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Conducir tu diésel muy tranquilo puede salirte caro: averías en la EGR y el filtro antipartículas

Aunque no convine generalizar, la razón de ser de un diésel, sobre todo de esos 1,5 y 1,6 litros, e incluso hasta los 2,0 litros, es la de conseguir un bajo coste por kilómetro, sin claras pretensiones deportivas. Así pues, si tienes un coche con este tipo de motorización, lo más normal es que acostumbres a conducir bajo de vueltas para conseguir el mayor ahorro posible, pero ¿sabías que en realidad puedes llegar a provocar una avería de hasta casi mil euros? Pues sí, entre las averías más habituales en los diésel se encuentran las relacionadas con dispositivos anticontaminación como la válvula EGR y el filtro antipartículas, y en muchos casos, una conducción inadecuada es la causante.

 

La EGR, la gran perjudicada por conducir a bajas revoluciones

Valvula Egr Funcionamiento Problema Averia Diagrama Esquema

La gran afectada de esa conducción tranquila a bajas vueltas es, sin duda alguna, la válvula EGR. Este dispositivo deja pasar parte de los gases de escape a la admisión en ciertas circunstancias, como cuando el motor trabaja a cargas parciales, de forma que entra menos cantidad de oxígeno a los cilindros, dando lugar a una combustión «más fría» en la que no se alcanza la suficiente temperatura como para que se formen grandes cantidades de óxidos de nitrógeno (NOx).

Así pues, conducir de esta forma prolongadamente aumenta el tiempo en el que la EGR está abierta, recirculando, y se da también la situación que bajo esas circunstancias la combustión en el motor tampoco suele ser completa, produciendo cierta cantidad de hollín o carbonilla, que junto a otro tipo de suciedad y residuos, va depositándose en la EGR hasta quedar obstruida. Llegado ese momento, la solución pasa por una limpieza de la misma en los casos más leves, y por sustituirla en los más graves, estimándose el coste de la reparación desde unos 50 o 100 euros en el primer de ellos, hasta incluso 500 € o más en los segundos, dependiendo del tipo de EGR que tenga tu coche.

 

Otros componentes, como el FAP, también pueden averiarse

Pero como decíamos, no sólo la EGR es la gran afectada, sino que el filtro antipartículas o FAP es otro clásico. Su misión es la de atrapar todas esas partículas, para después, en un proceso llamado regeneración, quemarlas e incinerarlas. Para ello, cada ciertos intervalos se lleva a cabo una regeneración activa, en la que el propio coche modifica parámetros como la cantidad de combustible inyectado para conseguir una mayor temperatura en los gases de escape y realizar esa incineración. Así pues, si evitamos circular a un régimen de vueltas excesivamente bajo, por un lado disminuimos la cantidad de carbonilla producida, y por otro favorecemos la llamada regeneración pasiva, es decir, que la parte de los residuos del FAP vayan eliminándose progresivamente.

No obstante, aunque estos dos elementos son los grandes perjudicados en este tipo de conducción, no debemos olvidar que otros, como el colector de admisión, también pueden acabar obstruyéndose, además que de una forma más anecdótica, también se está sometiendo al motor a un pequeño sobreesfuerzo por trabajar a esos regímenes donde no tiene apenas fuerzas, dando lugar a un desgaste algo más acusado.

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