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La historia de la semana: Rubens Barrichello, campeón tras dos décadas

Cuando Rubens Barrichello ganó el campeonato británico de Fórmula 3 en 1991 por delante de promesas como David Coulthard, Gil de Ferran y Jordi Gené, seguramente esperaba llegar a ganar carreras en la Fórmula 1 en cinco o seis años y luchar por el título o quien sabe si incluso ganarlo. Poco se imaginaba que su siguiente título iba a llegar -con la salvedad del Formula 1 Indoor Trophy italiano de 1993-, nada más y nada menos que 23 años después, en su Brasil natal.

La dilatadísima carrera de Barrichello en la Fórmula 1 -es el piloto con más grandes premios disputados- le trajo podios, victorias y subcampeonatos, además de una verdadera lucha por el título en 2009 aunque fuera siempre como «outsider». Tras dejar el gran circo a finales de la temporada 2011 aunque no fuera de forma voluntaria, el brasileño se lanzó a por la IndyCar como concepto de carreras algo más relajadas aunque competitivas.

Aún así y a pesar de rendir relativamente bien en su primera temporada y lograr el título honorífico de debutante del año en las 500 millas de Indianápolis, Barrichello no quedó convencido con los monoplazas americanos. Requerían demasiado esfuerzo tanto mental como físico y con un Rubinho que ya no estaba en su plena juventud, la decisión de dejar los monoplazas llegó como algo completamente natural. ¿Su destino? El Stock Car Brasil, donde debutó el mismo 2012.

Las primeras carreras en Curitiba, Brasilia e Interlagos no trajeron buenos resultados con una retirada y dos vigésimo segundas posiciones. Dichos resultados hacían pensar que Barrichello podría quedarse en la IndyCar pero finalmente llegó a un acuerdo con Full Time Sports, el mismo equipo con el que compitió en esas últimas carreras en 2012. A nivel mediático era un fichaje estrella pero también se llegó a la conclusión de que había cierto potencial.

De Peugeot en 2012 pasó a Chevrolet en 2013 y los resultados mejoraron. El primer podio en circuito urbano de Salvador -su experiencia en la Fórmula 1 y la IndyCar ayudó- y la primera pole position en Cascavel hacían presagiar buenos resultados futuros. La primera temporada completa se completó con una nada despreciable octava posición final. Pero para 2014, el objetivo tenía que ser uno mucho mayor. Ganar carreras, estar arriba…

Las primeras carreras no trajeron resultados mucho mejores y tras las tres primeras rondas, parecía que Barrichello se había quedado estancado. Las cosas mejoraron en la cuarta con un segundo puesto en Goiania y un fin de semana triunfal, también en Goiania, que trajo una nueva pole position y su primera victoria en el campeonato. Para terminar de reforzar su candidatura al título, Barrichello se impuso en la primera carrera de la siguiente ronda, en Cascavel.

Tras una temporada muy regular, siempre en los puntos y con dos podios más en Curitiba y Tarumã, el ex-piloto de Fórmula 1 se plantó en la última carrera del año con opciones de título. El brasileño contaba con 14,5 puntos de ventaja sobre un Átila Abreu que en su séptima temporada completa, se encontraba con la mejor oportunidad de su carrera deportiva de llevarse el título. Abreu pilotó casi a la perfección pero no pudo batir a Daniel Serra, ganador de la última carrera en Curitiba.

Para el líder del certamen, una tercera posición dejó el título quedaba sentenciado y un exultante Rubens Barrichello lo celebró por todo lo alto. En su línea habitual, el siempre familiar piloto paulista hizo subir a sus dos hijos al podio -con gorras de Medley, patrocinador principal del equipo, claro está- y con ellos volvió a ser campeón, más de dos décadas tras la última vez que llegó a final de año como el piloto con más puntos en cualquier certamen en el que hubiera tomado parte.

En algunos casos, ganar no es lo más importante. Rubens Barrichello es recordado por su talento como piloto pero también por su simpatía, su sinceridad y el calor hacia a su gente. Puede que lo único que le faltara en ese celebrado 2014 fuera la participación en los dos últimos grandes premios de Fórmula 1, en Brasil y Abu Dabi. Habría podido finalmente despedirse de sus aficionados y de la categoría que tanto le ha dado -no lo hizo en 2011, afirmando que quería seguir compitiendo- y habría puesto un broche de oro a su carrera deportiva aunque fuera sin resultados y «solo» por hacer un poco de fiesta. Aunque la oportunidad para hacerlo con Caterham surgió, el dinero llegó tarde.

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