El fin de Holden está cerca. Al menos de la Holden 100% australiana, con personalidad propia y fabricación australiana. En octubre cesará la producción de los Commodore y Maloo, los Holden de producción local, que serán reemplazados por modelos General Motors de importación. Una triste noticia, sin duda. Pero Holden no se va a ir sin hacer ruido, con las orejas gachas. Holden Special Vehicles acaba de lanzar sus modelos GTSR, con hasta 635 CV de potencia y muy mala leche, especialmente si hablamos del HSV Commodore GTSR W1.
Holden HSV Commodore GTSR W1
El modelo más radical jamás fabricado por Holden. Fijaos en su aspecto: su kit de carrocería está cuajado de tomas de aire, con un paragolpes de aspecto cabreado, pasos de rueda ensanchados y detalles en fibra de carbono, así como emblemas específicos. Su tren de rodaje incluye llantas de 20 pulgadas de aleación ligera, con semi-slicks Pirelli P Zero Trofeo R. La verdadera fiesta, está bajo el capó. Tal y como la marca había prometido, nos encontramos el corazón LS9 del Chevrolet Corvette ZR1 de la anterior generación.
Este V8 sobrealimentado por compresor de 6,2 litros desarrolla la friolera de 635 CV, acompañados de 815 Nm de par motor máximo, a sólo 3.900 rpm. Toda la potencia pasa al tren trasero, a través de una caja de cambios manual Tremec TR-6060 de seis relaciones cerradas. Un autoblocante, una suspensión deportiva SupaShock y el ESP son los únicos mecanismos de control para su furia desbocada. Holden no ha ofrecido datos prestacionales de su deportivo de cuatro puertas y 5,04 metros, y ni falta que hace. No es lento, os lo garantizo.
El comprador de un Commodore GTSR W1 sabe que no va a ser el coche más ligero ni el mejor en curvas, pero será absolutamente demoledor en línea recta. No sólo eso, será pleno en sensaciones y tremendamente exclusivo. Es un muscle car de cuatro puertas. Lo que muchos verán será simplemente sus escapes y su spoiler trasero, posiblemente envueltos en una nube de humo blanco. En su habitáculo, sentado en unos asientos deportivos HSV Podium forrados en Alcantara y agarrando un volante deportivo, su dueño no podrá dejar de sonreír.
Su precio será de 169.990 dólares australianos – casi 120.000 euros al cambio. Sólo se fabricarán 300 unidades. Una forma excelente de acabar la fiesta.
Holden HSV Commodore y Maloo GTSR
Si no deseas pagar tanto dinero por un exclusivo W1 – que recordemos, se basa en la vetusta plataforma Zeta de General Motors, al igual que el también moribundo Chevrolet SS – pero deseas altas prestaciones, Holden te ofrece las versiones GTSR «a secas» de los Commodore y Maloo. En ambos casos, comparten un motor 6.2 V8 LSA, un motor sobrealimentado de nuevo por compresor, montado en el Chevrolet Camaro ZL1 de quinta generación, sin ir más lejos. Desarrolla «sólo» 583 CV y 740 Nm de par motor, en ambos vehículos.
El kit estético exterior es muy similar al de la versión W1, aunque a nivel mecánico sí hay más diferencias. Aparte del motor, también se ofrece con caja de cambios automática de seis relaciones – con control secuencial tras el volante – además de la manual Tremec TR-6060. También disfrutan de suspensión Magnetic Ride Control, los mismos frenos de la versión W1 y un interior algo menos rácing, aumentando la proporción cuero-Alcantara. El Holden HSV Commodore GTSR costará 109.490 dólares australianos – unos 77.000 euros al cambio.
Por su parte, el Holden HSV Maloo GTSR costará 96.990 dólares australianos (68.000 euros al cambio). El vehículo más atractivo del trío es sin duda el Maloo. Claro que el Commodore W1 es el más radical y exclusivo, pero el turismo pick-up tiene algo especial. No es una simple berlina de propulsión, es un pick-up de esta derivado. Un vehículo muy autóctono, que se extinguirá cuando Holden cierre sus instalaciones productivas en Australia. Anacrónico, extraño y probablemente poco lógico, pero absolutamente especial.
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