Existen coches que nacen diferentes a todo lo concebido hasta el momento, ya sea por ser irreverentes o por darle a la sociedad una nueva fórmula que se adapte como solución a varios de sus problemas y necesidades. Uno de estos coches nació hace más de 25 años y, después de unos años sin fabricarse (en Europa, además), podría tener al fin un sucesor.
El Smart ForTwo podría tener sucesor
Hace varios años que nos quedamos sin el Smart ForTwo, el modelo original de la Smart original que ideó Mercedes con motores tricilíndricos de poca potencia, con un concepto ideal para la ciudad. En la actualidad (desde 2019), Smart es una joint-venture entre Mercedes y Geely que utiliza la arquitectura SEA de la firma china. De momento tenemos el #1 crossover para toda la familia y el #3 con un sabor más deportivo, ambos eléctricos, estando a la espera de que llegue el Smart #5 como el Smart más todoterreno.
Además, todos estos coches se fabrican en China, de manera que se han visto afectados de manera notable por los aranceles impuestos por la Unión Europea a China. De este modo, pasan de tener aranceles del 10% (el general) a un 18,8% para modelos de Geely además de ese 10%, lo cual va a repercutir en el precio de venta. Ahora bien, Smart tiene entre sus planes un dos plazas, que podría ser un reemplazo del ForTwo destinado a Europa.
El CEO de Smart en Europa Dirk Adelmann ha afirmado que la firma lanzará un cuarto modelo, tras los tres mencionados, que veremos en 2026 para el mercado europeo (Automotive News Europe). Esto es interesante dado que refleja la velocidad de desarrollo de los coches chinos, lanzando tres coches nuevos al mercado en tres años consecutivos y un cuarto en ciernes.
El ForTwo, tiempo atrás, llevó a que Smart (la Smart de coches de combustión, digamos) lograse volúmenes de ventas de 130.000 unidades anuales en Europa, mientras que entre enero y septiembre de 2024 Smart ha vendido algo más de 14.000 unidades – lo cual supone, a su vez, duplicar las cifras anteriores. Una muestra de lo pequeño sigue siendo el mercado de coches eléctricos en Europa, con una cuota de mercado que se ha estancado en lugar de crecer durante este 2024.
Podría fabricarse en Europa en lugar de China
La cuestión reside, entre otras, si se fabricaría en Europa. Era el caso del ForTwo precisamente, aunque no en fábricas propias sino por contrato. Fabricaron en Hambach, Francia (donde ahora se fabrica el Ineos Grenadier), así como en Novo Mesto, Eslovenia (donde se fabrica el Renault Clio y se unirá el Twingo para 2026) y en Born, Países Bajos. De hecho, la ‘nueva’ Smart está utilizando el mismo sistema ya que no tienen su propia fábrica como tal.
En función del segmento y los márgenes de beneficio, esto sería viable si se producen entre 20.000 unidades anuales a 50.000-60.000 unidades según Adelmann. Además, para contar como fabricante europeo debería cumplir al menos uno de los dos requisitos: el primero es el del 60-40, de manera que al menos el 40% de lo producido ha de ser local. El otro requisito es que al menos el 25% de la creación de valor ha de estar localizado en la región.
De momento fabrican en China por cuestiones burocráticas y costes energéticos. Ahora bien, Adelmann plantea que podrían llegar a producir coches en Europa de la misma manera, así como en otras partes del mundo como en el Sudeste de Asia para llegar a diferentes mercados. Estas decisiones se plantearon hace dos años al revisar la huella de carbono a nivel global, de manera que no es una cuestión que se haya iniciado como reacción a los aranceles.
«Hemos estado trabajando en un coche de dos plazas durante mucho, mucho tiempo. No lo llamaría sucesor del ForTwo sino proyecto de dos plazas. Como te puedes imaginar, un modelo potencial de dos plazas tiene mucho más potencial de mercado en Europa de lo que lo tendría en China o en otros mercados donde hemos lanzado modelos recientemente», declaró Adelmann, sobre un proyecto que de momento no tiene luz verde de la cúpula de Smart. De momento aguardamos a la llegada del #5, un concepto que poco tiene que ver con el ForTwo pero, por su enfoque familiar, puede funcionar muy bien en Europa.