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Con el ocaso del Mercedes SLK 55 AMG, Mercedes dice adiós de forma definitiva a los atmosféricos

Ahí van un par de datos que os harán sentir viejos. El único motor atmosférico de toda la gama BMW es el bicilíndrico de moto que extiende la autonomía del i3. Aunque Audi aún mantiene algunos atmosféricos de altas prestaciones en cartera, es la única alemana premium en esa batalla. Con el lanzamiento del Mercedes SLC, Mercedes dice adiós para siempre a los motores atmosféricos. Me refiero concretamente al Mercedes SLK 55 AMG, cuyo motor V8 atmosférico acaba de ser retirado por un V6 biturbo de menor potencia. Qué tiempos estos.

El Mercedes SLK 55 AMG fue un deportivo muy atípico

El SLK 55 AMG siempre equipó motores 5.5 V8 atmosféricos. Una aproximación muscle car de lo más interesante.

Cuando Mercedes lanzó su primera versión AMG del SLK – hace unos 15 años ni más ni menos – lo equipó con un 3.2 V6 de tres válvulas por cilindro, sobrealimentado por un compresor, con el que desarrollaba 354 CV. Era una época en la que AMG experimentaba de forma constante con los V6 e incluso con motores de ciclo Diesel, que montaría en los C 30 CDI AMG. Aquél V6 sobrealimentado era un propulsor radical, creado únicamente para un modelo AMG. Sólo se montaría durante su primera generación, ya que sería poco después sustituido por potencia V8.

La segunda generación del Mercedes SLK se inspiró en el SLR para su diseño, con aquél morro tan afilado y puntiagudo. A día de hoy sigo pensando que fue la generación más bonita, aunque su interior fuese algo soso. La versión de altas prestaciones pasó a llamarse SLK 55 AMG, y aunque su potencia apenas varió, sí cambió enormemente su origen. Mercedes abandonó los V6 e instaló un enorme V8 atmosférico de 5,5 litros y tres válvulas por cilindro en su lugar. Un motor con sólo 6 CV más que el SLK 32 AMG.

Un roadster poco más grande que un utilitario, con un V8 bajo el capó y tracción trasera. Realmente único.

El SLK 55 AMG tenía toneladas de par motor y a pesar de ser 80 kg más pesado que su predecesor, era más rápido en todos los registros. Realmente, el SLK 55 AMG siempre ha sido un coche único. Su aproximación es muy similar a la de un muscle car: montar un gigantesco V8 atmosférico en una carrocería que no llegaba a los 4,10 metros. Definitivamente, un coche que ningún otro fabricante se atrevía a construir. Mercedes mantuvo muy viva la llama de los V8 en Europa, aunque fuesen coches destinados en gran parte a Estados Unidos.

Oda al último atmosférico de Mercedes

El Mercedes SLK 55 AMG actual – ya en su tercera generación – es un coche muy similar a la segunda generación en planteamiento y ejecución. Su motor M152 es una versión atmosférica de los M157, motores V8 Biturbo de 5,5 litros que han montado, y siguen montando algunos AMG, como por ejemplo los CLS 63 AMG. Aunque el tamaño del SLK 55 AMG sólo creció hasta los 4,15 metros, su potencia creció hasta los 421 CV. Todos pasaban al tren trasero mediante una caja automática de siete relaciones, haciendo posibles prestaciones sorprendentes.

El Mercedes SLK 55 AMG era el último Mercedes con motor atmosférico que quedaba en la gama. Tal y como lo oyes.

Hablamos de un 0 a 100 km/h de sólo 4,6 segundos. Gracias a una tecnología de desactivación parcial de cilindros, conseguía homologar un consumo medio de 8,4 l/100 km. ¿Por qué motivo Mercedes desarrolló una versión atmosférica del M157 para esta aplicación de forma exclusiva? La plataforma del Mercedes SLK 55 AMG no dejaba sitio para instalar el V8 Biturbo de los AMG más potentes. Un SLK 63 AMG con cerca de 500 CV de potencia habría sido un espectáculo digno de verse, y una potencia a todas luces excesiva para el pequeño roadster.

El V8 atmosférico de alta cilindrada le daba un carácter único, y un sonido de escape sensacional, aunque no fuese el coche más dinámico ni ágil de su segmento: un Audi TT-RS era más rápido en todos los registros, con tres cilindros y 80 CV menos. Con el lanzamiento del Mercedes SLC – un lavado de cara con el que renombran al SLK – el V8 atmosférico de AMG dice un adiós definitivo, y también lo dicen los motores atmosféricos en toda la gama Mercedes. Ni un solo Mercedes sale ya de fábrica sin turbos bajo el capó.

¿Hay esperanza para el Mercedes-AMG SLC 43?

Nos merecíamos un Mercedes SLK 55 AMG más radical y potente, como despedida digna de los atmosféricos.

Aunque se llame AMG SLC 43, bajo su capó nos encontramos con un 3.0 V6 doblemente turboalimentado. Su potencia disminuye desde los 421 CV hasta los 367 CV. Su par motor es también inferior, con 520 Nm entre las 2.000 rpm y las 4.200 rpm, 20 Nm menos que el V8 atmosférico. Seguimos: su 0 a 100 km/h es 0,1 segundos superior, con un registro de 4,7 segundos. Su consumo medio homologado es sólo 0,6 l/100 km inferior al V8. Su peso será ligeramente inferior, pero no disponemos del dato de peso en estos momentos.

Sin embargo, lo que más me duele, es que no se trata de un motor AMG «pata negra». No es un propulsor fabricado en Affalterbach, es el mismo V6 con dos turbos que montan coches como el Mercedes GL 400 o el Mercedes C 450 AMG. Un motor probado, potente y sensato… pero generalista. ¿Dónde está la chapita con el nombre del técnico que ensambló el motor? ¿Donde quedó la filosofía «one man, one engine» de otros AMG? La gama AMG del roadster pierde carácter, por muchos kits estéticos y sonido que canalicen a través de los altavoces.

No todo es malo en este cambio generaciones: el Mercedes-AMG SLC 43 estrena suspensión adaptativa deportiva, una caja automática de 9 relaciones de lo más rápida y un interesante diferencial autoblocante mecánico trasero, no una simulación electrónica del mismo. No dudo de la efectividad de la combinación de V6 biturbo y caja automática, pero quitarnos un V8 atmosférico de esta manera es como regalar un juguete a un niño y quitárselo cuando está disfrutando de él. El Mercedes-AMG SLC 43 es mucho más convencional.

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