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Toyota Century: el Rolls-Royce japonés con motor de doce cilindros cuya existencia desconocías

El lujo más opulento y tradicional no es sólo cosa de Rolls-Royce o Bentley. Quizá supieras que el buque insignia de Toyota a nivel mundial es el Lexus LS 600h L, un enorme buque híbrido de casi 500 CV, cargado de tecnología. Pero probablemente no sepas que el verdadero buque insignia de Toyota en su mercado doméstico se llama Century. El Toyota Century es una berlina tradicional, que apenas ha cambiado en los 49 años que lleva en producción. Ah, y es el único coche en el que Toyota ha montado un motor de 12 cilindros en uve. ¿Intrigado?

Su nombre Century, era un homenaje al centenario del nacimiento de Sakichi Toyoda-san. Fundador de Toyota, nacido en 1867.

El Toyota Century nació en 1967, como una versión lujosa y refinada del Toyota Crown Eight. La economía de Japón estaba creciendo a pleno rendimiento, Toyota asombraba al mundo con el 2000GT, y los adinerados empresarios necesitaban un coche de representación en el que moverse. Nissan se adelantó a Toyota con su President, pero los de Osaka contraatacaron con el Century. Desde el comienzo de su producción, fue fabricado prácticamente a mano sin escatimar un sólo yen en materiales, control de calidad e ingeniería.

Su primera generación – al igual que su sucesor, lanzado 30 años después – ya fue utilizada por el Emperador de Japón, el Primer Ministro, personalidades y hombres de negocios. En el proteccionista mercado japonés, nadie quería un Rolls-Royce: si querían impresionar sólo tenían que acudir a una reunión sentados en el asiento trasero de un Toyota Century. El Toyota Century era un coche para ser llevado con chófer, con unos enormes asientos traseros y comodidades que pronto pasaremos a discutir.

El Toyota Century lleva produciéndose de forma ininterrumpida desde hace nada menos que 49 años.

El Toyota Century siempre equipó grandes avances tecnológicos. En 1971 ya tenía climatizador automático y en 1982 su motor 4.0 V8 recibió inyección electrónica de combustible. Ese mismo año vio la introducción de cambios en su interior, un sistema de comunicaciones por fibra óptica y un lavado de cara exterior. Desde 1982 su estética no ha cambiado un ápice. Aunque en 1997 se estrenó una nueva generación, con una plataforma evolucionada y un nuevo motor, un Century del año 2016 apenas es distinguible de una unidad de 1982.

Su segunda generación trajo consigo varios cambios de importancia – aunque año a año, el Century evolucionase técnicamente de forma discreta. El mayor cambio fue la introducción del primer motor V12 desarrollado por Toyota. Fue y es el único V12 de la marca japonesa. Su código interno es 1GZ-FE. Este propulsor de 5,0 litros de cubicaje e inyección indirecta de combustible fue diseñado con la máxima suavidad de funcionamiento en mente. Su entrega de potencia debía ser sedosa y refinada, pero al mismo tiempo contundente.

El interior es lujoso y de calidad, pero parece sacado de un coche de los años 90… porque realmente es un coche de los años 90.

Apenas desarrolla 280 CV a 5.200 rpm, aunque dicen las malas lenguas que su verdadera potencia es de unos 310 CV. Más importante que la potencia es el par máximo, de 481 Nm a sólo 4.000 rpm, con 400 Nm disponibles ya desde las 1.200 rpm. Este refinado motor pasa la potencia al tren trasero mediante una caja de cambios automática de seis relaciones, que sustituyó a la caja de cuatro relaciones con la que se estrenó el lavado de cara. Su suspensión es de aire, ideal para el máximo confort a bordo de los pasajeros.

Pero verdaderamente, el confort está a otro nivel con respecto a lo que estamos acostumbrados. Para empezar, la tapicería no es de cuero, sino de lana natural. Sólo los Century de servicio usan tapicerías de cuero, más sencillas de limpiar y de mayor durabilidad. Las puertas traseras se abren casi con un ángulo de 90 grados, y el accionamiento de la puerta es electromecánico. Es decir, el tirador está conectado a un motor eléctrico, que es el que acciona el mecanismo de apertura. Lo mismo ocurre para el cierre.

Al tipo de cambio de actual, un Toyota Century cuesta el equivalente a 100.000 euros. Se sigue construyendo a mano.

El lujo japonés es una experiencia silenciosa y refinada, y abrir o cerrar una puerta mecánicamente es considerado poco refinado por algunos clientes. Tal y como lo oyes. El confort es máximo en las plazas traseras, que son reclinables y se desplazan longitudinalmente. Una batalla de 3.025 mm y una carrocería de 5,27 metros – existe una versión limusina aún más larga – permiten que los pasajeros de las plazas traseras puedan estirar sus piernas y apoyar sus pies en unos soportes ad-hoc. En vez de cristales tintados, usan cortinillas de tela.

Desde 2006 equipa un sistema de infoentretenimiento G-BOOK, actualizado a través de Internet. No esperéis equipamiento mucho más moderno, nada de conectividad avanzada o una oficina móvil. El Toyota Century evoluciona, pero lo hace lentamente. Apenas ha cambiado en sus 50 años de vida, y es esencialmente el mismo coche que era hace 20 años. Como curiosidad, el preparador Top Secret ha creado un bestial Toyota Supra con 1.000 CV de potencia usando un motor 1GZ-FE sobrealimentado por un sistema de dos turbos.

Toyota Century Royal: el coche del Emperador

El Primer Ministro de Japón se mueve en un Lexus LS 600h L, mientras que el Century se reserva a la realeza. No hace falta decir más.

Japón es aún un imperio, y como tal, su rey es el Emperador Akihito. Se mueve en un Toyota Century especialmente fabricado para él, valorado en medio millón de euros. Aunque usa como base la plataforma del Century y su sedoso motor V12, su carrocería tiene mucho más espacio en la parte trasera, y una imagen más regia. Mide 6,12 metros de longitud. No está blindado, pero tiene multitud de detalles específicos como verdadero coche de imagen país. Por ejemplo, los vanos de las puertas están recubiertos en granito.

Por supuesto, equipa la tapicería de lana – nada de cuero – y el techo está forrado de papel de arroz. En las puertas se ha pintado con pan de oro un crisantemo, que representa el trono de Japón. Antes, el emperador usaba imusinas Nissan Prince Royal, pero con 40 años de edad comenzaban a mostrar signos de deterioro. Cuando una unidad se averió en acto de servicio, la Agencia de la Casa Imperial decidió que era hora de buscar sucesores. El emperador dispone de cuatro unidades a su servicio.

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