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Charles Leclerc se queda sin frenos y envía el histórico Ferrari 312T de Lauda contra el muro

El circuito urbano de Mónaco nunca ha dado lugar para el error. El trazado del principado ha tenido accidentes como protagonistas prácticamente en cada una de sus intenciones y aunque la seguridad ha seguido evolucionando de la mano de los coches y del estudio intensivo del ACM y la FIA, prácticamente ningún campeonato que visita su asfalto consigue esquivar por completo dichos quebraderos de cabeza. El Gran Premio Histórico es precisamente uno de esos eventos que rozan cada año esa fina línea entre el espectáculo con joyas prácticamente únicas y los accidentes más dolorosos que puedas presenciar.

Lo habitual es que cada año repasemos los accidentes sucedidos en el GP Histórico haciendo mención de Gentleman drivers y otros pilotos con mucha menos experiencia a los que la rabia y prestaciones de sus monturas les puede pillar desprevenidos, pero ese que hoy le ha tocado el turno a Charles Leclerc de enviar contra el muro uno de los coches más icónicos del Campeonato del Mundo de Fórmula 1, el Ferrari 312T que utilizó en el pasado Niki Lauda.

Lo hizo en La Rascasse, en el famoso muro donde Michael Schumacher dejó el Ferrari y a solo unos metros del punto en el que Charles Leclerc tuvo el accidente durante la edición del año pasado del Gran Premio de Mónaco. El local, que estaba exprimiendo este monoplaza de la década de los setenta cuando lo perdió de atrás en la frenada, impactando el característico soporte del alerón contra las protecciones.

«Cuando crees que ya has tenido toda la mala suerte del mundo en Mónaco… pierdes los frenos en La Rascasse con uno de los Ferrari más icónicos de la historia«, se exculpó en parte Leclerc conocedor no sólo del daño moral sufrido por los incondicionales aficionados al gran circo, sino también la cuantiosa factura a la que ascenderá la misma para reparar y restaurar todas las partes afectadas por dicho impacto.

Aunque evidentemente esto no deja de ser una anécdota que le saldrá muy cara al propietario de dicha unidad, nos deja un nuevo capítulo para el que ha demostrado ser uno de los grandes talones de Aquiles de Leclerc, el cual ha tenido muchos contactos en trazados urbanos, desde Jeddah hasta Bakú, incluyendo el que seguramente le dolió más, el de 2021 en Mónaco, cuando tras conseguir el tiempo que le daría la pole se iba contra las protecciones y causaba un daño que no se revelaría hasta la vuelta de instalación en parrilla, obligándole a retirarse cuando iba a salir desde el primer puesto en su Gran Premio de casa.

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