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Cómo evitar averías en los diésel modernos: EGR, filtros, Adblue...

Los diésel se han convertido en el enemigo público número uno, y el centro de atención de la opinión pública. Los compradores se piensan, cada vez más, si adquirir un diésel, y valoran opciones, aunque no siempre empleando los argumentos adecuados. El temor a restricciones y prohibiciones disuade a muchos de adquirir un diésel, pero desde el rigor, nosotros preferimos ser pragmáticos, y como venimos haciendo desde hace años, mantenemos nuestro discurso y recomendamos el diésel únicamente a aquellos que realmente recorrerán suficientes kilómetros como para justificar su compra. Y eso tiene mucho que ver con el tema que queremos tratar hoy, sobre cómo evitar averías y problemas en los diésel modernos.

Cómo evitar averías en los diésel modernos

El talón de Aquiles de los diésel modernos es, sin lugar a dudas, el de los sistemas anticontaminación. Con la introducción de normativas de emisiones más estrictas, los diésel han ganado en complejidad, y han incorporado sistemas que consiguen que sean más limpios, pero que también pueden generar algunos problemas.

Un componente muy propenso a sufrir averías es el dedicado a la recirculación de gases, más conocido como EGR. Un buen consejo para evitar problemas en este sistema, que algunos llegan incluso a anular en su diésel, pasa por respetar la temperatura de servicio del motor, intentar no forzarlo cuando aún está frío, ni tampoco excedernos en el uso de marchas largas, evitar ahogar el motor, o realizar una conducción constante a un régimen de revoluciones muy bajo. Ver consejos para evitar averías en los sistemas anticontaminación diésel.

Diésel: EGR, FAP y Adblue

Los filtros de partículas también son especialmente propensos a generar problemas. Los diésel modernos suelen aplicar lógicas de regeneración conservadoras, que evitan la obstrucción del filtro, pero según nuestros hábitos y nuestro estilo de conducción, podríamos estar interrumpiendo esa regeneración y, sin quererlo, generar problemas. La conducción en trayectos cortos, y urbanos, es especialmente delicada para este sistema anticontaminación. Con lo cual, si nuestro hábito de conducción del diésel es este, recomendamos salir de vez en cuando a carretera, y mantener el motor a un régimen de revoluciones alto y constante durante unos kilómetros, para facilitar la incineración y eliminación de las partículas y depósitos acumulados en el filtro.

Por lo general, otros sistemas como los encargados de reducir emisiones de NOx, los SCR, y Adblue, no son tan propensos a generar problemas. Pero sí deberíamos conocer en qué consiste un sistema de reducción de emisiones basado en Adblue, que recordemos requiere que rellenemos un depósito con este aditivo. Los coches modernos suelen avisar antes de agotar su depósito de Adblue, y en ocasiones las recargas están pensadas para coincidir con los periodos de mantenimiento, pero es importante que sepamos cómo recargarlo, para evitar que se agote, en cuyo caso el coche podría dejar de funcionar correctamente, entrando en modo fallo para obligarnos a recargar AdBlue o incluso pasar por el taller.

Los sistemas anticontaminación, por lo tanto, son los elementos específicos de los diésel que más problemas suelen generar. En cualquier caso, no son los únicos, y también deberíamos cuidar otros componentes presentes tanto en motores diésel como en gasolina, como el turbo (ver consejos para cuidar tu motor turbo).

Ver guía de coches diésel baratos en ¿Qué coche me compro?

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