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Prueba Mercedes-AMG GT R: liberamos a la bestia

Imponente, impactante, irracional… Mercedes-AMG ha creado un deportivo de esos que dejan huella, una máquina tan visceral en sus sensaciones como efectiva en el circuito. Así es el Mercedes-AMG GT R que hoy ponemos a prueba, la especificación más extrema que ofrece el Mercedes-AMG GT y que fue desarrollada para ser uno de los reyes en el infierno verde, en Nürburgring. Con sus 585 CV y en el espectacular color Light Green Magno esta máquina es todo un desafío, un reto que nos va a llevar a aprender a domar el carácter de semejante bestia.

El Mercedes-AMG GT R es y será un coche de culto, pensado para plantar cara a los 911 GT3 y compañía

Hulk lo llaman, será por su peculiar color verde me digo a mí mismo, pero apenas lo escucho arrancar por primera vez en frío ya me percato de que el personaje de Marvel puede ser un magnífico apelativo y sin importar el color que luzca su carrocería. Del Mercedes-AMG GT he tenido la fortuna de conducir todas sus especificaciones – el Merdeces-AMG GT C Roadster fue el último -, sabores todos ellos repletos de matices donde las diferencias existen para enamorar a diferentes perfiles de cliente, desde el que busca el coche de disfrute hasta el que ansía altas prestaciones. Pero el Mercedes-AMG GT R está muy por encima de todo eso, militando en un escenario donde el resto de hermanos de gama no se atreven siquiera a aparecer.

Lo primero que debemos tener en cuenta sobre el Mercedes-AMG GT R es que se trata de una especificación donde AMG ha dado el do de pecho. Si el Mercedes-AMG GT ya es un coche diseñado del primer al último tornillo en Affalterbach, el GT R es una selección de lo mejor de ese coche para refinarlo aún más y dar un salto en prestaciones. Mercedes-AMG no se ha andado por las ramas con el GT R y desde el primer momento ha ubicado a esta versión en los circuitos, en las pistas donde se buscan cronos, y es que esa es la verdadera esencia de este coche que incluso fue capaz de girar en el circuito de Nürburgring en 7 minutos y 10,92 segundos.

Mercedes-AMG no es un fabricante demasiado interesado en poner en el mercado coches de calle pensados por y para los circuitos, lo suyo son más bien las sensaciones, las emociones… pero de tanto en cuanto nos regala a los aficionados la posibilidad de disfrutar de su experiencia en competición con tiradas limitadas o versiones especiales como es el caso del GT R. Y con este enfoque nos encontramos con la principal gran diferencia que hemos encontrado con respecto a sus hermanos, para nuestra sorpresa no es un coche excesivamente nervioso o juguetón, es un coche que exige al conductor en pilotaje, pero que a cambio puede regalatarte una de las trazadas más rápidas que jamás hayas hecho.

El motor V8 jamás desfallece, la respuesta es instantánea y el sonido enamora, eso sí, su apetito es insaciable

No me malinterpreteis, el Mercedes-AMG GT R es una bestia a la que debes saber domar, tanto para sacar su mejor cara, como para no ser víctima de su rabia. Su motor 4.0 V8 Twin-Turbo de 585 CV y 700 Nm en configuración de V caliente es el principal rasgo de su carácter, con muchísimo empuje que ofrecerte en todas, y repito ¡TODAS!, las relaciones de cambio que ha de digerir su rápida caja de cambios de doble embrague y las ruedas traseras. Aunque todos sabemos que este motor puede subir de potencia, el Mercedes-AMG GT R va sobrado de ella, haciendo recaer todo el peso de su efectividad sobre una exquisita puesta a punto donde encontramos un diferencial autoblocante, un tren trasero direccional, suspensión adaptativa y una calibración del control de tracción que permite hasta 9 niveles diferentes de intervención. Sí, es esa ruleta de color amarillo plagada de LEDs en mitad del salpicadero, ahí reside la diversión de este coche, donde tras desactivar a todas las niñeras electrónicas, te encomiendas a un control de tracción que puedes personalizar casi al milímetro. ¿Cuánta rueda quieres perder? Sírvete a placer.

