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Fórmula 1. Caterham, la lucha en el fondo del pelotón

Caterham ocupa el último puesto provisional en la tabla de constructores del Mundial de este año y las expectativas ante el desembarco del Circo en Europa no son nada halagüeñas para la la escudería malasia.

En realidad el asunto no es nuevo ni tiene visos de cambiar porque Caterham forma parte de ese pequeño elenco de equipos que luchan por sobrevivir carrera tras carrera con el ánimo casi exclusivo de sumar algún patrocinador que otro a la carrocerías de sus coches, para que ayude con su aportación a afrontar los gastos mensuales y si hay suerte, a evolucionar el monoplaza de cara a afrontar adecuadamente el resto del calendario.

En este sentido, la gira asiática en la que se integra el Gran Premio de Australia, prueba que abre el campeonato, ha dejado un saldo bastante negativo para la de Leafield, al que sin duda ha contribuido el inoportuno banderazo final que dio un comisario durante el pasado Gran Premio de China, circunstancia que originó la reducción de la duración de la carrera en una vuelta de su recorrido total y que Kamui Kobayashi viera anulados sus esfuerzos finales por hacerse con la plaza que ocupaba hasta ese momento Jules Bianchi (Marussia).

A pesar de los pesares, Caterham no es precisamente una novata en Fórmula 1. Se integró en la parrilla en 2010 junto a Hispania y Virgin, cuando la FIA abrió la mano a escuderías de bajo presupuesto, aunque lo hizo bajo el nombre de Lotus Team.

Durante 2011 mantuvo la denominación mientras se abría un feo litigio con Lotus Renault por la posesión exclusiva del distintivo de los coches de Colin Chapman que como es de sobra conocido, acabaría ganando el equipo de Enstone. A resultas del veredicto judicial, a partir de 2012 nace Caterham F1 Team pero manteniendo la misma estructura y sede que antes y arrastrando esta vez una serie de problemas económicos que han lastrado su pasado inmediato y por supuesto, su presente.

La situación económica actual de la malasia es sumamente delicada. Kamui Kobayashi tuvo que recurrir a una especie de crowdfunding para asegurarse su asiento y su compañero Marcus Ericsson, se dice que abonó una bonita cantidad por hacerse con el suyo. En lo operativo las cosas no están mejor: el chasis del CT05 adolece de numerosos problemas y la fragilidad de la unidad de potencia de Renault no ha hecho otra cosa que agudizarlos.

Durante el Gran Premio de Australia, Kamui Kobayashi tan solo recorría unos metros en carrera para abandonar la misma después de colisionar con Felipe Massa, mientras que Marcus Ericsson renunciaba a seguir en la vuelta 28 por un fallo en la bomba de aceite de su CT05. En el Gran Premio de Malasia, ambos coches conseguían concluir, pero en la siguiente prueba, el Gran Premio de Bahrein, el piloto sueco abandonaba por una fuga de aceite en el motor de su vehículo mientras que su compañero japonés terminaba en decimoquinta posición.

En el Gran Premio de China, como comentábamos al principio, el precipitado banderazo que daba por concluida la carrera antes de tiempo, impedía a Kamui Kobayashi vencer sobre Jules Bianchi y firmar así un fin de semana redondo para Caterham, toda vez que Marcus Ericsson había vencido a Max Chilton. Y es que esta es la lucha en la que está embarcada la escudería malasia: hacer lo posible por no quedar última, e impedir así que el team principal Tony Fernandes cumpla su palabra de que si su equipo no lo consigue, él se retira.

 

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