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Hypermiling: los 10 mandamientos para el ahorro de combustible

La palabra hypermiling, que podríamos interpretar como «conducción ultraeficiente» se ha puesto de moda en los últimos tiempos. Existen infinidad de webs, foros y blogs (especialmente americanos) que nos enseñan los trucos para el ahorro de combustible.

El programa Translogic 71 ha decidido recopilar en un vídeo y poner a prueba los 10 mandamientos de esta especie de religión del ahorro al volante. En tiempos de crisis, creo que merece la pena comentarlo.

Pues bien, según Translogic, los 10 mandamientos son:

1 – Reducir al mínimo la masa del vehículo. Se refiere a descargarlo de objetos no esenciales que suelen viajar en el maletero y que transportamos inútilmente de un lugar a otro olvidando que están allí. Probablemente es el más intuitivo, pues masa es sinónimo de inercia en física, lo que quiere decir que la dificultad para cambiar la velocidad de un vehículo (acelerar y frenar) es proporcional a su masa desplazada.

2 – Apagar el aire acondicionado. Aquí empezamos con la polémica, pues es evidente que el compresor del aire acondicionado es consumidor de energía, pero si la alternativa es bajar las ventanillas habría que ver hasta qué velocidad y temperatura exterior a contrarrestar es más económica una estrategia o la otra. A alta velocidad, habrá un momento en el que las turbulencias de las ventanillas abiertas sean más perjudiciales que el aire acondicionado.

… desde un punto de vista técnico y obviando la alta probabilidad de un accidente, la zona de turbulencias y bajas presiones que deja tras de sí un vehículo ofrece menos resistencia al avance que el aire en calma, luego supone un ahorro

3 – Bajar las pendientes en punto muerto. ERROR, diría yo. Es posible que, en algún caso de pendiente muy suave en la que hay que pisar el acelerador un poco para mantener la velocidad, se pueda llegar a gastar menos en punto muerto que con una marcha engranada. Incluso en ese caso yo recomendaría encarecidamente mantener la capacidad de acelerar (por razones de seguridad) y de retener del motor. En general, un descenso pone el consumo a cero si dejamos que la inercia del coche mueva el motor, mientras que al ralentí el motor se mueve a sí mismo y consume.

4 – Inflar los neumáticos al máximo. Bueno, esto reduce la resistencia a la rodadura y por tanto debería mejorar el consumo. De nuevo los efectos secundarios en seguridad, así como el desgaste irregular de los neumáticos (por el centro) ponen en entredicho la medida pero no puedo negar que, probablemente, se ahorre algo combustible. Yo lo sustituiría por «comprobar periódicamente que la presión de los neumáticos es la recomendada».

5 – Reducir lentamente antes de parar (semáforos, cruces…). Es una sabia medida, pues la inercia del coche mantiene el motor en movimiento, llevando el consumo a cero igual que en las cuestas abajo. Cuanto más tiempo estemos reduciendo la velocidad del vehículo (cuanto más nos anticipemos a la detención) mejor. Esta es excelente y realista.

6 – Circular al rebufo de otros vehículos. Esto es tan arriesgado que casi no merece comentario, simplemente hay que estar mal de la cabeza para jugársela así. No obstante, desde un punto de vista técnico y obviando la alta probabilidad de un accidente, la zona de turbulencias y bajas presiones que deja tras de sí un vehículo ofrece menos resistencia al avance que el aire en calma, luego supone un ahorro.

… cuando es necesario un esfuerzo extra del motor, digamos subiendo una pendiente, lo que hay que buscar es la «zona óptima» en la que el motor trabaja más eficientemente

7 – Cambiar frecuentemente, a bajas vueltas. Sin duda es lógico, pero también está sujeto a matizaciones. Conduciendo en horizontal, está perfecto mantener el motor bajo de vueltas con el acelerador al mínimo, pero cuando es necesario un esfuerzo extra del motor, digamos subiendo una pendiente, lo que hay que buscar es la «zona óptima» en la que el motor trabaja más eficientemente, y evitar pisar más a fondo con el motor «ahogado» a bajas revoluciones. El régimen de par máximo es un buen indicativo para buscar ese punto óptimo y, de hecho, es el óptimo en caso de acelerar a fondo.

8 – Subir pendientes gradualmente. En este punto, quienes hayan recorrido largas distancias en bicicleta entenderán que intentar mantener un ritmo fuerte en subida quema más energía que mantener un ritmo suave y constante. Pues eso, como si fuésemos pedaleando para subir, y ojo, coger impulso antes de una cuesta también vale, para luego reducir gradualmente mientras vamos subiendo.

9 – Mantener una velocidad constante y evitar las pendientes. Puesto que acelerar y subir cuestas implica un esfuerzo adicional, evitemos esas circunstancias. Perfecto.

10 – Planificar las rutas más fluidas y horizontales, no necesariamente las más cortas. Pues también, aunque ojo con rutas más largas y en llano, porque optimizan el consumo por kilómetro recorrido pero pueden empeorar el consumo total si se alargan en exceso.

Un último apunte, obvio pero imprescindible: lo primero es ir seguros al volante.

Feliz hypermiling.

Fuente: Translogic
En Tecmovia: ¿Conducción ecológica o conducción eficiente? Lo mejor es usar el sentido común | El Mondeo que recorrió más de 2.000 km con un depósito

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