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Tecmovia

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La revolución del coche multimaterial y el progresivo adiós al acero

El acero tiene los días contados, o por lo menos está ante un importante cambio en su uso como primer recurso en la construcción de chasis y carrocerías. Las exigencias en tanto a la reducción de emisiones y el aumento en seguridad está forzando a los fabricantes a encontrar nuevos materiales, componentes como polímeros reforzados CFRP y GFRP, aluminio, magnesio y hasta grafeno en el caso del Spania GTA Spano. Ha llegado el momento de afrontar un importante reto en la ingeniería del automóvil, y el primer fabricante en llevar a la producción en masa el uso de materiales ligeros contará con una interesante ventaja estratégica.

Tanto BMW como Audi se han colocado a la cabeza de los fabricantes que han apostado por la implantación de nuevos materiales en sus líneas de producción. BMW ha diseñado una estrategia de producción controlada durante todo el proceso para conseguir hacer rentable el uso de CFRP en los BMW i3 y BMW i8, dando el siguiente gran paso con el nuevo BMW Serie 7 y el uso de CFRP en diferentes partes de su chasis para conseguir reducir hasta 130 kilogramos de peso sin disparar los costes.

Desde Audi, además de la fabricación del nuevo chasis del Audi R8 que combina aluminio y CFRP, se ha propuesto sustituir de forma paulatina todos los muelles de suspensión de acero por un nuevo diseño fabricado en polímero reforzado con fibra de vidrio (GFRP). Este diseño de suspensión fabricado en GFRP permite ahorrar un 40% de peso sin alterar las características de este componente, y poco a poco comienza a calar entre otros fabricantes como Volvo para rediseñar los sistemas de suspensión en busca de un nuevo recurso con el que ahorrar peso.

Entre los grandes retos de la industria está convertir el uso de nuevos materiales en un recurso rentable, algo que se ha convertido en una verdadera contrarreloj de cara a conseguir cumplir con las normativas anticontaminación. Aunque la hibridación es a día de hoy la mejor fórmula para homologar consumos más bajos, el peso añadido obliga a los fabricantes a buscar nuevas soluciones para evitar que el peso se dispare.

Tampoco podemos olvidar que esta nueva forma de fabricar coches también traerá una completa renovación de los procesos de reparación a pie de taller. Cada material exige un tratamiento a medida para su reparación/sustitución, haciendo aún más difícil encontrar solución a problemas estructurales. En pocos años será posible ver como un determinado golpe que afecte a varias zonas, conllevará un meticuloso estudio de todos los elementos afectados para descubrir como acero, aluminio, magnesio y polímeros se esconden debajo de la pintura

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