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Caza de brujas: la EPA estadounidense probará las emisiones en circulación de todos los coches diésel

El escándalo de los TDI en el Grupo Volkswagen – que se ha ramificado y ha desvelado que 800.000 coches falsearon a la baja sus datos de consumo homologado – ha tenido graves repercusiones en la industria. Repercusiones a las que los organismos reguladores no son ajenos. Un juego de «el que hizo la ley hizo la trampa» llevado al extremo, por así decirlo. El juego ha terminado, y la EPA estadounidense ha anunciado que probará las emisiones en circulación de todos los coches diésel para evitar problemas futuros.

El director de calidad de aire de la EPA dice que la agencia debe pensar como lo harían los tramposos para detectar posibles fraudes.

La EPA ha sido la organización que destapó el fraude de la emisión excesiva de óxidos de nitrógeno en los motores 2.0 TDI del Grupo Volkswagen, así como en los 3.0 TDI, hace apenas unos días en este último caso. La Comisión Europea ya ha votado crear pruebas de homologación de consumos y emisiones en circulación, que comenzarán en 2017. La Comisión se doblegó ante la industria automovilística, pero la EPA no seguirá el mismo camino, y ya ha comenzado pruebas aleatorias para determinar si más vehículos incumplen los límites fijados.

Las pruebas se hacen en circulación, con equipamiento portátil de medición de emisiones. Los coches elegidos son modelos 2015 y 2016 de todos los turismos diésel a la venta en Estados Unidos, desde el Chevrolet Cruze turbodiésel al BMW 420d, pasando por todo el elenco del Grupo Volkswagen, el líder en ventas de vehículos diésel en Estados Unidos. La EPA no ha comunicado el procedimiento de las pruebas, temiendo que los fabricantes comiencen a planear formas de alterar las emisiones de los vehículos.

La EPA mide desde hace años las emisiones en carretera de los grandes camiones, pero no de los turismos.

Pero sí sabemos que no son vehículos de pre-producción como los empleados en Europa para homologar consumos y emisiones. Esto elimina el peligro de que el fabricante del vehículo lo «adapte» a las pruebas para lograr cifras inferiores a las reales. La EPA pedirá vehículos prestados a los concesionarios, vehículos de prensa al fabricante e incluso recurrirá a vehículos de clientes. En este último caso, el cliente será compensado con 20$ al día, un depósito de combustible lleno, un cambio de aceite y un coche de sustitución.

El objetivo de esta «caza de brujas» es detectar a los vehículos que falsean sus emisiones en circulación. Detectar la presencia de otros «defeat devices» mediante la detección de un nivel de emisiones – de óxidos de nitrógeno – excesivo en comparación al medido en laboratorio. Por supuesto, saben que las emisiones en circulación del coche serán superiores a las homologadas, pero buscan grandes divergencias. Como las detectadas en algunos 2.0 TDI, hasta 40 veces superiores a las detectadas en laboratorio.

El «Dieselgate» favorecerá la adopción de vehículos híbridos y eléctricos por el consumidor americano.

Estas pruebas también afectarán a vehículos más antiguos, con el simple objetivo de comprobar si sus sistemas anticontaminación siguen funcionando de forma efectiva. El resultado de este concienzudo examen de los vehículos diésel a la venta en Estados Unidos será publicado en unas semanas. La EPA no es ajena a este tipo de pruebas: desde hace años, miden las emisiones en circulación de los grandes camiones. Los resultados demostrarán si otros fabricantes están haciendo trampas, o ha sido únicamente el Grupo Volkswagen.

A nivel personal, pienso que esta caza de brujas tendrá resultados claros: disuadir al consumidor americano del uso de coches con motor diésel. Está claro que es un buen momento para las empresas que han centrado su futuro en los híbridos y los eléctricos. Igualmente, pienso que esta crisis ha sido un toque de atención importante para la industria, así como para los reguladores. Y parece que por fin los organismos gubernamentales se han dado cuenta de que sus procedimientos de homologación favorecen este tipo de trampas.

Si vas a un examen y sabes la respuesta del problema, sólo tienes que desarrollar un procedimiento para llegar a ella. El factor aleatorio debería evitar este tipo de trampas. Y por una vez, Europa debería tomar nota de Estados Unidos.

Fuente: New York Times
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