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Fórmula 1. Bienvenidos a Hungaroring, el Mónaco del Este

La próxima cita del Campeonato Mundial de Fórmula 1 tendrá como lugar de acogida un trazado sobradamente conocido por todos los aficionados españoles pues durante la disputa del Gran Premio de Hungría de 2003, Fernando Alonso, por entonces conduciendo para la escudería Renault, obtenía en Hungaroring la primera victoria de su carrera profesional.

Hungaroring es un circuito permanente localizado a 20 kilómetros de la capital de Hungría, Budapest. Dispone de una cuerda total de 4.381 metros que los participantes del Gran Premio magiar habrán de recorrer durante 70 vueltas, pero sus numerosas peculiaridades y lo difícil que resulta adelantar sobre su pista, lo convierten en una ratonera que recibe el apelativo cariñoso de «Mónaco del Este».

Y es que efectivamente, Hungaroring mantiene muchos puntos en común con la prueba de más glamour del calendario. Diseñado originalmente como lugar de competición de motos, a la ya citada dificultad para realizar adelantamientos se suma su lentitud de recorrido y un firme deslizante en algunas zonas por la acumulación del polvo y el polen veraniego. Además, la pista es  la más estrecha del Mundial en cuanto trazados no urbanos se refiere, de manera que la calificación cobra una importancia extrema.

Curiosamente, a pesar de todas estas imposiciones, la carrera en Hungría supone para la mayoría de pilotos un divertido y bonito escenario donde conducir, sobre todo a vuelta lanzada, debido a que se considera un circuito eminentemente técnico que pone a prueba las manos y reflejos de los conductores.

Como trazado consiste en dos sectores donde se acumulan los giros lentos (el 1 y el 3) y un sector intermedio (el 2), donde priman las rápidas. Esto y la escasez de rectas donde alcanzar altas velocidades, obliga a los departamentos de ingeniería de las respectivas escuderías a buscar el mejor compromiso posible en base a la utilización de una carga aerodinámica de las consideradas como altas, pues como hemos esbozado hace un par de líneas, dos tercios del recorrido se realiza en condiciones de máximo apoyo mecánico, lo que a su vez sondea la robustez de las suspensiones.

Hungaroring no es exigente con los frenos, pero a pesar de que no existen todavía datos sobre los que contrastar el comportamiento de los propulsores, cabe recordar que los motores anteriores a las modernas unidades de potencia nunca trabajaban a tope más allá del 58% del recorrido por vuelta, de manera que es posible inferir que en el Gran Premio de Hungría 2014 siga ocurriendo lo mismo, aunque esta vez, el calor que acostumbra a acompañar la disputa de la prueba, puede suponer algún problema extra que otro para tan delicadas maquinarias, fundamentalmente en su apartado electrónico.

 

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