo en 2019.

Desde luego aprovechó su oportunidad el neerlandés en su tercer año en Fórmula 2, segundo de la era turbo. Cuarto en 2018 tras Russell, Norris y Albon, De Vries se apuntó el título esta temporada con cuatro victorias y una asombrosa regularidad que le permitió subir al podio en diez de las doce citas. El desgaste de Baréin y la desconexión del parón hasta Abu Dabi impidieron el pleno de un piloto ajetreado en el WEC y en la Fórmula E. «Estoy muy ocupado, he llegado a enlazar diez semanas seguidas de competición seguidas y debo vivir cada fin de semana de uno en uno, aunque he disfrutado de todos los coches que he pilotado», finalizó.

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