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¿Rodar con un DTM actual en Nordschleife? Un lujo para los sentidos

Parad un momento, dejad lo que tengáis que hacer en lo que queda de mañana y prepararos para babear un poco. Hace unos días, Augusto Farfus estuvo rodando en el Infierno Verde con motivo de un acto promocional (de los muchos y variados que hay durante el año) para la firma de lubricantes Shell. El brasileño lo hizo con su habitual montura, el BMW M4, por lo que estamos ante la vuelta de un DTM al antiguo trazado de Nordschleife, o lo que ya hemos calificado en otras ocasiones como orgasmo audiovisual.

Y es que Farfus no se cortó ni un pelo a la hora de atacar la siempre complicada pista germana en un coche que desde luego no suele estar tan habituado a rodar en estas condiciones como sí lo están sus primos lejanos, los GT3. De nuevo resulta asombroso ver como uno de los ya pilotos franquicia de la firma bávara se permite el lujo de comentar ciertos aspectos de la pista (incluso chocar manos con su acompañante) mientras el BMW M4 DTM está tocando el limitador en la sección sexta a fondo que parte en dos el trazado.

Dos apuntes desde un punto de vista más de curiosidad. El primero de ellos, lo extraño que resulta ver un segundo baquet instalado en un coche del Campeonato Alemán de Turismos y lo segundo, las precauciones que toma Farfus en la zona más peligrosa del circuito, la misma en la que se produjo el accidente Jann Mardenborough en una de las pruebas del VLN en 2015 y que ha estado limitada en cuanto a la velocidad. Obviamente, el M4 DTM no está preparado para ese tipo de rasantes.

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