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Las averías que revela el humo de tu coche diésel o gasolina

Aunque el correcto mantenimiento de nuestro coche es lo mejor que podemos hacer para prevenir averías en el motor, también es importante saber detectarlas y, sobre todo, reconocer los primeros indicadores sobre problemas en el motor. De entre estos muchos indicadores, el humo del escape es una de las mejoras formas de descubrir averías, tanto en coches diésel como gasolina, pues gracias a su color podemos saber qué está fallando en la mecánica y diagnosticar averías antes de que éstas puedan ser fatales.

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Humo negro: el combustible no se quema de forma adecuada

Un coche que expulsa humo negro en exceso es un claro indicativo de que la combustión no se está realizando de forma adecuada, bien por exceso de combustible en las cámaras de combustión, bien por una escasa cantidad de aire limpio. Si detectamos que nuestro coche expulsa una cantidad de humo negro fuera de lo normal, a ralentí o en aceleración, algo está fallando. Esta avería es bastante común en los motores diésel, especialmente aquellos que abusan de la conducción urbana o que son forzados a trabajar a muy bajas vueltas.

Cuando detectemos esta posible avería, lo más común es que tengamos los inyectores sucios o una mala filtración del aire que aspira el propulsor. Si realizada una revisión sobre estos sistemas detectamos que la presencia de humo negro persiste o se reduce levemente, la avería es más importante y suele estar relacionada con los sistemas anticontaminación como el filtro antipartículas o la EGR.

Nivel Aceite Coche

Humo azul: estás quemando aceite

Si el humo del escape tiene un color azulado, no hay dudas, nuestro coche está quemando aceite lubricante. Lo primero que deberíamos hacer es comprobar el nivel de aceite de nuestro motor, un nivel que jamás debería estar por debajo del mínimo ya que esto podría provocar el gripado del mismo. También es importante que si nuestro coche posee reloj de temperatura de aceite, observemos de forma regular ésta, ya que un consumo excesivo de aceite provoca falta de lubricación de las partes móviles y con ello un aumento de la temperatura. Si el consumo de aceite es muy elevado debido a una fuga interna que acaba en los cilindros, el motor puede llegar a sufrir la peligrosa situación de retroailementación.

El consumo de aceite por parte del motor se debe a fugas internas, fugas que se producen por norma general a través de las guías de válvulas o los segmentos de los pistones, o bien por holgura en el eje del turbocompresor si es que el coche es turboaliementado. La mejor forma de prevenir desgastes excesivos que provocan la fuga de aceite es no exigir demasiado al propulsor en frío. Si además el motor es sobrealimentado, lo mejor que puedes hacer es seguir estos 6 consejos para cuidar al máximo tu motor turbo. Estas averías suelen ser caros dolores de cabeza por la mano de obra que implican y por el coste de las piezas, por ello cuidar nuestro coche, especialmente si es uno entrado en años, es el mejor remedio para prevenir en su salud y en la de nuestro bolsillo.

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Humo blanco: el refrigerante no está donde debe

Un coche que expulsa humo blanco es un serio problema. La presencia de una cantidad notable y constante de humo blanco en el escape significa que el líquido refrigerante está entrando en las cámaras de combustión. Esta avería se da porque bien existe una fisura en el bloque o la culata permite el paso del refrigerante hacia los cilindros o las cámaras de combustión, o bien porque se ha deformado o roto la junta de culata y con ello se está permitiendo el paso de refrigerante. Estas averías suelen ser las más costosas al hablar de elementos críticos, pues si no son detectadas a tiempo, pueden culminar en una fuga completa que termine por forzar el trabajo del propulsor doblando bielas o fracturando por completo bloque y/o culata.

Se dan casos en los que la presencia de humo blanco sólo se produce con el coche en frío, un problema que sugiere que el paso de «agua» es aún reducido, pero que alerta de que en algún momento irá a más. Otra forma de detectar esta avería es comprobar el sistema de refrigeración, vigilando su nivel y detectando si este adquiere más presión de la debida o contiene burbujas en su interior fruto del paso de aire desde los cilindros. Para prevenir esta avería tan cara y compleja lo mejor que podemos hacer es respetar la temperatura del motor y no exigirle más de lo debido hasta que el propulsor no alcance su temperatura de servicio. Además también es recomendable no apagar el motor tras un periodo de uso exigente sin darle un mínimo reposo, un pequeño respiro para que lubricante y refrigerante sigan trabajando en la disipación de calor.

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