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Delirium Tremens y una experiencia más personal

El pasado fin de semana, la Fórmula 1 vivió algo espectacular. Da igual que un aficionado sea seguidor de Max Verstappen o no o que le caiga bien o mal. Lo que se vivió ayer en el Circuit de Barcelona-Catalunya pasará a los anales de la historia tanto por el significado de la victoria de Max Verstappen como por la forma en que se desarrolló la carrera. En el Singapore Sling de esta semana nos abstenemos de beber, que puede que aún andemos borrachos de emoción de lo sucedido ayer. A muchos niveles.

Que no nos equivoquemos; el Gran Premio de España 2016 tuvo más cosas a comentar que las evidentes y a varias de ellas llegaremos a su debido momento. Pero es indudable que lo más remarcable es el espectacular triunfo de Verstappen, el piloto más joven en imponerse en un gran premio de Fórmula 1. Un piloto que hace dos semanas competía aún con Toro Rosso y a quien de forma inesperada se decidió subir a un Red Bull. Y ya puestos, que hace tres años estaba en el karting, hace dos en Fórmula 3 y que ha ganado en su carrera número 24. Críticas y más críticas… y a pesar de lo polémico que suele ser este equipo, siempre acaban teniendo razón.

Puede que Daniil Kvyat hubiera podido hoy hacer lo mismo aunque sí es verdad que las sensaciones que ha dado Verstappen el pasado fin de semana han sido mucho más fiables que las del piloto ruso. Verstappen parece más tranquilo y más seguro de su propia velocidad donde Kvyat aparentaba estar bajo una enorme presión. Una vez más, bofetada en toda la frente por parte del equipo de la marca de las bebidas energéticas. Y entonces, ¿cómo ganó Verstappen? No batiría a los Mercedes…

En efecto. La victoria de Verstappen llegó tras una carrera electrizante gracias a la batalla contra los dos Ferrari. Mientras tanto, los Mercedes se eliminaron el uno al otro en la frenada de la cuarta curva. En realidad, da igual de quien fuera la culpa -o no-, pero el caso es que la marca de la estrella ha perdido unos más que probables 43 puntos en el campeonato de constructores. Nico Rosberg salió mejor que Lewis Hamilton, este último intentó recuperarlo todo con prisas… y con ninguno de los dos pilotos dispuestos a ceder, ambos quedaron fuera. Parece que hay algo más detrás de la facilidad con la que Hamilton se acercó a Rosberg pero ello no quita lo demás.

Así es la versión oficial de los hechos, que por lo menos concuerda con lo visto en el circuito. En la sala de premsa del Circuit de Barcelona-Catalunya, los aplausos y los gritos de júbilo tomaron la estancia. Primero mostrando sorpresa con la salida de pista de Hamilton y luego celebrando el encontronazo entre los dos Mercedes. Dejando de lado lo cuestionable de celebrar un accidente, la reacción demuestra lo mucho que la Fórmula 1 necesita un cambio de tercio. Mercedes lleva dominando desde 2014, Red Bull ganó cuatro años seguidos, siendo dos de ellos «fáciles».

Si nos vamos más atrás, Brawn GP comenzó 2009 con un dominio que luego gestionó durante la temporada y entre 2001 y 2004, Ferrari no tuvo rival. Por lo tanto, puede que en los últimos quince años hayamos tenido seis años de lucha más o menos igualada, cuatro de ellos en la década pasada. Hay que tener en cuenta que en su mayor parte, los «habitantes» de la sala de prensa de un circuito de Fórmula 1 no son meros aficionados sino que son profesionales que viven de un mundo que aman con locura. Una reacción así, por criticable que sea, debe ser analizada.

Pero volviendo a lo deportivo, tras el abandono de los Mercedes, los Red Bull «solo» tuvieron que batir a los Ferrari… por lo menos con un coche. El otro podían usarlo como cebo. Aunque no es algo que sea digno de Red Bull ¿no? Por favor, los que se carcajean, que bajen la voz… No entiendo qué es lo que le véis a este tema… En fin. La marca tuvo de hecho una efeméride en este pasado gran premio y es que por primera vez lideró una carrera con tres de sus coches en las tres primeras posiciones.

Esto lo hizo posible Carlos Sainz, que tras una salida espectacular llegó a rodar tercero tras Daniel Ricciardo y Max Verstappen. El madrileño no tiene la máquina de su más exitoso compañero pero sí tiene un coche que funciona bastante bien y en el día de ayer, pudo terminar en sexta posición. Llegó tras otra carrera de las que parecen gustarle a Sainz. Sin excesos, sin riesgos fuera de lugar, sin ser protagonista vuelta tras vuelta. Es el triunfo de la efectividad frente a la superficialidad de las formas. Fiel a su estilo, Sainz estuvo casi toda su carrera solo.

También estuvo solo Fernando Alonso aunque en el caso del asturiano, la soledad le viene más por los problemas técnicos que le obligaron a aparcar el coche. ¿Y dónde le tocó aparcarlo? Pues justo en el mismo lugar en el que tuvo el accidente en la pretemporada 2015. Cosas de la vida… Pero volviendo a la zona alta de parrilla. Y ahora, ¿qué? ¿Qué hay que esperar? ¿Qué pasará con los Mercedes? ¿Y los Ferrari y los Red Bull? ¿Deberíamos esperar que Max Verstappen nos sorprendiera ahora día sí día también?

Muchas preguntas y pocas respuestas pero siendo un poco sintéticos… los Mercedes deberían seguir igual. Tienen el mejor coche y dos pilotazos. Aunque puede que haya mal rollo dentro y la situación tenga ramificaciones en el futuro. Ferrari y Red Bull están en plena evolución. El que siga el desarrollo mejor será el que se acerque más a Mercedes… o incluso le desafíe en según qué momentos. Red Bull prepara un paquete de mejoras aerodinámicas para las siguientes carreras y Renault tendrá también modificaciones en el motor para Canadá.

Si todas estas mejoras funcionan bien… quien sabe hasta dónde podrían llegar. En ese caso, sí es lógico esperar que Max Verstappen vaya sorprendiendo prácticamente cada carrera. En otro caso, tendrá que conformarse con resultados entre el segundo o tercero y el quinto o sexto, según el circuito. Es lo que tiene la competición. En cualquier caso, las próximas semanas prometen mucho tanto dentro como fuera de la pista y eso debe ser el sueño de cualquier aficionado al automovilismo. Aunque quizás uno de los hechos más importantes es el de haber visto una gran carrera en el Gran Premio de España, algo que estaba costando las últimas temporadas.

Y evidentemente, no podíamos finalizar esta columna semanal de nuestro Singapore Sling sin tener un recuerdo para el «Maese» Carlos Castellá. Ante todo, un sabio del mundo de las carreras y de la vida que nos dejó el pasado miércoles. Más allá de un trabajador en este «mundillo», un apasionado como el que más. Pero sobre todo, se trataba se un buen amigo que estaba dispuesto a dar consejos a quienes aún están buscando su lugar en esto de las carreras. Un hombre respetuoso pero absolutamente genuino. Se te echará de menos, maestro.

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