149 ciudades en las que un coche diésel o gasolina es una inversión arriesgada

2035 es una fecha que ya hemos marcado todos en el calendario, en que la Comisión Europea pretende que dejen de venderse coches con motor de combustión interna, diésel, gasolina, híbridos, e incluso híbridos enchufables, de manera que la única posibilidad de comprar un coche nuevo pase por un eléctrico de baterías, o de pila de combustible, de hidrógeno. ¿Pero qué panorama le espera al automóvil hasta entonces?

149 ciudades españolas tendrán que restringir su tráfico en 2023. La ley de cambio climático y transición energética establece que los municipios de más de 50.000 habitantes han de establecer zonas de bajas emisiones antes de 2023, sin definir con claridad el ámbito de actuación de las zonas, ni tampoco cuán restrictivas serán. Y es aquí donde precisamente reside el riesgo.

La falta de concreción de las medidas y la experiencia de las primeras zonas de bajas emisiones que se han introducido en algunas ciudades españolas, hacen que la compra de un coche diésel o gasolina sea una inversión arriesgada en 149 ciudades españolas, las que a día de hoy superan los 50.000 habitantes. La única opción segura es el coche eléctrico, que aún no es una alternativa viable para la mayoría de los conductores.

La ley que impone las Zonas de Bajas Emisiones

Para llegar a la normativa que obligará a las ciudades de más de 50.000 habitantes a introducir Zonas de Bajas Emisiones hemos de remitirnos a la Ley 7/2021, del 20 de mayo, de cambio climático y transición energética. En el apartado 3 del artículo 14, para la promoción de movilidad sin emisiones, establece lo siguiente:

3. Los municipios de más de 50.000 habitantes y los territorios insulares adoptarán antes de 2023 planes de movilidad urbana sostenible que introduzcan medidas de mitigación que permitan reducir las emisiones derivadas de la movilidad incluyendo, al menos:
a) El establecimiento de zonas de bajas emisiones antes de 2023.

La ley también ha previsto que las restricciones puedan ampliarse a municipios más pequeños, de más de 20.000 habitantes, siempre que se superen los valores límite de contaminantes reflejados en el Real Decreto 102/2011.

La incertidumbre, y el riesgo que supone para la decisión de compra de un automóvil en función de su tecnología y, sobre todo, su etiquetado ambiental, reside en que esta ley no establece dos aspectos fundamentales: el ámbito de actuación de las zonas de bajas emisiones y, en esencia, el área que han de ocupar; y, por otro lado, a qué vehículos se restringirá el tráfico en las zonas de bajas emisiones.

Las 149 ciudades en las que un diésel o un gasolina es una inversión arriesgada

En en el último análisis realizado por este medio, con los datos del padrón continuo del INE, actualizado a 1 de enero de 2020, identificamos las siguientes 149 ciudades que, con una población superior a los 50.000 habitantes, tendrán que introducir Zonas de Bajas Emisiones antes de 2023.

Primer riesgo: dónde podré utilizar mi coche diésel o gasolina

Sin una definición a nivel nacional del ámbito en el que ha de establecerse la Zona de Bajas Emisiones, el espacio que ocuparán estas zonas en las que se restringirá el tráfico dependerá única y exclusivamente de las autoridades locales, de los ayuntamientos. En España ya hemos visto la introducción de numerosas Zonas de Bajas Emisiones, algunas de carácter temporal, cuyas restricciones se activan en episodios de alta contaminación, como es el caso de Valencia. También hemos visto Zonas de Bajas Emisiones que abarcan el casco histórico, o el área central de la ciudad, como sucede en Madrid y la zona anteriormente conocida como Madrid Central y ahora como Madrid 360.

El riesgo para el conductor y, sobre todo, para el que adquiera un coche nuevo, reside en el desconocimiento de las áreas que ocuparan las Zonas de Bajas Emisiones. Entendemos que un conductor quiere saber si podrá acudir en coche a su puesto de trabajo o su centro de estudios, al colegio al que acuden sus hijos, al barrio en el que vive su familia…

En el caso de los residentes también es importante destacar que en las primeras Zonas de Bajas Emisiones que ya han ido imponiéndose en España están previstas exenciones a las restricciones para los residentes, de manera que aquellos que vivan en las zonas afectadas por las restricciones puedan acceder a su garaje en coche, independientemente de que este esté afectado, a modo general, por las restricciones.

Para reducir la incertidumbre, y el riesgo, sería necesaria una directriz clara a nivel nacional. O, en su defecto, que los ayuntamientos definan cuanto antes cómo darán cumplimiento a la Ley 7/2021. Por si no fuera poco, las próximas elecciones municipales tendrán lugar meses después de que cumpla el plazo para introducir Zonas de Bajas Emisiones, en 2023. La certidumbre pasa también por definir estrategias medioambientales sólidas y duraderas, que no se alteren con cada fin de ciclo político.

Segundo riesgo: cómo afectarán las restricciones a diésel y gasolina

El escenario más oscuro y pesimista se cierne sobre los vehículos que, por su tecnología, y antigüedad, no disponen de etiquetado ambiental, turismos de gasolina anteriores a 2001 y diésel anteriores a 2006. En menor medida, aunque con probabilidades muy altas de quedarse fuera de las Zonas de Bajas Emisiones, se verán afectados los vehículos con etiqueta B, turismos de gasolina desde 2001 y anteriores a 2006 y diésel desde 2006 y hasta septiembre de 2015. Si vamos a adquirir un coche de segunda mano, diésel o gasolina, el año de matriculación, y el etiquetado ambiental, son dos factores muy importantes para decidir la compra.

Pero incluso los coches nuevos implican riesgos e incertidumbre. En ciudades como Madrid ya hemos visto cómo la Zona de Bajas Emisiones más restrictiva limita el tráfico a automóviles con etiqueta ECO y etiqueta Cero Emisiones, prohibiendo el acceso a coches nuevos diésel o gasolina con etiqueta C.

Una opción más segura, a día de hoy, de cara a futuras restricciones en las Zonas de Bajas Emisiones, son los híbridos, y turismos bifuel, que gozan de la etiqueta ECO.

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El coche eléctrico es la única opción segura

En cualquier caso, los que verdaderamente se libran de la incertidumbre y de las restricciones actuales y futuras son los que gozan de la etiqueta Cero Emisiones, híbridos enchufables y eléctricos. Las Zonas de Bajas Emisiones son un instrumento creado específicamente para que, progresivamente, la movilidad en el centro de las ciudades se limite única y exclusivamente a los coches eléctricos.

Y mientras el eléctrico no sea viable para todos, ya sea por su precio, por la necesidad de disponer de un garaje o un espacio de uso habitual para recargar sus baterías, y una infraestructura de recarga adecuada, las opciones que menos riesgo implican para los conductores son obvias. La primera, alargar la vida de su antiguo coche y descartar la opción de un coche nuevo. La segunda, invertir lo mínimo en un coche de segunda mano, para asumir el menor riesgo posible.

Estas dos opciones propician lo contrario que las medidas de la ley de cambio climático y transición energética quieren conseguir. De manera que estas medidas se convierten en incentivos negativos que, en vez de propiciar la renovación del parque de automóviles con coches más eficientes y seguros, puede conseguir que nuestras carreteras y las calles de nuestras ciudades estén pobladas por automóviles cada vez más antiguos y contaminantes.