A pesar de tratarse de una marca de lujo, Cadillac apenas ha conseguido expandir sus ventas más allá del continente americano, ya que tanto en Europa como en Asia los Cadillac son poco adecuados por sus generosas dimensiones y por la orientación de sus suspensiones al confort, generando el comportamiento de un barco y una sensación de flotación poco valorada en el Viejo Continente. Muy del gusto americano, los Cadillacs son ante todo vehículos ostentosos y repletos de elementos de confort, si bien la calidad de sus acabados palidece ante las propuestas de los principales fabricantes europeos premium como Audi, BMW o Mercedes, coches que sí han entrado con fuerza en el mercado estadounidense.
En la década de 1950 Cadillac vivió posiblemente su mayor época de esplendor. Esa década vio nacer el Cadillac Eldorado, tal vez el mayor clásico de la firma en sus más de 100 años de historia. Sus aletas traseras inspiradas en la forma de los alerones traseros de los cazas de la Segunda Guerra Mundial, en los primeros aviones a reacción y que poco más tarde emularían también a los cohetes espaciales, constituyen un elemento ornamental sin otro propósito que la decoración, pero se han convertido en icono de la marca en todo el mundo.
