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La imagen del día: Ferrari y la lección en forma de pesadilla

Primera y segunda posición en la parrilla de salida. Tercera y quinta posición en carrera. Inesperado y sobre todo, grave para sus aspiraciones de cara al título a pesar de ser solo la segunda carrera de veintiuna de 2019. Peor aún, por lo menos a nivel emotivo y mediático, es ver como Charles Leclerc dominaba la carrera solo para ver como el motor Ferrari le fallaba a falta de pocas vueltas para el final… aunque suficientes para que cayera hasta la tercera posición. Una victoria que habría sido enormemente popular en el paddock de la Fórmula 1 que no llegó. En una jornada, además, en la que Sebastian Vettel volvió a cometer un error en medio de una pelea cara a cara con Lewis Hamilton. Hay mucho que contar y que leer tanto a nivel superficial como entre líneas, en Ferrari. Por lo pronto, un domingo de pesadilla y una lección para que Charles Leclerc siga creciendo como piloto.

La carrera comenzó de forma interesante con Leclerc fallando en la arrancada y cayendo hasta la tercera posición. Los nervios del monegasco jugaron en su contra y no le ayudaron a la hora de defender sus opciones de victorias. Pero si los buenos pilotos pueden verse en circunstancias propicias, los grandes se descubren cuando se complica la jugada; el recién llegado a Ferrari rápidamente reaccionó superando a Bottas en primera instancia y a su propio compañero de equipo poco después. Lo hacía tras mandar un mensaje por radio en el que pedía paso al equipo: «soy más rápido, chicos» decía. Ahí estaba el primer punto clave de carrera, al intercambiarse las posiciones entre ambos y permitir esa situación que Leclerc se escapara al frente de la carrera. Su dominio sería de campeón.

El primer drama para Ferrari llegó con la inesperada presión de Lewis Hamilton sobre Sebastian Vettel. El alemán se defendió con más corazón que velocidad ante el primer intento del actual campeón pero a la segunda, el británico logró dar cuenta de Vettel y mientras este intentaba mantenerse cerca de su rival, perdió la trasera de su monoplaza y acabó trompeado. Volvía el peor Vettel de 2018. Habría sido potencialmente un grave problema y una pérdida de tiempo importante, pero los planos sufridos por los neumáticos causaron un enorme exceso de vibraciones que acabaron por provocar el desprendimiento del alerón delantero. Sin duda, el momento más visual de la carrera con una lluvia de chispas alrededor del Ferrari SF90 de Vettel mientras los pilotos que le seguían esquivaban el caos.

El final de la carrera de Vettel no tuvo mayor misterio, recuperándose hasta la quinta posición. Pero para aquel entonces, el mayor ritmo y la mayor eficiencia del joven Leclerc había quedado patente. Interesante será seguir la prensa italiana en los próximos días. Conocida por ser partisana del equipo de Maranello y poco benévola con los errores de sus pilotos, esta prensa juzgará con dureza un error más de Vettel y  cantará alabanzas de su joven estrella. Alabanzas justificadas, por otra parte. Su pilotaje fue impecable, dominando a placer hasta el fatídico mensaje de radio a su equipo: «¡Le pasa algo al motor!». En efecto, un cilindro de su motor falló y le dejó significativamente mermado de potencia. La ausencia de buena parte del rendimiento del motor le dejó sin opciones de defenderse de un Lewis Hamilton que tardó poco en superarle.

Tan tocado quedó el coche de Leclerc, que también Valtteri Bottas acabó adelantádole. Y de no ser por el Safety Car que hizo acto de presencia a falta de tres vueltas para el final, quizás incluso Max Verstappen le habría robado su primer podio. En una situación que desinfló a todo el paddock de la Fórmula 1 (rivales como Lewis Hamilton o Toto Wolff reconocían el buen trabajo de Leclerc), el piloto afectado sorprendió con su templanza. A pesar de ser tan víctima como todo su equipo, pedía perdón en la vuelta de retorno a boxes y tras bajarse de su SF90, procuraba valorar positivamente la experiencia. No quería quedarse con lo perdido, sino con el conocimiento de que tienen un coche que les permite pelear por ganar y que su propias manos están a la altura de los pesos pesados de la categoría reina.

Una pesadilla dominical para completar el sueño del sábado. Charles Leclerc completa un fin de semana que puede haberle dado la lección más importante de su carrera deportiva a nivel deportivo, aunque seguramente una de las más crueles. La Fórmula 1 es así, hay que aceptarlo y saber sobreponerse a las adversidades. Eso sí, habituado a imponerse a situaciones mucho más complicadas a nivel personal, cabe pocas dudas de que en el Gran Premio de China el número 16 llegará más fuerte que nunca. Muchos dirán que «ha nacido una estrella». La estrella de Charles Leclerc ya había nacido hace tiempo, pero se mostró de verdad esta tarde en Sakhir. La verdadera intriga llega ahora como habría llegado igual en caso de haber terminado Ferrari con un doblete liderado por Leclerc. ¿Cómo gestionarán en Maranello la buena actuación de su nuevo piloto, si se convierte en algo recurrente? ¿Se adaptará Vettel a la situación con éxito? ¿Responderá para marcar terreno o aceptará compartir casa con un potencial candidato al título? Y por último, ¿se mantendrá la alineación en 2020?

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