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Volkswagen se reconcilia con Greenpeace. ¿Condenados a entenderse?

Es difícil encontrar un calificativo que defina la relación existente entre el Grupo Volkswagen y Greenpeace. “Amor y odio” sería demasiado pretencioso. Pero lo que está claro es que independientemente de la injusta campaña mediática y el boicot liderado por el famoso grupo ecologista contra el gigante alemán, ambos están condenados a un entendimiento mutuo. Y es que durante los últimos años, y en palabras de Volkswagen, ha existido “un diálogo constructivo y, algunas veces, conflictivo acerca de la reducción de las emisiones de CO2“.

En el último Salón de París, y en un momento tan importante para Volkswagen como lo era la presentación del nuevo Volkswagen Golf, Greenpeace montó un numerito – pancartas incluidas – con una dura crítica a la marca por el peliagudo asunto de la contaminación. Ahora Volkswagen anuncia que en sus conversaciones con Brigitte Behrens, Directora Ejecutiva de Greenpeace, se ha llegado a conclusiones muy interesantes sobre el reto de reducir las emisiones conjuntas de la flota a 95 g/km de CO2 hasta 2020, pero sobre todo acerca del sistema por el cual se computan estas emisiones medias.

Volkswagen y Greenpeace

Volkswagen acata reducir sus emisiones globales a 95 g/km de CO2 en un plazo de siete años. Hay quien pide que la reducción alcance los 70 g/km antes de 2025.

Hasta ahora Greenpeace abogaba por esta reducción en las emisiones globales de CO2, sin que híbridos o eléctricos entrasen en juego como el truco del trilero que permitiese maquillar las cifras. Recordemos que estos modelos tan eficientes cuentan con un factor multiplicador para reducir la cifra global de emisiones. Será una calificación discutible, pero lo que no podremos poner en duda es que todos los incentivos que se den a los eléctricos serán tan pocos como necesarios para lograr que las marcas sigan invirtiendo en ellos.

Greenpeace también reclamaba en su petición Europe vs CO2 por límites aún más estrictos para el año 2025. La Organización de Consumidores Europeos (BEUC) habla ya de 70 g/km de CO2 en un plazo de doce años.

Llegar a un consenso en este último aspecto no será sencillo. En Volkswagen advierten que para lograr objetivos tan estrictos “los clientes tendrán que aceptar sus avanzados sistemas de propulsión alternativos”. Yo añadiré que pedir un compromiso mayor sería equivalente a criticar a las máquinas y la tecnología en pleno Siglo XXI por haber sustituido la labor manual de los trabajadores.

¿Por qué Greenpeace la tiene tomada con Volkswagen?

Hasta que el comprador no esté dispuesto a pagar bastante más por consumir menos, no se podrán pedir compromisos más estrictos que los ya asumidos.

La elección de Volkswagen como blanco de todas las iras de Greenpeace responde única y exclusivamente a la importancia del Grupo en Europa y a su elevada cuota comercial. Según Greenpeace, la nueva generación de Volkswagen Golf podría haber alcanzado consumos – para toda la gama – inferiores a los 3 litros/100 kilómetros. De hecho el BlueMotion se presentaba con unos consumos de tan solo 3,2 litros/100 kilómetros, pero simplificar toda la gama a un único motor tan ahorrador y sin coste añadido, o muy pequeño (según Greenpeace el coste real de las medidas Bluemotion para un Polo no supera los 300 euros), es poco menos que un suicidio comercial.

Que las marcas pueden hacer más por reducir consumos y emisiones, es algo evidente. Pero, ¿quién estaría dispuesto a pagar más (o mucho más) por un coche en pos de la salvación del planeta? Me temo que no mucha gente.

Volkswagen XL1

Está claro que Volkswagen no puede menospreciar las conversaciones con Greenpeace, ni tampoco permitirse el lujo de la campaña de boicot liderada por este grupo ecologista. Las connotaciones negativas de cualquier campaña mediática que te tache de “contaminante”, además de injusta, es dañina, para una marca que en efecto se ha volcado con la reducción de emisiones. El más claro ejemplo lo tenemos en el Volkswagen XL1, que por su reducida tirada (no más de 50) no será demasiado relevante para el computo global de emisiones, pero al menos es toda una declaración de intenciones.

Un fabricante podrá enarbolar la bandera de la eficiencia, incluso del ecologismo, pero más allá de sus esfuerzos todo esto no deja de ser una pantomima en tanto ninguna marca podrá dejar de trabajar “siguiendo la corriente” de las normativas europeas e internacionales y jamás enfrentarse a la lógica de una empresa: obtener beneficios.

¿Cuál será el próximo capítulo de la peculiar relación entre Volkswagen y Greenpeace?

Fuente: Grupo Volkswagen
En Diariomotor: Greenpeace quiere ponerle los puntos sobre las íes a Volkswagen parodiando su anuncio
En Tecmovia: El nuevo VW Golf es el más eficiente de la historia del modelo, pero no lo suficiente para Greenpeace

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