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Victoria clara de Mercedes, calor y algunas situaciones sin sanción evidente. Crónica del GP de Hungría 2016

La salida de la carrera tuvo algún pico de emoción cuando tras una buena arrancada de Hamilton y los Red Bull, dejando atrás a Rosberg, el alemán recuperaba su posición natural para quedarse en ella toda la carrera. Buena carrera de Fernando Alonso ganando una posición en la salida por detrás de Vettel, y adelantando a Sainz, una posición que conservaría gran parte de la prueba.

Jenson Button sufría problemas de frenos tras cinco vueltas, unos problemas que además derivarían en una sanción (drive through) por unas conversaciones no permitidas por la radio, lo que dejaría al inglés último con vuelta perdida nada más empezar.

Uno de los puntos interesantes desde el inicio estaba en observar la carrera de los Red Bull, porque su estrategia prometía emociones hacia el final al resistir el ritmo de los Mercedes en los primeros compases. Era su única opción… y se la jugarían.

Tras los primeros pitstops las cosas se calmaban y estabilizaban con los dos Mercedes claramente destacados y con un magnífico trabajo de Ferrari para que Vettel adelantase a Verstappen y que, además, Raikkonen se interpusiese entre los dos para ralentizar a Max.

Por detrás Alonso y Sainz se enzarzaban en una lucha bastante intensa; Hamilton controlaba perfectamente la carrera y sobre todo a Rosberg, tratando de correr lo mínimo posible pero sin que Rosberg pudiese entrar en la zona de DRS.

Pasadas las 20 vueltas la ventaja de los dos Mercedes con respecto a Ricciardo era de 6 segundos, un Ricciardo que recortaba distancias y que quizás pudiese entrometerse entre los dos Mercedes, pero la sensación de que los alemanes estaban corriendo «a medio gas» era poderosa.

Espectacular, por cierto, las posiciones de los dos Renault que, sin parar, estaban los dos en la zona de puntos después de un fin de semana atroz hasta el momento. Sin embargo no habría felicidad al final de la carrera tras el error de Jolyon Palmer, que los dejaría sin puntos.

Curioso, por otro lado, ver las estrategias diferentes, como Massa metiendo neumático medio en la vuelta 26 (estrategia que resultaría ser desastrosa a largo plazo), con la intención de aguantar el resto de la carrera, a pesar de que la temperatura de la pista era absolutamente brutal. La carrera de Williams ya es tradicionalmente mala, con un Bottas incapaz de dar caza siquiera a un Toro Rosso, y un Felipe Massa al que nunca le sale bien nada.

Alargar tanto el neumático le salió rana a Kimi Raikkonen que perdía la posición con Fernando Alonso y además metía neumático súper blando (le podrían durar entre 20 y 24 vueltas), una jugada extraña con 40 vueltas para el final. Raikkonen se ponía séptimo por delante de Sainz y era de esperar que el finlandés adelantase inmediatamente al español: exactamente una vuelta. Le costaría más adelante el hecho de quedar detrás de Verstappen.

La carrera estaba siendo apasionante desde el punto de vista estratégico, aunque no en la pista. Los Mercedes estaban claramente controlando la carrera, ralentizándola más bien, mientras que Red Bull estaba apretando en la distancia para tratar de poner en problemas a los alemanes en su propio pitstop. Una vez descubierto esto, han reaccionado para dejar por detrás a Daniel Ricciardo.

A 27 vueltas del final entraba Sainz para su segundo pitstop (y teóricamente último), con Fernando Alonso séptimo y pendiente de entrar, así que Sainz podría estar intentando un undercut imposible (por los 5 segundos casi de diferencia con el asturiano), a menos que sucediese algún problema en el garaje para el de McLaren.

Aparte de eso es una pena no poder disfrutar de más acción en la pista en una carrera que es más de pizarra que de espectador, con un Hamilton cambiando de ritmo a su antojo en cada vuelta.

Hay que destacar la mala gestión de Esteban Gutiérrez con las banderas azules en la última parte de la carrera (penalizado con 5 segundos), ralentizando mucho a Lewis Hamilton y permitiendo que Nico Rosberg se acercase peligrosamente. No decimos que Gutiérrez haya hecho esto a propósito, pero sí que llama la atención el pasotismo del mexicano en ese punto con unas banderas y una evidencia de que tenía por detrás a las bestias negras del campeonato.

Ese fue otro de los pequeños puntos de «acción» de la carrera, un poco triste en general.

La parte final de la carrera nos daba el único momento de emoción real con la lucha de Raikkonen con Verstappen que, tras un doble cambio de dirección ante el ataque de Kimi, terminaba con rotura del alerón para Raikkonen y la muy probable sanción para Max. Pero la sanción no llegó y no entendemos bien por qué no, a menos que pensemos que esta Formula 1 va de pilotos «molones» y pilotos que no aportan nada al espectáculo.

Es injusto, e igual que alabamos la calidad de Verstappen cuando toca, nos parece mezquino no aplicar la «ley» en carrera solo porque el piloto que ha hecho la falta nos da el único momento de lucha de una carrera aburrida visualmente, espectacular sobre el papel de la estrategia.

Lo que vimos este fin de semana en Hungría lo quiero resumir así: Mercedes es muy superior, le perdonan asuntos como no levantar claramente el pie frente a una doble bandera amarilla cuando eso (aparte de hacerse justicia) nos podía dar emoción en la pista y lo que pasó fue que Mercedes tuvo camino libre.

La única lucha con miga, la de Verstappen con Raikkonen, se mantuvo por alguna razón cuando en las cámaras parecía evidente que las maniobras de Verstappen eran sancionables, y para terminar, para nuestros intereses, gran carrera de nuestros pilotos.

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