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Toparse con la victoria. Crónica del GP de México 2019

Habrá quien piense que el titular de esta crónica es una forma de menospreciar la victoria cosechada por Lewis Hamilton y Mercedes este fin de semana en el Autódromo Hermanos Rodríguez, un paso más hacia la consecución de sus respectivos títulos. Pero realmente se trata de la manera más gráfica de describir el modo en que lo lograron. No eran ni favoritos, ni quienes debían plantar cara, pero los errores ajenos les dejaron en situación inmejorable para volver a ganar.

Lo sucedido el domingo no se entiende sin el sábado, pues pocas veces se ve a un piloto tan aplastantemente superior a una vuelta tirar por la borda la pole por estupidez propia. Ya no porque Max Verstappen no levantara el pie ante una situación de peligro (da igual que hubiera doble bandera amarilla, simple o que no la hubiera: tenía el monoplaza de Bottas estrellado enfrente y el mejor tiempo en el bolsillo) sino por encima presumir de ello en rueda de prensa, lo cual a la postre le terminó costando la posición de privilegio. Uno menos.

La primera fila era de Ferrari y dado el precedente del GP de Rusia se esperaba que saltaran chispas. Y así fue. Hubo toque entre Charles Leclerc y Sebastian Vettel, siendo el monegasco quien se llevó el gato al agua. No fueron menos Lewis Hamilton y Max Verstappen, que acabaron de excursión por la hierba en su lucha por el tercer puesto. Sin embargo difícilmente se puede encontrar algo punible: fue una lucha preciosa, entre pilotos al límite, con coches difíciles de controlar. Lo que pedimos los aficionados. Y si se salen, pues que se salgan, especialmente si como ocurrió los dos salen perjudicados en cuanto a posición en pista: Hamilton se encontró tras Albon y Sainz y Verstappen aún más atrás, tras Norris y Bottas.

Después de un breve periodo de Safety Car Virtual Max Verstappen se puso manos a la obra, intentando salvar una carrera que debía ser suya. Pareció empezar bien la remontada, aprovechando la inoperancia de un Valtteri Bottas incapaz de superar ágilmente a Lando Norris para sorprenderle en Foro Sol… Pero la alegría le duró poco. Un pinchazo lento en recta de meta le retrasó definitivamente, quedándole como único objetivo de la tarde llegar al sexto puesto mínimamente exigible a cualquiera de los que militan en los tres equipos de cabeza.

Que Red Bull tenía ritmo, al menos en esta primera parte de carrera, quedó patente de la mano de Alexander Albon. Cierto es que se encontró en buena medida con el tercer puesto, pero fue capaz de pegarse a los pilotos de Ferrari en la parte final del mismo y por algún momento llegó a parecer candidato a la victoria. Mas la estrategia y la gestión de los neumáticos removieron el tablero de juego. La Scuderia optó por dividir estrategias entre sus pilotos, llamando primero a Charles Leclerc mientras Sebastian Vettel se quedaba en pista controlando e intentando cubrir la posibilidad de ir a una parada.

En principio lo idóneo era ir a dos, Leclerc seguía siendo teórico caballo ganador. Pero el a priori no resultó y los hombres de cabeza tendieron mayoritariamente hacia parar una sola vez, viéndose además cómo por un lado Lewis Hamilton le ganaba la partida a Sebastian Vettel y cómo por otro Ferrari encima fallaba en la segunda parada de Leclerc, perdiendo 2 o 3 valiosos segundos. Intentando recuperar el tiempo perdido también cayó en errores propios y no pudo finalmente ni siquiera acceder al podio, siendo las últimas vueltas tensas pero sin cambios: Hamilton, Vettel, Bottas y Leclerc. Falló estratégicamente Ferrari, se suele decir que es mejor conservar la posición en pista, pero muy pocos hubiesen apostado por un vencedor a una sola parada antes de la carrera. Y así fue, los italianos esperaban un desfallecimiento de Hamilton que jamás llegó. Mercedes no es imbatible como antaño pero si se le dan facilidades no falla.

Toda la falta de acción que hubo en cabeza al fiarlo todo a la estrategia fue la que tuvimos por detrás probablemente gracias a la estrategia. McLaren, que se encontró en posición inmejorable al inicio de carrera, no fue capaz de encontrar ritmo con duros y medios, además de perder por el camino a Lando Norris al fallar en su primera parada. La lucha por la supremacía en el pelotón quedó así reducida a un duelo entre Racing Point y Renault y más concretamente entre Sergio Pérez y Daniel Ricciardo, los dos a una parada pero con selección de compuestos invertida: medio-duro uno, duro-medio el otro. Y el australiano intentó por todos los medios arruinar la fiesta al ídolo local, pasándose de frenada y fracasando en el intento. Originalmente noveno tras ellos fue Daniil Kvyat, pero un toque con Hülkenberg le valió diez segundos de penalización y caer al undécimo puesto, tras su compañero Pierre Gasly, Nico Hülkenberg y Lance Stroll.

Hace tiempo ya que la lucha por los títulos es inexistente. Esta vez se le escapó a Lewis Hamilton pero lo celebrará en Austin la semana que viene. Ahora bien, hay formas y formas de ganar y que después del aparente renacer de Ferrari, en Mercedes hayan encadenado tres victorias consecutivas tiene que ser como mínimo desmoralizador. No tendrán el coche más rápido a una vuelta, puede incluso que no tengan el teórico mejor ritmo de carrera. Pero fallan menos que el resto y tienen las cosas claras: un piloto número uno y uno número dos, un muro capaz de si no calmar, sí ignorar el temperamento caliente de su piloto y por supuesto un conocimiento envidiable (y hasta polémico al tratarse del germen de sus éxitos) de las gomas. Y tras una veintena de carreras, en las que no siempre partes como favorito, eso da los campeonatos.

Foto | Daimler

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