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Fórmula 1. El Gran Premio de Australia contraataca

Desde que Daniel Ricciardo fuera descalificado ayer tarde por la FIA, se sospechaba que habría una respuesta de las autoridades del circuito de Albert Park que no se ha hecho esperar. De forma que Ron Walker, presidente de la AGPC (Australian Grand Prix Corporation), ha acusado a todo el entramado del deporte y en especial a la FOM (Formula One Management) de inclumplimiento de contrato, toda vez que el sonido que produjeron los monoplazas que disputaron el Gran Premio de Australia en su desenvoltura sobre el trazado de Melbourne, un sonido muy por debajo de lo pactado.

El asunto en realidad no es nuevo. El debate sobre la supervivencia del Gran Premio de Australia en el calendario de Fórmula 1 se ha ido agriando conforme transcurrían las temporadas, amparado por los interes que tiene Red Bull en el continente de Oceanía, obviamente, de forma que entre acusaciones de tasas abusivas por parte de la organización y amenazas de descarte provinientes del FOM, la prueba de nuestras antípodas lleva desde 2011 en el alero.

En este sentido, el castigo federativo a la de Milton Keynes en el día de ayer, sobre la figura del único piloto australiano de la parrilla, Daniel Ricciardo, sustituto como sabemos de sobra del también aussie, Mark Webber, había sentado mal y se sabía que iba a traer consecuencias, no tanto por la pertinencia de la sanción, justificable a todas luces porque la norma es bastante clara, sino por la puntualización sobre el conductor cuando es evidente que la responsabilidad última es arrogable a su escudería.

En este escenario que nos puede sonar extraño porque en España nadie está acostumbrado a responder con contundencia a este tipo de situaciones, como veníamos diciendo, Ron Walker, presidente del Australian Grand Prix Corporation, ante la descalificación de Daniel Ricciardo tras haber conseguido el segundo puesto en la carrera de ayer y ante su público, ha tomado cartas en el asunto y ha decidido plantar cara a la FIA y al FOM donde más duele, en el aspecto económico, con lo que, aprovechando lo descafeinado de la carrera celebrada hace 24 horas escasas y señalando directamente al bajo sonido que ofreció la prueba, ha denunciado oficialmente un incumplimiento de contrato que de llegar a sus últimas consecuencias, podría suponer un grave traspiés para el negocio de la Fórmula 1.

Al hilo, cabe mencionar que Bernie Ecclestone, hasta el mes pasado responsable último del CVC Capital Partners y FOM, ya había mostrado su oposición frontal al nuevo reglamento FIA en cuanto a que el ruido que podrían producir las nuevas unidades de potencia no era el adecuado, circunstancia que visto lo visto, cobra hoy una especial importancia.

Sea como fuere, lejos de suponer un intento de interferir en la decisión de la FIA, la lectura más apropiada ante los sucesos de ayer y hoy, pasaría por entender que la organización del Gran Premio de Australia ha encontrado oportunidad en el affaire Ricciardo para tasar al alza sus posibilidades para mantenerse en el calendarido de la Fórmula 1 para 2015 y años siguientes, pero a un precio más módico que el que está pagando en la actualidad, razón por la cual, tanto Bernie Ecclestone como la propia AGPC, están estudiando el asunto a la espera de ver cómo transcurren las próximas carreras.

 

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