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Opel Astra 1.6 CDTI 110 CV, a prueba: el compacto que quiere hacer sombra al Volkswagen Golf

Aunque el coche más vendido en Europa sea el Volkswagen Golf, no podemos obviar la existencia de una competencia fiera en el segmento de los compactos. Aunque la pujanza de los crossover les arrebata cuota de mercado, el segmento C sigue siendo el más grande y rentable de nuestro país, y también del mercado europeo. Uno de los más acérrimos rivales del Volkswagen Golf es el Opel Astra, heredero del Opel Kadett, cuyos orígenes datan de principios de los años 60. El Opel Astra es uno de los coches más ubicuos en nuestras carreteras, y ha sido recién renovado hace menos de dos años. Ponemos a prueba su versión 1.6 CDTI de 110 CV, una de las más interesantes y vendidas.

El Opel Astra K es la quinta generación del compacto generalista de Opel, o la décima generación si incluimos a los Kadett en la línea sucesoria.

Opel lanzó el Astra K a finales del año 2015, y durante todo 2016 sus ventas han ido cogiendo ritmo. 20.852 unidades han encontrado dueño en 2016, año en que se posiciona como el undécimo vehículo más vendido de España. El Opel Astra K es un coche muy diferente al Astra J al que reemplaza. En primer lugar, está construido sobre una plataforma completamente nueva. Es la plataforma Delta de General Motors, que comparte con coches como el Chevrolet Cruze. Esta plataforma es más rígida y sobretodo más ligera, permitiendo al coche ser un mínimo de 120 kilos más ligero que su predecesor – y hasta 200 kilos, según versiones.

El Opel Astra J tenía fama de ser un coche demasiado grande y sobretodo pesado: algunas versiones superaban los 1.600 kilogramos de peso. Por contra, el Opel Astra K más ligero pesa sólamente 1.263 kilos. Con 4,37 metros de longitud en su versión de cinco puertas, es 5 centímetros más corto que su predecesor, así como 5 mm más estrecho. Y aún así, Opel afirma que el espacio interior es mayor que el de su predecesor, sin perjuicio en capacidad de carga. Tras llegar a la sede de Opel en Madrid, bajo al garaje y me encuentro mi unidad de pruebas. Fue mi compañera durante dos semanas y casi 5.000 kilómetros. Una prueba verdaderamente exhaustiva.

Impresiones de diseño y habitabilidad

El diseño del Opel Astra es correcto, sin llegar a enamorar en la combinación de este vehículo de prensa.

Nuestra unidad está pintada en color gris metalizado y monta unas equilibradas llantas de 17 pulgadas. Además, equipa los faros LED matriciales IntelliLux. En vivo es un coche relativamente discreto. Si nos fijamos un poco más en él, descubrimos detalles bonitos, como las cuidadas ópticas LED traseras o su calandra cromada, que se extiende hacia unas ópticas de tamaño considerable. Su perfil lateral no es especialmente armónico y su pilar C está partido – es una de esas modas actuales de diseño, mejor ejecutada en coches como el Opel Adam, más desenfadados. No enamora, pero no puede decirse que disguste.

Es un coche 100% generalista, que debe atraer a un gran número de personas, tanto físicas como jurídicas: las empresas y rent-a-car son clientes fundamentales del Opel Astra, y buscan un producto sensato, sin demasiadas estridencias. En este aspecto el Astra cumple. En el habitáculo los de Rüsselsheim no corren grandes riesgos: el coche no tiene una instrumentación 100% digital, ni elementos extraños de diseño, más allá de esa tapa inmóvil frente a la caja de cambio, que inexplicablemente esconde la caja de fusibles. Ergonómicamente hablando, era el espacio ideal para un excelente hueco portaobjetos.

El freno de mano eléctrico libera espacio en la consola central, que peca de tener pocos huecos portaobjetos.

La consola central del Opel Astra carece de huecos portaobjetos. Nos tenemos que conformar con los huecos portabebidas – con tapa corredera – y el espacio disponible bajo el reposabrazos, dicho sea de paso, sin posibilidad de regulación. Si a esto le unimos una guantera pequeña y sin iluminación, así como unos huecos no especialmente grandes en sus puertas – aunque admiten botellas de agua de hasta 1,5 litros – lo cierto es que el Opel Astra no pasa del suficiente en cuanto a almacenamiento interior. Sin embargo, es un interior agradable, en el que se pueden pasar cómodamente horas y miles y miles de kilómetros. Para empezar, está muy correctamente acabado.

