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Miedo y asco en Japón: los Lamborghini tuneados de los tipos malos de Tokio

Cuando creías haberlo visto todo, Japón aún nos tiene reservadas muchas sorpresas acerca de esa, a veces sana, a veces detestable, afición por el tuning. Por desgracia, en esta ocasión tendremos que hablaros del segundo caso. De yakuza, de bōsōzoku, de japoneses para los que un Lamborghini de serie es demasiado mainstream y un bello deportivo italiano con más luces que una feria ambulante, simplemente cool. Hablaremos de otra forma de entender la diversión y un estilo de vida muy diferente, de una irremediable brecha cultural, tal vez, incomprensible desde nuestra mentalidad.

Morohoshi-san es un tipo muy interesante para la productora Maiham Media, un hombre que se define a sí mismo como un delincuente, para no andarnos con más rodeos, líder de una de las bandas que controlan los bajos fondos de Tokio. Y es que, más allá de la devoción que profesan los japoneses por sus automóviles, históricamente el tuning se convirtió en una de las señas de identidad de hampones del tres al cuarto y de gánsteres en meteórico ascenso hacia el control de su propio clan yakuza.

Antes de seguir leyendo os recomendamos que, ante el riesgo de arruinaros el domingo, solo veas estos vídeos bajo tu propia responsabilidad.

El tuning bōsōzoku se convirtió junto con los tatuajes en una de las señas de identidad de hampones en ascenso hacia el control de su clan yakuza.

De esa obsesión por declarar públicamente su pertenencia a una banda criminal, nacía el bōsōzoku, el lado más oscuro del tuning japonés y habitualmente centrado en la personalización de motocicletas. Para un yakuza, su medio de transporte personalizado es una seña de identidad más, como los tatuajes elaborados artesanalmente en su espalda. El señor Morohoshi reconocía que de esa tradición de personalizar motocicletas se pasó al tuning de deportivos. Y una cosa llevó a la otra. Puestos a hacer ruido y llamar la atención, ¿por qué no hacerlo con un Lamborghini Diablo GT con un obsceno despliegue luminoso?

Lo peor de todo es que el de Morohoshi-san no es un caso aislado, ni tampoco el más preocupante y horrendo. Decenas de propietarios de Lamborghini, mal tuneados, se reúnen habitualmente para mostrar las últimas locuras que han realizado sobre su máquina y escandalizar a los conductores que se encuentran con esta llamativa caravana del circo de los horrores en las carreteras de la periferia de Tokio.

Por si alguno tenía la menor duda, los creadores de este vídeo advierten que ni mucho menos quieren hacer apología de las actividades ilícitas de su protagonista. Por suerte, la pasión y la devoción de muchos japoneses por sus máquinas no siempre les lleva a hacer estas locuras. Y ante el daño psicológico que os hayamos podido provocar con estos vídeos, siempre está bien recordar la historia de esos orgullosos propietarios de un deportivo de Le Mans y más concretamente del que consiguió homologar para la carretera un Porsche 962C. Este vídeo también fue producido por Maiham Media.

Y porque tras todo lo dicho aún guardamos esperanzas en la cultura automovilística del país del Sol Naciente, trataremos de facilitar su redención con el siguiente vídeo que a partir de ahora guardarás en tu lista de favoritos.

Fuente: Maiham Media | vía The Verge
En Diariomotor: “Dajiban”, la nueva tendencia del tuning japonés

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