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Gran Premio de China 2008: Una victoria decisiva de Lewis Hamilton

La temporada 2008 de Fórmula 1 es de aquellas que crean afición. Un campeonato peleado entre los pilotos de dos equipos distintos, con sus cuatro integrantes ganando carreras, con un piloto de un tercer equipo que aguantó con opciones al título hasta prácticamente el final y otro guerrero de un cuarto equipo que logró un par de victorias (aunque una de ellas fuera absolutamente cuestionable). Felipe Massa y Lewis Hamilton pelearon el título hasta las últimas consecuencias y viendo como se resolvió el Gran Premio de Brasil de 2008, la victoria de Lewis Hamilton en la penúltima carrera en China fue absolutamente decisiva, pues sin ella no habría obtenido los puntos suficientes como para salir de Interlagos como líder y por lo tanto campeón.

La Fórmula 1 llegó al Gran Premio de China de 2008 después de una sonada victoria de Fernando Alonso en Fuji y con solo cinco puntos de diferencia entre Lewis Hamilton, líder del mundial, y Felipe Massa. Con veinte puntos en juego, cualquier resultado que tuviera al brasileño por delante de su rival dejaría el mundial con más igualdad para la última cita en Interlagos. Además, Robert Kubica sobrevivía aún en la lucha por el título al estar a doce puntos de la cabeza del mundial aunque para aguantar hasta Brasil necesitaría un desastre de los dos primeros clasificados. La sesión clasificatoria trajo ya algunas primeras indicaciones, con Kubica eliminado en la Q2 y saliendo undécimo mientras Hamilton firmaba la pole con Massa tercero. Entre ellos, Kimi Räikkönen haría de juez aunque lógicamente esperando ayudar a su compañero.

Las demás sorpresas en el top 10 eran el cuarto en parrilla de Fernando Alonso (por delante de Heikki Kovalainen en el segundo McLaren) y el sexto puesto de un Sebastian Vettel que ya era un piloto fijo en la parte alta de la clasificación a pesar de pilotar un Toro Rosso. En parrilla, los Ferrari optaron por el compuesto blando de Bridgestone, mientras Hamilton partía con neumáticos duros, al igual que Alonso. El inglés mantuvo la primera posición en la salida y el español perdió su cuarto puesto durante algunas curvas, antes de recuperarlo durante la primera vuelta. Por detrás, Kubica intentaba por activa y por pasiva mantener alguna opción de título y remontaba hasta el octavo puesto, aunque seguía necesitando problemas para Hamilton y Massa.

La primera tanda de paradas dejó a Hamilton con casi siete segundos de ventaja sobre Räikkönen y catorce sobre Massa. El objetivo del finlandés era alcanzar al líder para luego intentar reducir el ritmo de carrera. Mientras tanto, Kovalainen sufría un pinchazo y quedaba fuera de contención aunque sí pudo continuar en carrera. La carrera entró entonces en un momento donde la mayor parte de la actividad se encontraba en las posiciones más retrasadas. La pelea entre los Toro Rosso, Force India, Red Bull, Williams y Toyota mantenía la carrera animada aunque sin emoción por delante. Por su parte, Kubica pasaba a ser noveno tras las paradas. En BMW Sauber eran ya conscientes de que la oportunidad de pelear por el título se les escapaba, llevando a muchos a pensar en lo que pudo haber sido si después de la victoria en Canadá se hubiera seguido empujando en lugar de pasar a trabajar para 2009.

La segunda y definitiva ronda de paradas amplió aún más la ventaja de Hamilton sobre Räikkönen, pasando a ser ahora de trece segundos. El campeón del año anterior había tenido un segundo stint complicado y había perdido casi toda la ventaja de la que disponía sobre Massa, quien pasó por delante de su compañero en la vuelta 49 siguiendo órdenes de Ferrari. Esto dejaba al brasileño en segundo puesto aunque lejos de Hamilton. Por detrás, Kovalainen retiró el coche con problemas hidráulicos. Sin mayores problemas hasta la bandera de cuadros, Lewis Hamilton obtuvo la que era su quinta (y última) victoria de la temporada, con quince segundos de ventaja sobre Felipe Massa en segundo puesto. Kimi Räikkönen completó el podio para Ferrari, que salía de China con once puntos de ventaja sobre McLaren y con el título de constructores muy encarrilado.

La cuarta posición del Gran Premio fue para Fernando Alonso, mostrado como el R28 había sido el coche que mejor había evolucionado a lo largo de un año muy complicado en el que los equipos tenían que saber dividir sus esfuerzos entre los coches de la presente temporada y un año siguiente en el que la normativa técnica iba a cambiar por completo. Nick Heidfeld fue quinto, justo por delante de Robert Kubica en sexta posición. Para BMW Sauber, no había motivo para que el alemán dejara pasar al polaco, estando en cualquier caso sin opciones de título ya para Brasil. Timo Glock y Nelson Piquet Jr. completaron la zona de puntos en séptima y octava posición respectivamente mientras Sebastian Vettel tuvo un día difícil al ser noveno, por delante de David Coulthard.

Tras el Gran Premio de China, Lewis Hamilton amplió su ventaja al frente de la general en dos puntos, pasando de cinco a siete. Esto dejaba a Felipe Massa con la obligatoriedad de terminar la siguiente carrera entre los dos primeros, esperando que Hamilton fuera octavo si el brasileño era segundo y sexto si el héroe local lograba la victoria. Más allá de los candidatos al título, Robert Kubica mantenía la tercera posición con seis puntos de ventaja sobre un Kimi Räikkönen que por orgullo buscaría subir al tercer puesto de la general en Interlagos, algo que logró in extremis. Si Shanghái ya había estado repleto de emociones, lo que vendría unas semanas después iba a superar todo lo visto en la Fórmula 1. Espectáculo televisivo en su forma más pura. ¿El mejor final de un mundial de F1? Quizás.

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