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La historia de la semana: Ralf Schumacher, emperador de Japón

Ralf Schumacher llegó a la Fórmula 1 en 1997 de la mano de Jordan y después de haber probado nada más y nada menos que un McLaren. ¡Qué distinta pudo haber sido la historia de haber pilotado para el equipo de Woking el pequeño de los hermanos Schumacher! ¿Nos imaginamos a los dos hermanos luchando por el título en los dos equipos más potentes del momento? Habría sido algo digno de película. Pero antes de eso, en 1996 Ralf Schumacher se impuso en la Fórmula Nippon en su primer intento.

Tras una gran temporada en la Fórmula 3, siendo subcampeón del Alemania, terminando en segunda posición en el Grand Prix de Monaco de Fórmula 3 y en el Masters de Zandvoort antes de imponerse en el Gran Premio de Macao, el alemán se dirigió hacia Japón. Allí se estrenaría en la Fórmula 3000, al igual que lo hizo su hermano mayor cinco años antes. Incluso compitió para el mismo equipo, el Team LeMans. La diferencia era que Ralf Schumacher estaría toda la temporada.

Para acelerar el proceso de aprendizaje de los circuitos, Schumacher se sumó también a los esfuerzos del Team Lark en el JGTC. Allí compartiría un McLaren F1 con Naoki Hattori, su compañero en monoplazas. El estreno no pudo ser mejor, obteniendo la victoria en el circuito de Suzuka. La primera carrera del año de la Fórmula Nippon -que estrenaba nombre ese año- no tendría un resultado tan espléndido pero la tercera posición por detrás de Kazuyoshi Hoshino y Shinji Nakano era ciertamente un buen debut.

Poco tardaría Ralf en demostrar su talento como piloto y en la segunda prueba de la Fórmula Nippon en Mine, obtuvo el primer triunfo del año. El segundo pudo llegar en la tercera cita en Fuji tras marcar la pole position pero problemas en carrera le dejaron sin recompensa. Lo compensó con una victoria en Tokachi y un cuarto puesto en Suzuka, quinta prueba sobre diez.

Su primera mitad de año había sido buena y era suficiente para darle el liderato del campeonato. Mientras tanto, la fortuna no le sonreía en el JGTC, donde acumulaba abandono tras abandono después del embite inicial.  Las retiradas de Sugo y Fuji en la Fórmula Nippon parecían indicar que su campeonato estaba por irse al traste, sobre todo viendo como los vencedores, Toranosuke Takagi y Naoki Hattori, se acercaban en números de puntos al líder.

A falta de tres carreras para el final, Schumacher seguía líder pero tenía a cuatro perseguidores en el espacio de cinco puntos. Un abandono más habría sido terrible para sus aspiraciones. La tensión podía cortarse con un cuchillo en el entorno del alemán cuando el campeonato volvió a llegar a Mine. Y si el circuito había resultado talismán la primera vez, también lo hizo la segunda. El triunfo de Schumacher junto a las retiradas de la mayoría de rivales dejaban el título a su alcance.

Solo Naoki Hattori se mantenía con opciones reales y las hizo valer al imponerse en la penúltima carrera del año en el circuito de Suzuka. Allí, Schumacher tuvo que conformarse con una nueva cuarta posición. La cita final en Fuji tenía a Kazuyoshi Hoshino como aspirante al título con menos opciones, a unos lejanos nueve puntos del líder. Pero también partía con la pole position. Como si estuviera preparado, un accidente en la salida -en el que se vio involucrado un tal Pedro de la Rosa- causó una bandera roja y para cuando la carrera pudo empezar, la lluvia había hecho acto de presencia.

Ralf Schumacher fue el primero en caer mientras sus rivales rodaban en posiciones de podio tras un trompo que le dejó fuera de carrera. Poco después, Hoshino entró a boxes con un enfado monumental con problemas en su coche. Fuera de si y en un momento totalmente distinto a la tranquilidad habitual de los japoneses, el piloto se quitó el casco y lo arrojó al suelo, consciente de la oportunidad perdida, puesto que había anunciado que dejaba los monoplazas al terminar el año. Al final, el título se decidió tras un toque entre Hattori y De la Rosa, que iba camino a su primer podio en la categoría.

Mientras era adelantado por el español, Hattori perdió el control del coche y terminó fuera de pista y de carrera a pocas vueltas del final mientras un aliviado Ralf Schumacher sonreía en el muro de boxes. Era campeón de la Fórmula Nippon. Una semana después, los dos rivales juntos se reencontraron con la victoria la quinta prueba del JGTC en Sugo antes de finalizar el año con un nuevo triunfo, como no, en Mine. Aunque no fue suficiente, puesto que el otro McLaren del Team Lark les ganó por tres puntos. Pero Ralf tenía lo que había ido a buscar a Japón, el billete hacia la Fórmula 1.

 

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