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Los mejores ascensos del año en Goodwood no son los más rápidos, pero sí los más divertidos (+vídeos)

El fin de semana pasado tuvo lugar el delicioso Goodwood Festival of Speed, una de las reuniones anuales imprescindibles para todo aficionado. Cuatro días de gasolina, goma quemada, coches clásicos, prototipos únicos, exhibiciones aéreas, motos, coches de competición. Si tienes un mínimo de interés por el motor, tienes claro que Goodwood es el mejor evento del motor a nivel mundial. Sin duda alguna. Como todos los años, se ha celebrado un ascenso cronometrado en los terrenos de Lord March, y como siempre, los mejores y más espectaculares ascensos no han sido ni mucho menos los más rápidos.

El primero de estos ascensos espectaculares tiene como protagonista a un Jaguar MkI. Una preciosa berlina deportiva de los años 50, con uno de los diseños más icónicos de la marca británica. Su versión de competición -en este caso participaba en el BTCC, el British Touring Car Championship- llevaba al límite las posibilidades de su motor de seis cilindros y 3,4 litros, además de poner a punto un bastidor de por sí muy equilibrado. Grant Williams lo ha pilotado como un coche así debe pilotarse, derrapando en cada curva de forma grácil, regalando a los espectadores el agresivo rugido de su motor.

El récord de este año en el Goodwood Festival of Speed ha ido a parar al Volkswagen I.D. R Pikes Peak, que ha completado el ascenso en sólo 43,86 segundos.

Tampoco podemos obviar el ascenso de uno de los pocos Shelby Cobra Daytona originales en existencia. Un coche de carreras con un extenso pedigrí en circuito, un coche actualmente valorado en nada menos que 25 millones de libras, unos 28 millones de euros. Cifras de escándalo que no impiden a su propietario quemar rueda durante más de 50 metros después de la línea de salida. Tampoco se corta en tomar completamente de lado algunas curvas, ni en exprimir al máximo su mecánica V8 de 7,0 litros y más de 500 CV. Así es como deberían usarse los coches clásicos de carreras, no como simples adornos o instrumentos de inversión.

Puede que el ascenso que más me haya impresionado de todo el festival haya sido el de Liam Doran, a bordo de un Ford RS200 con especificaciones Pikes Peak. El irlandés ha participado en varios X-Games y es un portento del durísimo rallycross. Su Ford RS200 tiene más de 900 CV y una preparación mecánica de altísimo nivel, con una relación peso-potencia que deja en ridículo al Bugatti Chiron. Tras tomar la primera curva con el cuchillo entre los dientes y una precisión milimétrica su carenado trasero colapsa, mandando al coche contra las protecciones de paja. Aún con accidente incluido, me quito el sombrero.

Su control al límite de un Ford RS200 de casi 1.000 CV es impresionante. Un fallo mecánico le lanza contra las protecciones del circuito.

No podemos cerrar estos vídeos sin descubriros el «Frankenstein» que es el Peugeot 205 de Vincent Foucart. Este ingeniero y piloto de rallye ha creado un monstruo con piezas de Peugeot 205 T16, Peugeot 306 Maxi… y motores rotativos Mazda. Su extraño híbrido usaba hace años un motor V16 compuesto por cuatro motores de Honda CBR600RR, y ahora emplea un motor 20B de tres rotores y origen Mazda, en posición central trasera. Con una potencia posiblemente cercana a los 500 CV, su agresividad al volante termina en una espectacular salida de vía sin consecuencias. Pero demonios, ¡qué sonido!

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