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El año en que tenemos a tres grandes en parrilla

Vaya por delante mi respeto incondicional con todos los pilotos que se ponen el mono, luchan en categorías inferiores, escalan poco a poco, o rápidamente las categorías para intentar hacer su sueño realidad: ser pilotos de Fórmula 1. Vaya también por delante mi respeto a quien se lo curra de otras formas para estar donde quiere, en el paddock. No es el mismo respeto, siendo sincero, pero ellos están ahí, y yo aquí. Es una diferencia. Lo bueno de estar yo aquí es que este año vamos a recordarlo como el año en que tenemos a dos grandes pilotos españoles en la parrilla de Albert Park, para disputar el Gran Premio de Australia este domingo, y al más grande, por desgracia, no lo tendremos hasta el Gran Premio de Malasia.

Hemos tenido más pilotos españoles en Fórmula 1, pero creo que con la calidad bruta de los tres que este año pueden ser habituales en la parrilla, no. Y no sabemos aun nada sobre la continuidad de Roberto Merhi, porque seguro que dependerá de lo que suceda en el Gran Premio. Tuvimos a Gené, a De la Rosa, y antes de ellos a nombres como Pérez-Sala y Campos, y antes a tantos otros.

Pero hoy, con Fernando Alonso como el piloto consagrado; con Carlos Sainz como una promesa que parte de un Toro Rosso muy, a su vez, prometedor, habiendo sido el campeón más joven en las World Series; con Roberto Merhi, un piloto que está donde está por sus propios méritos, sin maletines, piloto de una calidad extrema, que disputó a Carlos Sainz el título de las World Series hasta casi el final del campeonato (con remontada incluida)… Eso, nunca lo tuvimos. Es un momento dulce, y no quiero que ese exceso de azúcar empañe la memoria y los logros de cada piloto español en toda la historia. Los que condujeron, y los que solo comparecieron.

Cada piloto, por poco que hiciese, por pocas vueltas que completase, ha aportado su granito de arena. Su presencia era al principio exótica, ahora la Fórmula 1 tiene muchos españoles a bordo. Hace muchos años, muchos, no se le daba el bombo adecuado a que existiese un Joan Villadelprat en equipos punteros, dirigiendo carreras y ganando campeonatos con pilotos como Michael Schumacher. Se sabía que estaba, pero no se le daba mucha bola. Hoy conocemos a ingenieros, managers, terceros pilotos, pilotos de desarrollo, promesas en categorías inferiores,…

Gracias a todos los esfuerzos individuales de muchos pilotos que no se consagraron jamás, tenemos lo que tenemos en estos momentos. Tres pilotazos que son referencia y noticia casi con cada cosa que hacen. Fernando Alonso no necesita que nadie haga memoria en los archivos para que se le reconozca como lo que es. Carlos Sainz ha hecho mucho para estar donde está, tratando de sacarse de encima la coletilla «hijo de», o «junior». Hoy es Carlos Sainz, piloto de Toro Rosso e hijo de una leyenda de los rallyes (y Max Verstappen es hijo de su padre, que no brilló especialmente, pero que también, en su contexto, es un grande). Y Roberto Merhi es un trabajador, de calidad innegable y que se merece salir a la pista con ese Manor de 2014.

Menuda parrilla más interesante que tenemos esta temporada. Ojalá Merhi pueda continuar, y Manor sepa sobrevivir este 2015.

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