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Gana un Lamborghini Murcielago LP-640, lo destroza seis horas después

Podría decirse que David Dopp es un hombre afortunado. Hace apenas unos días era el ganador de el primer premio de un sorteo de una cadena de gasolineras: un Lamborghini Murcielago LP-640. Este camionero de Utah estaba previsiblemente alegre con su nuevo juguete. Sin embargo, a las 6 horas de estar en posesión del flamante superdeportivo, tiene un accidente y lo destroza.

Se me ocurren pocos peores casos de mala suerte y de estar en su situación posiblemente no quiero pensar en lo que pasaría por mi cabeza. Según parece, estaba enseñando el coche a algún amigo y perdió el control del coche, circulando a unas 50 millas por hora en una zona limitada a 35 millas por hora. Dopp alega que ha sido culpa de una mancha de aceite, experiencia al volante dice que le sobra.

Sea como fuere, el Lamborghini ha terminado en una cuneta destrozado. Internet se convertía en un hervidero de comentarios en cuanto Jalopnik se hizo eco de la noticia, pero no se han limitado a recoger la noticia, y han tirado un poco más del hilo. Algo huele mal, y algo hace pensar que el accidente no ha sido accidental, si se me permite la redundancia. Hay muchas implicaciones fiscales.

Gana un Lamborghini Murcielago LP-640, lo destroza seis horas después

Para un hombre como David Dopp, con un salario modesto, el simple hecho de conseguir un seguro para el Murcielago ha implicado poner su casa como garantía real. Si Dopp se queda el coche, posiblemente gaste en mantenimiento más de lo que gana en un año, por lo que el accidente puede haber sido su salvación: de ser legítimo y el coche siniestro total, el seguro le daría su valor íntegro.

Dopp habría tenido que pagar unos 100.000 dólares en impuestos sólo para ser el propietario del coche, y si es finalmente reparado, lo único que conseguiría habría sido una mancha en el historial del coche y la misma deuda fiscal. Este problema no es nuevo, en España ocurre algo similar. Si ganamos un coche en un concurso, los premios tributan a tipos cercanos al 50% de su valor: no es un premio, es una carga pesada.

De momento la historia sigue así, y Dopp se muestra sorprendentemente alegre y optimista con respecto al seguro en su Facebook. La moraleja es que ganar un coche en un concurso no suele ser gratis, y en ocasiones puede traer muchos problemas: si se demuestra que el choque de David no fue accidental tendrá que pagar la reparación o vender el coche para piezas, perdiendo mucho dinero.

Fuente: Jalopnik
En Diariomotor: Lamborghini a las finas hierbas: accidente de 400.000 euros

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