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El difícil camino que forjó al Campeón. Así fue la historia de Ott Tänak hasta coronarse en el WRC

“Ott, ¿Cómo conseguiste sobrellevar la presión este fin de semana?”. “Creo que el hecho de tener una carrera difícil hasta aquí me ayudó a ello”. Y es que el flamante Campeón del Mundo de Rallyes 2019 no ha tenido ni mucho menos un camino sencillo hasta que el pasado domingo descorchó con su particular manera, golpeando la parte inferior contra el suelo, el champán que sabía a años de recuerdos, a las victorias conseguidas en los últimos tres años y al dulce sabor de saberse el mejor piloto del mundo por un tiempo.

Podía presumir de sumar su nombre a los libros de historia de Toyota como cuarto piloto que consigue el título individual con ellos, algo que comenzó Carlos Sainz (1991-1992), mantuvo Juha Kankkunen (1993) y que consolidó el conductor de ambulancias más rápido de Francia, Didier Auriol (1994). Siempre fue un piloto que destacó en cada uno de los pasos anteriores que dio hasta la categoría absoluta, con unos inicios humildes en su estonia natal, con un brillante paso por la Pirelli Star Driver en la que se enfrentó y venció, entre otros, a Hayden Paddon, y el espectacular duelo en el SWRC con Juho Hänninen que nos hizo vibrar aquel año 2011.

¿Cómo un piloto que antes de 2010 tan solo se había dejado ver en Portugal y Finlandia con el Subaru Impreza del Grupo N había conseguido tomarle tan rápido el pulso al Mundial? Eso no se había escapado al ojo clínico de Markko Märtin, un piloto cuya carrera quedó interrumpida aquella mañana de septiembre en el Rally de Gales y que había conseguido sumar cinco victorias en el WRC poniendo a Estonia en el mapa del deporte.

Él ayudó a dar el siguiente paso, la participación en la temporada 2012 con el Ford Fiesta RS WRC y el único apoyo, además de la FIA, de los que precisamente son los rivales naturales del fabricante italiano de neumáticos que le ayudó a dar sus primeros pasos, Michelin. Ahí llegó su primer gran bache. La adaptación no fue la correcta y los muchos accidentes en la segunda mitad del año le dejaron fuera del Mundial tan rápido como llegó. Precisamente en España tuvo dos prácticamente iguales, chocando lateralmente con un guardarraíl a gran velocidad, lo que despertó para algunos una alarma al creer que no estaba preparado

Estar a punto de dejarlo y empezar de cero, otra vez:

Llegó a plantearse dejarlo todo y dedicarse al negocio familiar. Regresó a Estonia para formar una familia y estuvo a punto de coronarse campeón con un Subaru Impreza WRX Sti N12, algo que le permitió ganarse la confianza para su regreso al Mundial, en este caso con el Ford Fiesta R5 de una DMACK que estaba dando sus primeros pasos. Una victoria en Finlandia, quinto clasificado en la general en un año que arrasó Nasser Al-Attiyah y la oportunidad que le daba Malcolm Wilson para competir con un coche oficial. Un único podio en Polonia y un año para olvidar en el plano de M-Sport que dejó fuera a sus dos pilotos, tanto Ott como Elfyn Evans.

Tras trabajar con ellos en el WRC2 anteriormente, DMACK lo repescó y confió en él para llevar un paso más arriba su internada en el Mundial. Vistieron un Fiesta RS WRC con sus colores corporativos y le pusieron todas las facilidades para que mostrara su talento en un año repleto de sustos y amargura, pero también de madurez. Tras caerse a un lago en México 2015, Tänak aprovechó sus conocimientos impartidos por su padre, bombero de profesión, para evitar que se calcinara su unidad en Portugal tras una salida de pista. Rebajó la temperatura de las fibras antes de que echaran a arder y salvó del fuego la unidad de la empresa británica, algo que no pudo hacer Hayden Paddon, accidentado en el mismo punto y razón por la que se incendió el fuego de la zona.

El otro gran momento de la temporada fue Polonia, donde mostró que había vuelto para quedarse, con una velocidad y una consistencia con la que no tuvieron nada que hacer los hombres de una Volkswagen que era imbatible. Andreas Mikkelsen tuvo que esperar hasta que un pinchazo ya el domingo dejara a Tänak entre lágrimas. La primera vez que le veríamos completamente hundido, necesitando el consuelo de su esposa, siempre fiel a la tradición de esperarle en meta como ha ocurrido este pasado domingo. Para ellas fue el primer beso como Campeón del Mundo, el segundo para su madre: “Mi madre me dijo ayer por la noche que, ‘si quieres conseguir un sueño, hay que hacerlo realidad’. Y, simplemente, tenía que hacerlo realidad”.