Se aprecia un salto de calidad importante con respecto a la anterior generación, y personalmente he de alabar el tacto de volante y salpicadero, este último construido en un plástico soft-touch agradable. Algunas superficies están recubiertas de plástico piano black, afortunadamente, en zonas que no suelen tocarse habitualmente. Si quieres encontrar terminaciones mejorables o alguna rebaba cortante lo conseguirás, no lo niego. Podríamos decir que el Opel Astra se encuentra en la media del segmento en este aspecto. La instrumentación es de lectura clara, y aunque la mayor parte de gente se guíe por el velocímetro digital, los números del analógico podrían ser algo más grandes.

La posición de conducción es baja. No esperes ir viendo la carretera y el tráfico como si estuvieras conduciendo un crossover.

¿Qué hay del espacio a bordo? En primer lugar he de alabar los asientos delanteros. Tras 5.000 km a su volante, mi espalda no se quejó ni un solo momento. Son grandes, son cómodos y a pesar de no ser los AGR opcionales, tienen detalles como el soporte lumbar regulable o el apoyo extraíble para los muslos. Un conductor de 1,83 metros de alto, y más bien grueso – un servidor – no tuvo limitación alguna de espacio en sus plazas delanteras, aunque en todo momento mi rodilla derecha estuviera apoyada en la consola central. En las plazas traseras tampoco he sentido falta de espacio para la cabeza o las piernas, incluso con el asiento reglado para una persona alta.

Hay rivales con plazas traseras mayores, pero no demasiados. Además, el detalle de añadir dos puertos USB a las plazas traseras me parece todo un acierto. En esta unidad, los asientos traseros eran calefactables (Pack Invierno, 600 euros). El acceso a las plazas es ligeramente mejorable, ya que el hueco de la puerta no es grande y la puerta no se abre demasiado. En personas ancianas podría suponer la diferencia entre requerir ayuda o poder entrar y salir del coche por sí mismas. En cuanto al maletero, este Opel Astra tiene un volumen de carga máximo de 370 litros. Es un volumen correcto, pero rivales como el Peugeot 308 o el Renault Mégane superan dicha cifra.

Esta unidad lleva el sistema de infotainmente IntelliLink 900, compatible con Apple CarPlay, no con Android Auto.

El borde de carga está a una altura correcta, y sus formas son aprovechables. Nuestra unidad no tenía rueda de repuesto, sólo un kit antipinchazos. La superficie de carga no se puede colocar a diferentes alturas, y en el caso de unidades sin la «galleta» opcional, se forma un salto entre el piso de carga y la parte trasera de los asientos. El volumen máximo de carga es de 1.210 litros. El maletero está iluminado y hay algunos ganchos en los que atar una red o fijar la carga. Es en resumen, un habitáculo sin florituras, pero honesto y relativamente espacioso. Es hora de hacernos a la carretera y hacer kilómetros.

5.000 km a bordo de un mechero

Este Opel Astra estaba equipado con un motor diésel 1.6 CDTI de 110 CV. Es un motor de desarrollo reciente, caracterizado por un elevado par motor – 300 Nm entre las 1.750 rpm y las 2.000 rpm – así como unos consumos declarados muy bajos. De media según el ciclo NEDC, este motor consume 3,7 l/100 km. Curiosamente, este motor carece de sistema Stop & Start de desconexión automática en paradas. Es un propulsor bien aislado del habitáculo, y a pesar de ser algo ruidoso con cargas altas y al arrancarlo en frío, por norma general tiene un funcionamiento silencioso y refinado.

Sobre el papel, hace el 0 a 100 km/h en 11,0 segundos y tiene una velocidad punta de 195 km/h.

Lo que me he gustado del motor es que no se siente como un 1,6 litros. Es muy progresivo, e incluso desde unas 1.400 rpm empuja con decisión, sin titubear hasta las 4.000 rpm. Pero sin duda alguna es un motor que destaca por unos consumos de combustible excelentes. La media de mis 5.000 km de prueba fue de 4,4 l/100 km según el ordenador de a bordo, pero he llegado a ver medias extraurbanas inferiores a los 4 l/100 km. En un trayecto Gijón-Gerona, consumió una media de 4,3 l/100 km, recorriendo casi 1.000 km hasta el repostaje – su depósito tiene 48 litros reales, no es especialmente grande.

En un uso más mixto se pueden esperar unos 800-850 km de autonomía real, e incluso con mucha conducción urbana es difícil ver medias superiores a los 6 litros a los 100 km. Es muy frugal, y no le gusta pisar la gasolinera. Al mismo tiempo, es un motor con una sorprendente reserva de potencia, que permite solucionar adelantamientos con presteza gracias a un cambio muy correctamente escalonado. Os prometo que tuve que mirar la ficha técnica en una ocasión para asegurarme que no estaba probando una versión de 136 CV. Incluso con cuatro personas a bordo responde de forma contundente. En este aspecto, el coche recibe un claro sobresaliente.

