La estética, esa arma de doble filo con el que ha estado jugando la FIA en lo que respecta al Mundial de Fórmula 1. Las aletas de tiburón, los morros tipo morsa o los alerones traseros estrechos han sido desechadas precisamente para no perjudicar a la imagen de los monoplazas actuales y año tras año, los técnicos que ayudan a redactar los nuevos reglamentos, se ven obligados a especificar qué nuevos diseños no tienen cabida en los coches, ya no sólo desde un punto de vista del rendimiento, sino también desde algo tan etéreo como la belleza.
Esa es precisamente una de las palabras más repetidas cuando se ha tratado de rebatir la conveniencia o no de introducir el Halo. Está claro que no va a hacer a los monoplazas de Fórmula 1 más bonitos y, sin duda, habría dispositivos de protección ante impactos frontales para el habitáculo mucho más adecuados desde un punto de vista estético. Sin embargo, la FIA no busca como primer objetivo que agrade el ojo a los aficionados, sino una solución eficaz desde el inicio que les dé tiempo para seguir trabajando en otras opciones que no generen tanto impacto visual como es dicho aro unido a un pilar central.
Otra de las frases que más se han escuchado durante este último mes, hacía referencia a que se estaba yendo “en contra de la pureza de la Fórmula 1”. Y mi pregunta es, ¿Cuándo no? La Fórmula 1 ha sido precisamente eso, evolución continua, buscar el monoplaza más rápido y aerodinámicamente más eficaz con unas reglas de juego pactadas anteriormente. Incluso McLaren probó con Prost una suerte de AeroScreen que nunca llegó a debutar. Dicha evolución se tiene que llevar también al apartado de la seguridad, y es ahí donde entraron en juego el Hans, los cascos integrales o los cables de sujeción de las ruedas.
¿Hubieran aceptado los pilotos de mediados del siglo pasado una solución similar? Nunca lo sabremos, pero Mario Muth, uno de los responsables del documental “Senna vs Brundle”, así como algunos trabajos con Red Bull TV, nos ha mostrado en unas recreaciones virtuales cómo se verían monoplazas tales como el McLaren MP4/4 o el Lotus 72D con un dispositivo similar. Ninguno de ellos será más ‘bonito’, pero tal vez hubiéramos tenido que decir en menos ocasiones adiós.
Vía | Mario Muth
