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¿Cómo es el coche de competición perfecto para Carlos Sainz?

A falta de un mes y dos días, el Dakar empieza a asomarse por el horizonte ante lo que puede ser una edición para el recuerdo. Las bases están sentadas para ello, con los refuerzos de MINI y el estreno de su buggy de nuevo cuño, el estreno de la nueva Toyota Hilux V8 y sobre todo por la despedida del llamado ‘Dream Team’ de Peugeot. A pesar de que los cuatro hombres de la firma del león tienen mecha para rato, hasta el propio Sébastien Loeb ha reconocido que puede estar ante su última participación en el rally-raid sudamericano, por lo que no deja de haber cierto halo de despedida en torno a la edición 2018.

En el caso de Carlos Sainz, estoy seguro de que una vez más será preguntado sobre su posible retirada, si este “será su último Dakar”. Como también estoy convencido de que volverá a entonar la misma respuesta a la que nos tiene acostumbrados: “el seguir lo analizaremos a final de año, como siempre. Es lo que me gusta y me divierte, de no ser así no lo haría, nadie me obliga”. Sainz volverá a afrontar el Dakar 2018 con las mismas ganas de siempre y la energía de ese joven piloto que hace ahora 25 años ganaba su segundo mundial de rallyes, el segundo de su ya de por sí exitosa carrera.

Porque son casi cuatro décadas desde que Sainz decidiera colgar la raqueta de squash para convertirse en un diestro de los rallyes. Precisamente, por eso, por su larga trayectoria como profesional la que lleva a sus espaldas, siempre es curioso el conocer cuáles son los coches con los que ha competido Carlos Sainz que más le han gustado. Eso es precisamente lo que le preguntó Red Bull hace unos meses, con motivo del aniversario de su debut en el Mundial de Rallyes al volante de un Ford Sierra en el Rally de Portugal. El madrileño tenía que hacer su coche perfecto juntando piezas de los vehículos con los que ha corrido.

Como no es de extrañar, dentro del apartado de suspensiones, Sainz se queda con su actual Peugeot 3008 DKR. Los 460 mm de recorrido, y la opción de literalmente ‘pasar por encima’ de cualquier obstáculo que se presente en el Dakar. Tampoco sorprende su elección en cuanto a diferenciales. Recordemos que, hasta el cambio de reglamento en 2006, los antiguos World Rally Cars 2.0 Turbo utilizaban diferenciales activos, algo que hacía al Citroën Xsara WRC como un kart de grandes dimensiones, muy fácil de llevar especialmente sobre asfalto.

Aunque el Xsara WRC se remonta a principios de la década de 2000, en realidad estaba en el apogeo de la era tecnológica del WRC, cuando se permitieron diferenciales activos en general. Más tarde, las reglas volvieron a los diferenciales mecánicos y otras ayudas al piloto como el ABS también fueron prohibidas. Pero el Xsara era la máxima expresión de la libertad técnica, a la que incluso ahora el deporte nunca ha vuelto.

¿Con qué coche se encontraba más cómodo, con cuál se divirtió más y cuál era el que tenía el manejo más avanzado? Todas estas preguntas tienen como respuesta un coche de rallyes. Sainz no podía evitar recordar su paso por Toyota, con los que cosechó sus dos títulos, especialmente el Toyota Corolla WRC, el coche con el que el fabricante japonés regresó al campeonato y una de las primeras unidades que montó lo que por aquel entonces se conocía como ‘joystick’, lo que era un cambio secuencial de palanca situado a la derecha del volante que necesitaba muy poco esfuerzo para ser accionado.

En cuanto a Diversión, el actual piloto de Peugeot eligió por compromiso el 208 T16 R5 de la firma del león, precisamente el último coche de rallyes que ha probado a la espera de que recibir la llamada de Yves Matton para hacer lo propio con el Citroën C3 WRC. A la espera por tanto de probar un World Rally Car de 2017, es lógico que Sainz decida poner el Volkswagen Polo R WRC que desarrolló junto a Dietter Depping y Sébastien Ogier como el coche más avanzado que ha pilotado.

Los autos han tenido una gran evolución en términos de manejo; Desarrollé mucho el primer Polo R WRC. Es el World Rally Car más moderno que he conducido, por lo que es normal que el manejo sea el más avanzado. Este fue un gran automóvil, simplemente iba hacia donde usted quería.

Para el final quizás las decisiones más difíciles: ¿Qué librea es la más bonita y cuál es su motor preferido? En cuestión del esquema cromático es especialmente difícil debido al poco riesgo que suelen correr los equipos oficiales a la hora de decorar sus coches de competición. Es por ello que, no sorprende que su preferido sea precisamente una de las pocas monturas privadas con las que compitió, el Lancia Delta Integrale de la Jolly Club con sus icónicos colores de Repsol. En cuanto al motor, aquí Sainz sí ha optado por la opción más lógica y sin duda la más sentimental, el del Ford RS200 Grupo B con el que compitió en el Campeonato de España de Rallyes de Tierra a finales de la década de los ochenta:

El rendimiento del motor está, por supuesto, relacionado mucho con la brida y el resto del automóvil. En el Campeonato de España en la década de 1980 manejé el Ford RS200 Grupo B y la potencia era increíble, pero también la relación potencia-peso era muy alta, así que se sentía muy rápido. Pero era un estilo de conducción muy diferente, ya que no había un sistema anti-lag en el turbo. Así que era mucho más brutal de lo que es ahora.

Vía | Red Bull

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Iván Fernández

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