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Sébastien Ogier es el último piloto del WRC que se deja conquistar por los Grupo B

Los actuales pilotos del Mundial de Rallyes pueden presumir que en su carrera deportiva han sido los encargados de domar los que sin duda se han convertido en los coches más rápidos de la historia de la disciplina. Todos ellos están viviendo una realidad en la que la normativa ha empujado a los World Rally Cars hasta límites insospechados, aprovechando los grandes desarrollos que se han realizado durante los últimos 20 años en materia de suspensiones, frenos o neumáticos, así como la vía libre que se les ha dado a los ingenieros a la hora de aprovechar la evolución aerodinámica y convertirlos en unas máquinas de precisión quirúrgica.

Sin embargo, para muchos el romanticismo sigue estando en los clásicos, lo que nos ha llevado a ver durante los últimos años a Dani Sordo corriendo con el BMW M3 E30, a Thierry Neuville prepararse un Opel Corsa Gr.A o a Jari-Matti Latvala hacerse con una colección de coches de rallyes que es la envidia de muchos. Uno de los últimos que se ha dejado llevar por la llamada del pasado ha sido precisamente Mads Ostberg, el cual tuvo la oportunidad recientemente de probar un Audi Quattro de los Grupo B, lo que ha supuesto para Sébastien Ogier hacer prácticamente un llamamiento indirecto para todos aquellos que estén dispuestos a ayudarle a cumplir un sueño.

He visto recientemente a Mads que pilotó un Audi quattro Grupo B y creo que eso es algo que también necesito hacer algún día. A menudo he tenido ofertas para hacerlo, hasta ahora siempre he declinado y siempre me he centrado en el presente. Pero llegará el momento en que mi agenda deba ser un poco más relajada y entonces intentaré hacer esta experiencia del pasado. Tal vez el Peugeot 205 también podría ser especial para intentarlo, si también tengo la oportunidad

Sébastien Ogier, el cual consiguió junto a Volkswagen Motorsport dominar durante cuatro años el Campeonato del Mundo reconoce que dejó pasar el tren en su momento, seguramente cuando estaba en las filas del Grupo VAG, pero se muestra deseoso de probarlo en el futuro y comparar el nivel de dificultad que suponía el poder llevar al límite estos vehículos que cambiaron la forma de entender los rallyes.

Son tan diferentes de los coches que conducimos ahora. Obviamente el que tenemos ahora es el coche de rallyes más rápido que se ha fabricado, pero en aquel entonces ya había una gran potencia, pero el resto era mucho más difícil de manejar, creo. Los frenos, las suspensiones, los neumáticos definitivamente no estaban realmente adaptados a la potencia que tenían, así que, no sé, sólo intentaba sentir e imaginar el desafío que era pilotar estos coches

¿Qué pilotos modernos han probado un Grupo B?

No son muchos los pilotos actuales del WRC que han tenido la opción de probar un Grupo B. En el caso más reciente de Craig Breen, lo vimos emplearse a fondo al volante de un MG Metro 6r4 en una de las Onboards más bellas de los últimos años, no solo por la forma en la que el norirlandés apretaba la maquinaria británica, sino por el escenario en el que lo hacía. Sébastien Loeb es otro de los que ha podido sentarse también en una de las bestias de los ochenta, teniendo ya un pequeño contacto muy realista en 2016, durante el Vosges Rallye Festival, cuando se subió a una réplica del Peugeot 205 T16 Evo II que le permitió tener una pequeña idea de lo que sintieron los Alén, Röhrl o Kankkunen en aquella corta era del Mundial de Rallyes.

Solo un año más tarde, durante el Grandes Heures Automobiles de Montlhéry (es el mismo circuito donde Ken Block rodó su famosa Gymkhana 3), ya sí que pudo experimentar lo que era el poder analógico de un Grupo B original, mientras a su vez hacía las delicias de los afortunados invitados por parte de la firma del león.

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