Inexpresivo en condiciones normales, con un sentido del humor muy escondido, aunque existente, lo hemos visto otras veces hundido anímicamente, entre ellas Gales y España en 2018 y especialmente en Cerdeña 2019, cuando el fallo de la dirección arruinaba una victoria peleadísima a la que tan solo le restaba completar la Power Stage. De todas ellas se levantó y quizás esa experiencia en la isla mediterránea le llevara a lanzarse como lo hizo tanto en Gales como en España a por los 5 puntos de la Power Stage, sabiendo que hasta el último metro era capaz de darlo todo.

Esa confianza generada en sí mismo ha tenido muchos apoyos, especialmente familiares, sin embargo, también se tornó en motivador esa reacción de Sébastien Ogier tras el pinchazo de Polonia. El francés al igual que otros compañero y rivales se acercaron a él y trataron de complementar ese cariño de su esposa. El por aquel entonces tres veces Campeón del Mundo no dudó en subirlo a hombros y ayudó a que ese trago fuera más llevadero. Quién le iba a decir que por cosas de destino serían compañeros de estructura solo unos meses más tarde tras la marcha de Volkswagen. Quién le diría que sería él precisamente el que terminaría bajándose de sus costas para subirse a su trono tres años después

La eclosión definitiva del Campeón del Mundo:

Seguramente la tercera etapa en M-Sport fue la más crucial de todas. Allí compartió estructura con Sébastien Ogier, acostumbrado a dominar el campeonato con Volkswagen, el cual llegaba a M-Sport Ford para cumplir con el sueño de toda una vida de Malcolm Wilson. El francés hizo de una dubitativa estructura británica un equipo campeón y Tänak lejos de venirse abajo como otros antiguos compañeros de equipo del galo, supo aprender lo mejor de la dinámica de trabajo del ahora hexacampéon. Lanzó el mensaje al aire de que estaba preparado para liderar un equipo, incluso llevando el peso del desarrollo del coche (se encargó del Ford Fiesta WRC antes de la llegada a última hora de Ogier) y fue precisamente Tommi Mäkinen el que supo poner la antena.

Se mostró en su último año al volante del Ford Fiesta WRC como rápido en todas las superficies con sus victorias en Cerdeña (la primera siempre es especial) y en Alemania, por lo que a nadie le extrañó que apenas le costara cuatro rallyes conocer al Toyota Yaris WRC y ganar con él. Su victoria en Argentina abría una era nueva para la marca nipona, ahora sí con lo que parecía un potencial jefe de filas al que sin duda le pasó factura esa primera mitad de año en sus opciones de título.

Victorias en Finlandia, Alemania y Turquía, líder en Gales hasta arrancar el cubrecárter, en Catalunya hasta un pinchazo y en Australia hasta que el paragolpes trasero del Yaris WRC se desprendió y no pudo escuchar una nota de Martin que lo llevó a una salida de pista. Se evitó una machada que hubiera pasado a ser el final perfecto para su película, estrenada este mismo año. No fue el desenlace, sino el prólogo de lo que estaba por venir para este espectacular año 2019.

Tänak solo se ha bajado del podio esta temporada en aquellas pruebas en las que ha tenido problemas de fiabilidad o perforaciones en sus neumáticos debido a la fragilidad de las llantas empleadas por Toyota. Comenzó la temporada remontando el pinchazo en Monte-Carlo y ganando en Suecia y a partir de ese momento sus únicos problemas fueron el pinchazo en Córcega, los problemas eléctricos en Argentina, el fallo de la dirección asistida en Cerdeña y el adiós en un enlace del sábado en Turquía.

Ningún accidente por error propio en un expediente de nota que cuenta con seis victorias, dos segundos puestos y un tercero en 13 rallyes. Incontestable. Aunque resta Australia en el guion, La película escrita por Tänak puede tener una escena añadida al final de los créditos, esa en la que por fin veremos a Andrea Adamo invitando a cenar a Ott Tänak y pidiéndole que sea su piloto en ese nuevo Dream Team que se está cociendo en el Mundial de Rallyes.

Hablamos anoche (con Markko Märtin) y su consejo fue tomar todos los puntos y no presionar. ¡Obviamente no estaba contento con el Power Stage! Tenía dos opciones. Básicamente, conducir y esperar que Thierry no tomara muchos puntos, o esperar tener suficiente. Sabía que esto no iba a suceder porque nada viene solo a mí en mi vida y siempre tengo que luchar por todo. No tenía otra opción. Tenía que luchar. Estaba seguro de que Thierry presionaría y tomaría el máximo de puntos, así que la elección para mí fue empujar y hacer la diferencia. Desde el jueves, cada persona me preguntaba por la presión y sobre cómo estaba mi cabeza y cómo el campeonato. No fue fácil de pilotar debido a esto. Diría que en mi vida he tenido muchos problemas difíciles, por lo que ayuda a hacer frente a este tipo de situaciones. Aun así, esta presión era algo nuevo. Al principio, no sabía cómo me comportaría y cómo manejaría la presión de esta manera. Ahora el alivio es genial.

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