En un movimiento que nadie esperaba contemplar, Mazda ha presentado en Japón – en el Automobile Council, un pequeño salón solo relevante en el país nipón – una versión de combustión interna de su último lanzamiento. Estamos hablando de una versión de gasolina del Mazda MX-30, que había nacido como eléctrico puro y duro. En este artículo vamos a repasar la lógica tras esta decisión, y comprobar cómo le sienta el nuevo motor al crossover de puertas suicidas de Hiroshima. ¿Hay algo más tras esta curiosa decisión?
Mazda MX-30
Lo primero, es recalcar que el Mazda MX-30 está construido sobre una plataforma diseñada desde cero para coches eléctricos. Bajo el habitáculo se ha instalado un doble fondo en el que se alberga una batería de iones de litio y 35,5 kWh de capacidad. En esta versión recién presentada en Japón, la batería no existe. No sabemos hasta qué punto se ha modificado la plataforma para albergar esta mecánica, pero viendo imágenes de la misma, podemos esperar modificaciones muy escasas. No vamos a decir que sea «plug & play», pero prácticamente.
El espacio que bajo el capó estaba ocupado por el conjunto de motor eléctrico y transmisión ha sido reemplazado por un motor de gasolina de dos litros, denominado 2.0 e-Skyactiv G. Es exactamente el mismo motor de gasolina que podemos encontrar en coches como el Mazda CX-30 o el Mazda3. Estamos hablando de un propulsor atmosférico de 120 CV o 150 CV, asociado a un sistema eléctrico de 24 voltios. Es decir, es un coche semihíbrido, y lo es al estilo de Mazda, que prescinde de hibridación ligera de 48 o 12 voltios, como algunos de sus rivales.
La máquina eléctrica del motor es capaz de aportar hasta 7 CV de forma puntual, mediante una conexión al cigüeñal mediante una polea. Energía que bebe de una pequeña batería de 0,17 kWh de capacidad. Este sistema también actúa como alternador/generador eléctrico y como motor de arranque. En las imágenes que acompañan a la escueta nota de prensa se puede ver que la unidad equipa un cambio automático, el mismo cambio de seis relaciones y convertidor de par disponible en otros modelos. No sabemos si podrá montar un cambio manual, pero no extrañaría en absoluto.
No hay información sobre consumos, prestaciones o peso, al menos por el momento. Tampoco sabemos si se comercializará esta versión térmica en Europa. Pero vemos el sentido de este lanzamiento. Permite a Mazda vender con más facilidad una carrocería diferente e innovadora, de la que nos siguen enamorando las puertas traseras de apertura suicida. Una carrocería que en un futuro tendrá un extensor de autonomía rotativo, y que podría convertirse en un fantástico híbrido enchufable si se conservara la batería de 35,5 kWh y el motor 2.0 al mismo tiempo.
Galería de fotos del Mazda MX-30