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"Todos iríamos un segundo más lentos pero, ¿y qué?", Elio de Angelis sobre la Fórmula 1

El otro día leí un estupendo artículo que publicaron en la web de RedBull, sobre frases célebres de grandes pilotos del pasado. Me gustaron casi todas, pero la que más me hizo pensar fue la de Elio de Angelis, el malogrado piloto del casco de «stormtrooper», que murió en un absurdo accidente en Paul Ricard, en 1986, mientras se disputaban unos test. Más que una frase, es un pensamiento completo, y nos hace reflexionar sobre la necesidad de tests, de invertir millones en I+D, y sobre el que es el problema fundamental de la Fórmula 1, hoy: el dinero y los recursos para recorrer el mundo y competir.

Creo que es una locura: todo el tiempo, los jefes de equipo se quejan de los costes de la F1 moderna. Entonces, ¿por qué siguen queriendo hacer estos test en cada pista, en los que se dejan una pasta? ¡Es como si tuviésemos 30 carreras en lugar de 16! ¿Qué diferencia habría si no probásemos en todas y cada una de las pistas? En cada GP hay un par de días de entrenamientos, suficiente para todos. Y de toda manera, los más rápidos seguirían estando delante. Sí, todos iríamos un segundo más lentos pero, ¿y qué?

La clave de todo está en ese «¿y qué?» de Elio. Hoy, por suerte o por desgracia, sabemos que los pilotos rinden todos a partir de la «misma» vara de medir: los test invernales y los viernes y sábados de prácticas. También hay algún test mediada la temporada, pero nada como antes, cuando las jornadas eran maratonianas, y «gratis» en el sentido de que se podía entrenar cualquier día del año. Pasamos del todo a la nada, en Fórmula 1.

Lo cierto es que, si todos los pilotos tienen las mismas hora, limitadas, para practicar, parten del mismo punto, y el talento (y el coche, cof, cof, no me señaléis) seguirá marcando la misma diferencia que con 10.000 km más a las espaldas. En aquélla época, los test servían más para afinar el coche, que para poner a punto al piloto. Y hoy, con los simuladores y la tecnología, ya no parece hacer tanta falta. Lo dicho, genial reflexión de un gran gentleman driver.

Como bonus track os recomiendo releer el estupendo artículo de Javier Rubio de hace unos años: «Elio de Angelis, el último ‘gentleman driver’ de la Fórmula 1«.

Vía | RedBull

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