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Tragicomedia italiana en Sochi. Crónica del GP de Rusia 2019

Otra vez fue protagonista Ferrari. Otra vez fueron protagonistas las órdenes de equipo. Pero esta vez la victoria fue Lewis Hamilton y el doblete de Mercedes. En un clima de tensión tras lo sucedido en Singapur la Scuderia gestionó de la peor manera posible una carrera que siempre tuvo muy de cara y al final se encontró con que el infortunio mecánico y el consiguiente Virtual Safety Car arruinaban sus opciones tras demostrar ser los más fuertes en Sochi.

No lo sabíamos en el momento de apagarse las luces del semáforo, pero Ferrari ya había acordado lo que debía ocurrir. Con Sebastian Vettel saliendo justo por detrás de su compañero y poleman Charles Leclerc, la idea era que el monegasco no se moviera y que el alemán explotara al máximo el rebufo con el fin de superar a Lewis Hamilton, segundo en parrilla. Pero el plan no salió como se esperaba. La buena arrancada de Vettel y el respeto de Leclerc por las consignas de equipo hicieron que el primero tuviera una ocasión de oro para situarse en cabeza, que no desaprovechó.

De este modo la primera parte de la carrera se convirtió en un culebrón. Ante la falta de acción en pista, limitada a la esperada remontada de Max Verstappen hasta el quinto puesto, la realización tuvo material de sobra con las conversaciones de radio entre Ferrari y sus pilotos. Quedaba claro que había habido un acuerdo para ayudarse en la salida, pero las condiciones del mismo eran interpretadas de manera distinta por Vettel y Leclerc. Uno creía que una vez superado a Hamilton su arrancada era lo suficientemente buena como para hacerse con el liderato por mérito propio; el otro alegaba que no había opuesto resistencia cumpliendo así con lo hablado, dado que prevalecía el interés del equipo. Lo que queda de manifiesto en todo caso es que cuando no hay sintonía entre pilotos o la relación viene ya torcida y escasea la confianza, no hay acuerdos de caballeros que valgan. Sobrados ejemplos tenemos en Fórmula 1.

Sebastian Vettel a todo esto mostró un buen ritmo, escudándose en él para rehuir la posibilidad de ceder el liderato a su compañero. Y Leclerc cedió, mitad consciente de que difícilmente podría adelantar en pista, mitad temeroso de quemar sus neumáticos. Mientras tanto se maquinaba el undercut. Estaba claro que Ferrari intentaría arreglar las cosas en boxes, aún a costa de dejar muchas vueltas más en pista al alemán. Y lo hicieron las suficientes como para que Leclerc saliera holgadamente por delante, aunque olvidándose de que Mercedes optaba por no parar. Y ahí se torció la carrera.

Poco después de su parada el MGU-K del monoplaza de Sebastian Vettel dijo adiós y en el tercer sector pocos sitios donde aparcar un coche hay, siendo aparentemente imposible o no recomendable ir hasta boxes, si bien uno siempre se preguntará qué más da a estas alturas de la película que un motor se pierda o un coche arda si a cambio evitas perder una carrera en un campeonato ya perdido. Así, el alemán forzó el Virtual Safety Car que condenó a su equipo. Mercedes obtenía paradas extra. Y un Safety Car inmediatamente después por accidente de George Russell invitó a los de Maranello a pasar al ataque, cambiando gomas medias por blandas nuevas en el coche de Leclerc para intentar rescatar una victoria que se les había puesto cuesta arriba. Fue en vano. Doblete de Mercedes con poca historia. Y Ferrari convertida en un polvorín cuando mejor forma demuestran sus coches. De poco sirve preguntarse qué hubiera ocurrido de haberse escapado Leclerc en cabeza, a poco que hubiera reproducido el ritmo mostrado a lo largo del fin de semana.

Red Bull estuvo muy lejos en este Gran Premio. Más allá de que Verstappen salía penalizado, el Safety Car tampoco le dio opción a luchar por el podio y sólo esa concatenación de Virtual Safety Car y Safety Car metió a Alexander Albon en la lucha por el quinto puesto, tras pasarse buena parte de la carrera enfrascado en una picante pelea con los Toro Rosso. Ello llegó en detrimento de Carlos Sainz, quien debió conformarse con el lógico sexto puesto tras coquetear con ser tercero en la salida, aguantar brevemente a Bottas en el inicio de carrera e intentar frenar la remontada de Albon hasta pocos giros antes de la bandera a cuadros. En todo caso se vio menos afectado por el Virtual Safety Car que su compañero Norris, a quien se le coló Kevin Magnussen por delante y vio frenado su ritmo, beneficiándose de ello Sergio Pérez para acabar séptimo por delante del británico y el danés. Cerró la zona de puntos Nico Hülkenberg tras una horrible parada que le alejó de la minivictoria entre los ‘humanos’.

El GP de Rusia se cobró unas cuantas víctimas y probablemente de los más afectados fue Alfa Romeo. Todo salió mal. Kimi Räikkönen se saltó la salida de la forma más estúpida posible, no ganando la más mínima ventaja pero siendo sancionado, mientras que Antonio Giovinazzi se vio emparedado en la curva cuatro por Romain Grosjean y Daniel Ricciardo, acabándose ahí la carrera del galo, dañando terminalmente el monoplaza del australiano y sin que el italiano pintara ya gran cosa durante el resto de la carrera. Y Williams se marcó un doble abandono, que enmascara lo que hasta su salida de pista fue una prestación notable de George Russell.

Ferrari cortó así la racha de Ferrari y permitió a Lewis Hamilton y Mercedes recuperar la senda del triunfo. El británico se queda con 73 puntos de ventaja y la casa alemana con 168, por lo que todo apunta a que en México tendremos doble alirón. Pero antes toca visitar Suzuka.

Foto | Scuderia Ferrari

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