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Gran Premio de Mónaco. ¿Una carrera bajo sospecha?

El Gran Premio de Mónaco está a punto de abrir sus puertas. Esta semana que viene, de jueves a domingo (la prueba monegasca es la única del calendario celebra la primera tanda de entrenamientos el jueves, librando el viernes), se disputará la cita más emblemática de toda la temporada y con ella se darán por terminados los circuitos urbanos del Mundial hasta que lleguemos a Singapur, ya que el Gilles Villeneuve canadiense se considera un trazado semiurbano.

Sea como fuere, este año, la carrera del Principado ha visto empañado su tradicional glamour debido a que Pirelli no aplicará los prometidos cambios en la construcción de sus neumáticos hasta Canadá, lo que ha comenzado a poner en entredicho en algunos ámbitos la calidad del Gran Premio.

En este sentido conviene calmar los ánimos. La decisión de la firma italiana que suministra los compuestos parece seguir siendo de todo punto razonable. Tras la elección de los compuestos más blandos de su gama 2013 para la prueba monegasca antes del Gran Premio de España, tal selección sigue siendo a priori adecuada ya que Mónaco es la carrera más lenta de todo el año, y por tanto, la posibilidad de que surjan problemas con las gomas, como los sufridos por algunos equipos en Sepang, Shanghai, Sakhir y Barcelona, parecen reducirse considerablemente.

No obstante, con estas cosas conviene no apostar demasiado. Puede haber imprevistos pero en principio no hay razón para alarmarse ni para cuestionar una carrera que se disputa siempre sobre un asfalto bastante maltrecho por el tráfico rodado, en el que existen baches, y que resulta muy deslizante en las abundantes señales horizontales que abundan en el recorrido, que permanecen ocultas a los ojos de os espectadores por una capa de pintura gris oscura.

Esta peculiaridad del piso es precisamente la que hace recomendable la utilización de los compuestos superblando (distintivo rojo) y blando (distintivo amarillo), ya que resulta enteramente necesario que los vehículos agarren de manera suficiente el piso en aras de extraer sus mejores prestaciones, cuestión a la que ayuda el elevado valor de aerodinámica utilizado en los monoplazas (también el más alto de la sesión).  Empero, si este cuadro podría pronosticar problemas en circuitos de velocidad media o alta, en el caso de Mónaco, que como decíamos al comienzo es el trazado más lento de la temporada, esta coyuntura se convierte sobre el papel en una mera hipótesis con la que conviene trabajar, desde luego, pero en modo alguno un riesgo, con lo que el espectáculo y la seguridad están prácticamente asegurados en la ratonera del Mediterráneo.

 

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