Y sumergidos en el interior nos encontramos con uno de los habitáculos más deportivos del momento, también uno de los que más luces y sombras ofrece. Me explico. Mercedes-AMG ha condicionado la habitabilidad del interior a la ubicación de su motor V8 en posición central y del cambio sobre el tren trasero. Esto obliga a que aparezca la enorme consola central, aprovechada eso sí para ubicar decenas de botones, mandos y controles que dan un aspecto muy llamativo y personal. Cuando nos cobijamos en sus baquets, de excelente factura eso sí, la sensación es de cierta claustrofobia ya que el espacio en anchura es reducido y la prominencia de la consola se hacen notar. El puesto de conducción está confeccionado para desarrollar la mejor experiencia para sus dos ocupantes, con el morro siempre protagonista y con una postura óptima para la conducción deportiva. Pero lo que echamos verdaderamente en falta en el habitáculo del GT R es la presencia de mayor identidad por parte AMG, pues todos los mandos provienen de otros modelos Mercedes y algunos materiales no casan con el estatus de este coche que supera holgadamente los 200.000 euros en esta unidad. Son detalles, no de vital relevancia, pero sí a tener en cuenta para futuras revisiones del modelo.

Pero volvamos a lo importante, desatemos a la bestia. Pese a la efectividad de su puesta a punto y las posibilidades que ofrece su tecnología, el Mercedes-AMG GT R gusta de descolocarse si no tratas con suavidad el acelerador o te gusta morder la dirección. Con tantísimo par y unos Michelin Pilot Sport Cup 2 que necesitan de temperatura para sentirse cómodos, el Mercedes-AMG GT R es un maestro del sobreviraje, pasado el warm up del calzado va cogiendo la trazada, y una vez cumplido con el calentamiento el coche te pide una bandera a cuadros.

La particular configuración de motor V8 tan retrasado obliga a que vayamos sentados casi encima del tren trasero y en una posición realmente baja, esto es algo que requiere de cierta adaptación, pues además tenemos en nuestras manos una dirección rápida y de mucho peso que añade giro desde el tren trasero. Esto se traduce en que el paso por curva del Mercedes-AMG GT R es realmente sorprendente, y aunque a menudo piensas que vas demasiado lanzado como para salir airoso del giro, con sólo un poco de volante el GT R se coloca y devora curvas pidiéndote más gas.

Es un coche rápido, efectivo e incluso «cómodo», pero posiblemente sea uno de los trasera más divertidos para aprender qué es el sobreviraje

El ritmo que puede imponer el Mercedes-AMG GT R es muy alto y todo en él te incita a subir el nivel, giro tras giro, recta tras recta. Su motor resuena en tus oídos con bramidos y continuos pertadeos, uno de esos rugidos que te hace vibrar todo el cuerpo, pero si piensas que la aceleración es de las que te saca una sonrisa, la frenada de su equipo carbocerámico es de las que te deja sin aliento. Sinceramente puedo hablar sin tapujos de una de las mejores puesta a punto que he catado hasta la fecha, con margen para afinar si pensamos sólo en circuito, pero con un equilibrio en pos de la efectividad sin nada que objetar. ¡Pero es que además es cómodo! Como muchos ya sabréis, mi lugar de residencia está en Málaga, y hasta allí me llevé el Mercedes-AMG GT R para un sorpresa que aún os tengo reservada. Hasta el instante antes de la recogida del Mercedes-AMG GT R en Madrid pensaba que los más de 500 kilómetros iban a ser toda una tortura para mi espalda, pero nada más lejos de la realidad, circulando en modo confort la suspensión permite un elevado nivel de comodidad y sus baquets – que agarran bastante bien cuando se les necesita – no martirizan tus lumbares. Un rey en Nürburgring puede ser cómodo.

Semejante aparato parece que puede tener pocas cosas a mejorar, pero son ya muchos los rumores que hablan de Black Series o similares. Tras probar de lo que es capaz el Mercedes-AMG GT R sólo puedo decir que sí, que esta receta puede mejorarse, no será fácil y tampoco veremos una mejora excepcional, pero subir ese peldaño es posible. Aún así, lo que de verdad tengo claro es que el Mercedes-AMG GT R me ha sorprendido por ofrecer una receta muy equilibrada, y entiéndase equilibrada como un coche que siendo capaz de marcar uno de los mejores tiempos en Nürbrurgring, también es capaz de conciliar usos más lúdicos sin dejarte la salud en ello.

Vídeo destacado del Mercedes-AMG GT

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