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Toyota logra su tercera victoria consecutiva en Le Mans, United Autosports y Aston Martin se coronan sin público

Toyota ha vuelto a ganar la carrera de resistencia más conocida del mundo en el fin de la era LMP1. Kazuki Nakajima llevó el #8 a meta junto a Brendon Hartley y Sébastien Buemi, llevándose esa unidad su tercera victoria consecutiva y añadiendo al nuevo legado de Toyota después de sus errores del pasado. El japonés y el suizo se convierten así en el noveno y décimo de la historia en ganar tres Le Mans consecutivos (primeros desde Marco Werner entre 2005 y 2007), mientras el neozelandés es el primero en vencer con dos marcas distintas desde su ex compañero Timo Bernhard (en 2010 con Audi y 2017 con Porsche).

Sin apenas cambios en la parte delantera, los Toyota sufrieron un par de inconvenientes y la carrera se decidió por el tiempo de reparación de los mismos. Mientras el #8 perdió dos giros por un pinchazo y una pequeña reparación de frenos, el #7 perdió siete vueltas para cambiar el turbo a mitad de carrera y perdió cualquier opción de triunfo respecto a sus compañeros. Kamui Kobayashi y «Pechito» López hicieron buenos stints para compensar la pérdida en el garaje y se encontraron con un podio inesperado en la última hora.

El único incidente en pista de las últimas 14 horas fue una colisión de James Allen contra el muro de las Esses de Porsche a falta de 40 minutos, dando paso a un Safety Car que reagrupó las posiciones y permitió cierta tensión. El Toyota #8 acabó dando 387 vueltas y se quedó a diez del récord que estableció Audi en 2010 (en comparación con las 388 y 385 de las dos victorias previas de Toyota). Rebellion se coló en el doblete y ByKolles sumó su enésimo abandono.

Los Rebellion pelearon intensamente por la segunda posición a la llegada del día, aguantando Romain Dumas en el #3 a un veloz Gustavo Menezes en el #1 por la mañana. Louis Delétraz y Norman Nato les relevaron en el último stint y una salida lenta del suizo de boxes le dio a Nato un colchón de 25 segundos (por dificultades en marchas bajas que ya habían ocurrido durante la noche). Delétraz se salió en la curva de Indianápolis y perdió el podio entre reparaciones y otra calada en el pit lane, siendo Nato segundo cómodo entre los TS050.

LMP2 perdió interés con la avería del United Autosports #32, víctima de una fuga de aceite al final de la noche. Phil Hanson, Filipe Albuquerque y Paul di Resta ganaron con un minuto de margen sobre el JOTA de Anthony Davidson, Antonio Félix da Costa y Roberto González, los dos únicos favoritos en completar la carrera sin problemas importantes. Jean-Éric Vergne iba tercero hasta que partió la suspensión a falta de tres cuartos de hora y cedió el tercer lugar al Panis Racing de Matthieu Vaxivière, Nico Jamin y Julien Canal, recompensado por resistir en una carrera larga; el trío femenino acabó 13º absoluto y noveno de categoría.

GTE Pro fue territorio Aston Martin en dura lucha con Ferrari, imponiéndose Alex Lynn, Harry Tincknell y Maxime Martin al 488 de James Calado, Daniel Serra y Alessandro Pier Guidi. Un par de sanciones no impidieron al segundo Vantage completar el podio, acabando lejos el Risi Competizione y los dos Porsche afectados por problemas de dirección asistida. El ritmo letal del Aston acabó con el aguante del Ferrari pero sin más dificultades en una categoría de ocho coches.

GTE Am también resultó en triunfo para un Vantage, concretamente el TF Sport de un correcto Salih Yoluc y unos encomiables Charlie Eastwood y Jonathan Adam que presionaron a los rivales casi cuando quisieron. El Aston oficial perdió seis giros en reparaciones, dejando una bonita pelea final por el podio en la que Matt Campbell y Nicklas Nielsen aplastaron a un errático Matteo Cairoli. El italiano se salió en tres curvas en la resalida a 23 minutos y perdió el podio que había trabajado Larry ten Voorde durante la noche y la mañana.

Roberto Merhi imprimió un ritmo buenísimo con el débil Ligier de Eurasia y su esfuerzo quedo en vano por las salidas de pista de su compañero Nobuya Yamanaka, llegando a meta 18º absoluto y 14º en LMP2. Peor suerte corrió Miguel Molina, perjudicado por un pinchazo con Sam Bird al volante y poseedor de una solitaria cuarta posición hasta que Davide Rigon se quedó tirado en la última vuelta. El de Lloret de Mar forma parte así de la lista de 16 coches que no han llegado a meta.

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