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1,9 litros, hectáreas de cromados y tan macarra como matona, así es la moto que se ríe de las Ducati Diavel

Siempre existen los pioneros, los que marcan las directrices a seguir por el resto. Los que acaban teniendo legiones de imitadores. En el mundo de los coches hablamos de los Range Rover o los Tesla Model S, y en el mundo de las motos, hablamos de motos como la protagonista de este artículo. La moto que acuñó la denominación «muscle bike», la moto que conducía Arnold Schwarzenegger en Terminator 2. Una moto que presume de 1,9 litros de cubicaje, hectáreas de cromados y una personalidad macarra y matona. La moto que se ríe de las Ducati Diavel.

Harley-Davidson Fat Boy: la moto de Terminator

Esa moto es la Harley-Davidson Fat Boy 114. Su propio nombre ya es un corte de manga a la corrección política y los buenos modales, y tradicionalmente, ha sido la moto más cantosa y macarra de la marca de Milwaukee. La Fat Boy es una muscle bike, y por definición, es una poco que quiere llamar la atención. Lo primero que debéis saber es que es una moto de grandes dimensiones y un peso muy considerable. Pesa la friolera de 317 kilos en orden de marcha, una cifra muy elevada para una moto de corte deportivo, pero no tan alejada del peso de una Triumph Rocket.

El motor V-twin es parte inconfundible de su diseño, y no se oculta a la vista, se resalta

Fotos de la Harley-Davidson Fat Boy

Este peso va de la mano de su estética abusona, cargada de carácter y hectáreas de cromados. La parte mas llamativa de la Fat Boy es su horquilla delantera tipo «beer-can» y su faro, recubiertos de cromados plateados. A su imponente vista frontal se unen sus llantas de 18 pulgadas, de fundición de aluminio y acabado mecanizado. La llanta frontal tiene 160 mm de sección, pero la trasera presume de 240 mm de sección, más que muchos coches de corte deportivo. Sus dos escapes parecen dos cañones de un rifle. O te gusta, o la odias.

Es una Harley-Davidson de corte muy tradicional, con una posición de conducción muy baja y relajada, pero cómodo. Su manillar no es un «cuelgamonos», y nuestras piernas van apoyadas sobre unas cómodas plataformas de grandes dimensiones. Su instrumentación es escueta y va al grano, y se sitúa – como mandan los cánones tradicionales de la marca – sobre el depósito de combustible. Un depósito de 18,9 litros, muy grande, y acorde con el apetito de combustible de esta moto. Siendo la moto más macarra de Harley-Davidson… no iba a ser un mechero.

Su potencia específica es de solo 50,3 CV/litro, pero a cambio, desarrolla 155 Nm de par motor

Su alma es un motor Milwaukee-Eight de dos cilindros en uve y refrigeración por aire. Un motor de los de toda la vida, y los que han hecho famosa a su marca. Tiene 1.868 centímetros cúbicos y desarrolla 94 CV. No es una potencia demasiado alta, pero hay que recordar que va acompañada de un par motor que solo la Triumph Rocket puede mejorar: 155 Nm a solo 3.250 rpm. Su cambio de marchas es manual, y es transmitido a la rueda trasera mediante una correa. Sobre el papel, tiene un consumo medio de combustible de 5,5 l/100 km – poco me parece.

La parte ciclo de la Fat Boy impresiona también por sus dimensiones, pero no tanto por su rendimiento. La horquilla delantera tiene 49 mm de diámetro, y aunque no lo parezca por estar oculto, hay un monoamortiguador trasero regulable. En pos de la estética, la Fat Boy tiene un solo disco de freno delantero de 300 mm y un disco de freno trasero de 292 mm. No es el mejor equipo de frenado para una moto deportiva, pero es correcto para una cruiser diseñada para las grandes carreteras estadounidenses. Dispone, por cierto, de ABS, control de crucero y control de tracción.

Su faro es de tipo clásico, pero esconde tecnología full-LED

Y ahora es cuando llegamos al asalto a nuestra cuenta corriente. Este icono de dos ruedas no es una moto barata. Sus precios arrancan en la friolera de 28.800 euros, y se disparan por encima de los 35.000 euros si encargamos una versión 120th Anniversary.

Fotos de la Harley-Davidson Fat Boy

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