Todas las piezas encajan a nivel dinámico. Es un coche con comportamientos nobles y seguros.

Donde se percibe una gran mejora con respecto a su predecesor es en cuanto a agilidad y dinámica. Aquél Astra J se sentía pesado y torpe, y realmente lo era. Con un peso de 1.350 kilos – 150 kilos menos que su predecesor – es un coche que se siente ágil, dispuesto a cambiar de dirección de forma solícita, respondiendo con precisión a las órdenes del conductor. Su suspensión tiene un tarado orientado al confort, pero es suficientemente firme como para divertirnos en algún tramo revirado. Con un motor más potente y una suspensión deportiva, probablemente sea uno de los compactos más divertidos del espectro generalista.

No todo son halagos. La visibilidad hacia atrás es bastante mala a causa de la forma del pilar C. En ciudad de veras vienen bien los sensores de aparcamiento y el avisador de vehículo en punto muerto. Otra manía del Opel Astra es la sensibilidad de su asistente de aparcamiento: activa los sensores cada vez que nos detenemos, y si por ejemplo nos acercamos al borde de la carretera para pagar un peaje, el coche se convierte en una fiesta de pitidos, de alto volumen. Tras varios miles de kilómetros, uno termina francamente cansado. Ah, y se reactivan automáticamente cuando apagamos el motor: en cada trayecto los tendrás presentes.

Si no quieres un Opel Astra con motor diésel, están disponibles motores 1.4 turbo de gasolina, con 125 CV o 150 CV.

Nuestra unidad de pruebas estaba equipada con el sistema de infotainment IntelliLink 900 Navi (extra de 850 euros). Su funcionamiento es muy fluido, sus menús claros, y es compatible con Apple CarPlay – ahora ya es también compatible con Android Auto, pero no en esta unidad de pruebas. Como mi teléfono es Android, tuve que comprobar su funcionamiento con el iPhone de mi pareja. Gracias a una SIM 4G incluida, el coche se convierte en una red WiFi con ruedas, a la que yo y otros tres pasajeros pudimos conectarnos al mismo tiempo. Es especialmente útil para el streaming de música. Esta unidad también tenía activados los servicios OnStar, de asistente personal, localización del vehículo y llamada de emergencia.

El asistente personal de OnStar es una persona en un call-center, que puede enviar a nuestro navegador una nueva dirección, o ayudarnos en su búsqueda. También nos ayudarán en caso de avería o accidente. El servicio es gratuito durante el primer año, pero a partir de entonces cuesta 9,95€/mes, tarifa de datos aparte. Si se usa con mucha frecuencia puede ser útil. Es especialmente útil de la mano de la app MyOpel, con la que desde nuestro teléfono podremos ver la localización del coche, su nivel de combustible, o incluso abrirlo y cerrarlo. Buena idea si has olvidado las llaves dentro, sin ir más lejos.

Con todos los extras, el precio de la unidad probada asciende a 22.176 euros, descuento promocional incluido.

Por último, he de hablar de los faros LED matriciales IntelliLux (extra de 1.100 euros). Aunque «sólo» posee 12 luminarias LED, los recomiendo encarecidamente si vas a conducir habitualmente por secundarias o autopista. El asistente de largas alumbrará con potencia los lados de la carretera, y encenderá o apagará los LEDs necesarios para no deslumbrar a otros vehículos. Si bien otros LEDs matriciales de otros vehículos son más precisos, su funcionamiento es muy satisfactorio y es un extra recomendable. El nuevo Opel Insignia monta una versión mejorada de este sistema, con muchos más LEDs para una mayor precisión y eficacia lumínica.

Conclusiones

Este Opel Astra con acabado Dynamic y motor 1.6 CDTI de 110 CV ha sido un fiel compañero de viajes durante dos semanas. Aunque no sea el coche más emocionante ni el más rápido, ni el mejor acabado, cumple con nota en casi todos los aspectos objetivos, a excepción del almacenaje de objetos a bordo. Si hay algo a destacar especialmente ha sido el buen tacto y el consumo frugal de su motor diésel, así como un comportamiento dinámico mejorado con respecto a la anterior generación. Es un buen coche a un precio competitivo, en un segmento donde muchos rivales se han puesto las pilas – como el nuevo Hyundai i30 o el renovado Volkswagen Golf – y no vienen en son de paz.

En Diariomotor:


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