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Chevrolet Corvette con 2.400 CV, casi casi un batmóvil a reacción

Ya volvemos a vueltas con el coche legal más potente del mundo. Dado que seguimos hablando del otro lado del charco (ni en broma serían legales en nuestro país) pues debemos imaginarnos un siempre podremos encontrar un coche más potente y más rápido. El protagonista del día es un peculiar Corvette de los años 60, del que ya queda poco original. Ha sido diseñado para competir en las carreras “drag” sin que la gasolina tenga mucha importancia: sus ruedas reciben 2.400 CV de potencia.

Rob Saboury, el creador de este espectacular Corvette, habla de la sensación al volante: “es como conducir un ovni por la autopista”. Puede que sea prácticamente literal, pues si esta bala te pasa a 337 kilómetros por hora posiblemente no seas capaz de identificarlo. Rob tiene tanto ego impuesto sobre el Corvette que sus espejos retrovisores rezan una frase para el recuerdo: “los objetos en el espejo están perdiéndose”. Tiene bastante razón, pues con él la aguja del cuentakilómetros vuela a los 100 km/h en tan solo un segundo.

Corvette con 2.400 CV, casi casi un batmóvil

¿Qué se puede decir de él que no quede a la vista? Está suculentamente preparado, con unas ruedas extremadamente anchas en la trasera y unas finas ruedas en la delantera. ¿Para qué más si las del tren frontal duran poco tiempo sobre el asfalto? La elevación del capó delantero o los cilindros laterales son sólo algunas de los elementos añadidos al Corvette para implementar su velocidad.

Otro récord más: es el coche legal más rápido en el cuarto de milla. Los aparentemente largos 402 metros de recorrido los “funde” a 340 km/h. Sí, en ese momento ya ha alcanzado su velocidad máxima, exactamente en 6.95 segundos. Un tiempo contable por nuestros dedos solamente si estamos fuera de este vehículo, posiblemente el universo se para mientras el arnés te estruja contra el asiento. Al menos no le falta seguridad, con cinturones de competición y un útil extintor.

Corvette con 2.400 CV, casi casi un batmóvil

Con este Corvette hablamos de un drag serio. Una vez ha alcanzado su brutal velocidad máxima necesita nada menos que 800 metros para parar y lo hace gracias a unos paracaídas traseros. Antes de eso, el piloto habrá acelerado en primera marcha hasta las 8.200 vueltas, haciendo rugir al motor como si se estuviera en el mismísimo infierno. Fuera de la pista probablemente sea incómodo de conducir, casi todo el tiempo a ralentí. Pegarle un pisotón al acelerador no parece la mejor de las ideas.

Quizás lo que más puede asombrar es que consiga tal nivel de potencia (y de par máximo ya ni me imagino) con un ocho cilindros en uve sincronizado con un doble turbo. Es de suponer que su gasto de combustible sea como utilizar una aspiradora en un depósito de estación de servicio.

Primer vídeo: algo de historia acerca de este Corvette del 63, su creador nos cuenta algunos detalles y nos enseña lo manso que parece en la carretera. Y lo bien que suena.

Segundo vídeo: algunos datos más, las fotografías de las múltiples menciones en las revistas y por fin las imágenes de una de las pruebas. Estad atentos, dura muy poco antes de perderlo de vista.

A tenor de estos datos el Maxximus G-Force o el Pontiac Trans AM de Polly Motorsports se quedan en “meras pruebas” (con su esfuerzo, no se puede negar). El Spiro Pappas Camario Z28 sería posiblemente uno de los rivales a batir.

Vía: autoblog.nl | baltimoresun

En Diariomotor: Maxximus G-Force, una joya en bruto de 1.600 CV

Vídeo destacado del Corvette

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