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Gran Premio de Brasil 1989: Ampollas, cortes y una victoria inesperada

El Gran Premio de Brasil de 1989 es una de esas carreras que pasan a la historia tanto por la importancia de lo que sucede en pista como por la forma en que los acontecimientos se desarrollan. El circuito de Jacarepaguá vivió en la primera carrera de la temporada el debut de la caja de cambios semiautomática que permitía que el piloto cambiara de marchas sin quitar las manos del volante. Y en esa primera aparición en carrera, Nigel Mansell llevó a Ferrari a obtener una victoria tan importante como histórica y sobre todo, inesperada.

El circo de la Fórmula 1 llegó al primer fin de semana de carreras del año con dos malas noticias. La primera, la retirada del equipo FIRST al no pasar su chasis las obligatorias pruebas de choque. El coche acabaría reapareciendo en 1990 como Life. La segunda y más triste, la ausencia en parrilla de Philippe Streiff. El francés sufrió un accidente en pretemporada que le dejó paralizado de por vida y evidentemente terminó con su carrera deportiva. Su lugar en AGS quedó desierto para Brasil pero lo ocuparía Gabriele Tarquini a partir de la segunda carrera del año.

En lo deportivo, la pole position fue para un Ayrton Senna con ganas de lucir el dorsal número 1 que le acreditaba como campeón del mundo en casa y resarcirse de la descalificación de la temporada anterior en la que había sido su primera carrera con McLaren. Riccardo Patrese partió desde la segunda posición en la que iba a ser su carrera número 177, batiendo el anterior récord de grandes premios disputados. El primer Ferrari con la nueva caja de cambios, el de Gerhard Berger, se encontraba en tercera posición. Seguían Thierry Boutsen con Williams, Alain Prost con McLaren y Nigel Mansell con el otro Ferrari.

En la salida, la caja semiautomática de los Ferrari ayudó a Berger a situarse en paralelo con Senna justo antes de la primera curva. Con Patrese en el exterior y Berger intentando tomar el liderato, el héroe local no tenía escapatoria y hubo contacto. Berger trompeó en la primera curva, esperando no ser golpeado por nadie más, mientras que Senna tenía que volver a boxes para cambiar un frontal dañado. Una vez más, la mala suerte se apoderaba de Senna en su carrera de casa. De esta forma, Riccardo Patrese con el Williams se convertía en el primer líder de la temporada.

El gozo para Frank Williams era completo con la presencia de Thierry Boutsen en segundo puesto por delante de Nigel Mansell, Alain Prost, Ivan Capelli con el Leyton House y Derek Warwick con el Arrows. Mansell, consciente de la situación que se planteaba ante él, se lanzó a por Boutsen y le superó apenas unas curvas antes de que el motor Renault del piloto belga cediera en la tercera vuelta. Algo más le costó superar al líder de carrera, tomando la primera posición en la vuelta 15. Al llegar la primera ronda de paradas a boxes, Prost lideró brevemente la prueba antes de pasar por el pit-lane.

Estaba claro que el Ferrari tenía la velocidad suficiente como para ganar pero la fiabilidad preocupaba al equipo, puesto que a lo largo de la pretemporada el coche jamás completó una distancia de carrera completa. Tanto era así que en la Scuderia se habían planteado salir con el depósito medio vacío para aparecer en televisión antes de que la caja de cambios cediera. El propio Mansell tomó la decisión de comprar su billete de avión de vuelta a casa a una hora a la que era imposible llegar si terminaba la carrera… para su gran regocijo, acabó perdiendo el vuelo, claro.

La gesta de Nigel Mansell es la que se recuerda más pero poca gente repara en el hombre del día, un Derek Warwick que perdió 25 segundos en los boxes con una rueda que no entraba… terminando quinto a tan solo 18 segundos del vencedor. Quien sabe si ese habría sido el día ideal para la primera victoria tanto de Warwick como de Arrows. A fin de cuentas, nunca tuvieron otra oportunidad para lograrlo. Aunque el quinto puesto era un buen resultado para comenzar la temporada, era imposible no pensar en lo que pudo haber sido. Sea como fuere, ello dejó la victoria en bandeja de plata a Mansell, cuyo Ferrari aguantó hasta el final contra todo pronóstico.

La historia de la victoria del británico incluye una parada a boxes con cambio de volante incluído -este se estaba soltando- y con un Joan Villadelprat que metió el nuevo volante con un golpe tan fuerte que se hizo un corte en su mano. No fue el único corte en la mano del día, puesto que Mansell también se abrió la suya con el trofeo, ya adolorido por las ampollas en las manos tras el esfuerzo hecho con un pilotaje completamente distinto a nada que había hecho nunca. A fin de cuentas, Mansell no había hecho aún una distancia de carrera completa con el cambio en el volante…

Al lado de Mansell en el podio se subieron Alain Prost y Maurício Gugelmin con uno de los Leyton House. Fue el único podio del brasileño, buen amigo de Ayrton Senna. En cuarto puesto, Johnny Herbert sorprendió a propios y extraños en su debut, meses después del pavoroso accidente en Brands Hatch. Era la demostración perfecta de que su talento seguía ahí. Como curiosidad, la victoria de Nigel Mansell supuso la primera vez que un piloto ganaba en su debut con Ferrari, 18 años después de que lo hiciera Mario Andretti… y 18 años antes de que repitiera la hazaña Kimi Räikkönen. La curiosa racha acabaría rompiendose en 2010, con Fernando Alonso igualando la efeméride tres años después del finlandés.

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