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Fallece Ferdinand Piëch, histórico dirigente y artífice de la expansión planetaria del Grupo Volkswagen

El domingo por la noche nos dejó Ferdinand Piëch, que falleció en un hospital bávaro a los 82 años de edad. Falleció de forma repentina: se derrumbó mientras cenaba con su mujer en un restaurante. Piëch ha sido una de las figuras clave de la industria mundial del automóvil. Piëch era el nieto del mismísimo Ferdinand Porsche y a él se le atribuye la impresionante expansión global del Grupo Volkswagen. Este artículo no tiene grandes pretensiones, más que recapitular la vida y obra de Ferdinand Piëch, una figura tan polémica como fascinante.

Piëch nació en 1937 y comenzó su carrera profesional en Porsche, a finales de los años 60. Ingeniero de profesión, ejerció como ingeniero de desarrollo hasta que asumió labores de alta dirección décadas después. Siempre estuvo en contacto con el producto y podríamos decir que era un auténtico petrolhead. En 1968 lideró el proyecto de desarrollo del Porsche 917, que bien podría haber acabado con Porsche en la ruina. Invirtió dos tercios del presupuesto de desarrollo de la marca para construir 25 coches de competición con un radical diseño de motor turboalimentado refrigerado por aire.

Piëch transformó el Grupo Volkswagen en un consorcio multinacional de enormes beneficios. En 2002 ya estaba generando beneficios de 2.600 millones de euros.

Aunque aquella decisión estuvo muy discutida por miembros de la familia Porsche la apuesta fue realmente exitosa y el 917 se convirtió en uno de los coches de carrera más exitosos de la historia. Como jefe de desarrollo de Audi cimentó su reputación como directivo rompedor y polémico. Espoleaba la competencia interna dentro de la propia marca y ocultaba información a sus ingenieros para que no pudieran ser fichados por otro fabricante con secretos clave. Su ascenso en Audi fue imparable y en 1993 pasó a dirigir el gigantesco Grupo Volkswagen, convirtiéndolo en un consorcio automovilístico líder.

Una de sus grandes innovaciones – y una por la que pasará a la historia – fue su decisión de crear una técnica de construcción modular en el seno del Grupo Volkswagen. Esto permitió que ya en los años noventa, SEAT, Audi, Volkswagen y Skoda compartiesen hasta un 65% de las piezas, con un importante ahorro de costes. De Piëch fue la decisión de adquirir marcas como Lamborghini, Bentley o Bugatti. El proyecto del Bugatti Veyron fue uno de sus proyectos estrella, un pozo de dinero sin fondo cuyo único objetivo era crear el mejor coche del mundo: un sueño húmedo para cualquier ingeniero.

Perspectiva dinámica del Bugatti Veyron sobre asfalto de circuito

Nunca dejó de ser una figura polémica. Sus juegos de poder llevaron al Grupo Volkswagen a tomar el control de Porsche, tras una maniobra fallida inversa por parte de Porsche.

En 2015 Piëch dmitió, y abandonó el Consejo de Administración del Grupo Volkswagen, tras un duro enfrentamiento con Martin Winterkorn a causa del escándalo del Dieselgate. Nunca se supo hasta qué punto estuvo involucrado en el escándalo de las emisiones, pero desde 2015 el austriaco se limitó a realizar labores de asesoramiento para el grupo. Su salida marcó el final del clan familiar Porsche-Piëch en la gestión activa del Grupo Volkswagen, cuyo estilo de liderazgo ha cambiado para siempre desde el infame Dieselgate.

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