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Cuando BMW hizo de la necesidad virtud para adelantar a sus rivales directos

Si hay una marca alemana que está pegando fuerte en el mercado de coches eléctricos en estos momentos, esta es BMW. En estos momentos se encuentra muy por delante de sus competidores directos en este segmento: sólo en el primer cuatrimestre de 2024 ha duplicado los envíos de vehículos eléctricos de Audi y supera en dos tercios las cifras de Mercedes-Benz (Automotive News). Ahora bien, el camino para llegar hasta aquí no ha sido nada fácil.

El inicio radical con el BMW i3

Los bávaros se la jugaron allá por 2008 cuando empezaron a desarrollar el que sería el i3 original. Un coche que no se parecía, ni en forma ni en mecánica, a cualquier otra cosa que tuvieran en ese momento, aún con un fuerte impulso hacia mecánicas diésel que se llevaban gran parte de las matriculaciones en aquellos años. Era visualmente peculiar, no era barato y su chasis de fibra de carbono hacía que, en caso de accidente, fuera costoso de reparar.

El nacimiento de BMW i fue, sin duda, algo radical, sin olvidarnos del BMW i8 que pasó más desapercibido de lo previsto antes de desaparecer en 2020. Ahora bien, BMW aprendió la lección: no ser tan radical. Ni en el aspecto ni en la fabricación de los mismos, algo importante a la hora de expandir su gama electrificada, una carta que ha jugado de manera óptima.

El diseño y la manera de fabricar, claves para los BMW eléctricos

 

Por un lado, el diseño. A nivel de imagen, ha optado por diseñar sus modelos eléctricos con la misma o similar estética que los de combustión tradicional, en ocasiones hasta hacerlos difíciles de diferenciar, exceptuando por detalles obvios en el frontal o insignias en la parte trasera. Hoy día vemos eso con sus iX1, iX2, iX3 y su tope de gama entre los SUV eléctricos, el iX, además de los i4, i5 e i7.

La otra clave ha estado en contener costes de fabricación no dedicando plantas específicas. En su lugar, se han construido y se siguen construyendo en la actualidad en las mismas factorías que sus familiares de combustión tradicional.

BMW ha dado pasos de gigante desde que presentó sus i3 e i8 en 2011

Los éxitos de BMW con sus coches eléctricos con respecto a la competencia (además de marcas europeas, también frente a otra gran referente como es Tesla) tienen mayor mérito teniendo en cuenta la reducción en la demanda de coches eléctricos que se está observando en Europa. Buena parte de esto está relacionado con el final de las ayudas en diferentes países del Viejo Continente.

Pocos podrían imaginar todo lo que BMW aprendería y avanzaría cuando vieron, allá por 2011, las versiones de prototipo tanto del i3 como del i8. El pequeño hatchback de cuatro puertas estaría en el mercado dos años más que el superdeportivo, manteniéndose en la gama de Baviera hasta 2022.

Vista dinámica del BMW i3 en carretera, destacando su diseño futurista.
Logo de la marca bmw BMW i3
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El BMW i3 es un coche eléctrico pero permite instalar en opción un extensor de autonomía a gasolina para poder viajar con algo más de tranquilidad, aunque su diminuto depósito de gasolina ha de tomarse más bien como un elemento de emergencia y pensar que se trata de un eléctrico puro en todo caso. Si puedes enchufarlo en casa, lo tuyo es la ciudad y te lo puedes permitir, no busques más.

Ficha i3
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