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La venganza silenciosa o cómo cortarle las alas al Toro Rojo

Tras el anuncio oficial de la unión entre Manor y Mercedes, a partir de la próxima temporada, el horizonte para Red Bull tiende a complicarse pues su única opción es Ferrari y los italianos jamás han ofrecido sus motores en configuración oficial a otra escudería, algo que pretenden desde Milton Keynes. Pero es que Red Bull dejó de ser aquel inofensivo equipo que utilizó propulsores Ferrari hace nueve años atrás; para constituirse en una mega estructura que posee un nivel tecnológico tan elevado que ha sido capaz de vencer a las escuadras oficiales Mercedes, Ferrari, Renault y BMW. La situación es tan tensa que Bernie Ecclestone está al tanto de las amenazas pronunciadas por Dietrich Mateschitz, el retiro de sus dos equipos por falta de motores, y declaró que intervendrá al respecto.

Sin duda, una de las barreras que tiene trancado el juego es Red Bull Technology, la división de la escudería austriaca que investiga, desarrolla y construye una diversidad de elementos aplicados a la competición, incluyendo cajas de cambio, sistemas KERS, softwares y otros. Es tan efectivo lo que realizan allí que Renault, tras su separación de Red Bull, deberá acudir a Mercedes para avanzar en su nuevo proyecto. En tal sentido, Ferrari se ha mostrado con intenciones de negociar, pero sería por un material parecido al que le suministrarán a Sauber y al nuevo equipo Haas, por supuesto con la intención de no arriesgar demasiado. En tales términos, Mateschitz preferiría retirarse pues la inversión realizada en la categoría dejaría de ser rentable.

Por su parte, para Ecclestone todo este asunto resulta complicado por varios flancos. Red Bull es más que una marca de bebidas cuando se habla de Fórmula 1 y la historia reciente así lo indica, inclusive disponen de su propio circuito. También está el factor Toro Rosso, la piedra angular del programa de jóvenes pilotos. Si ambos equipos desaparecen, obligados por una cuestionable e insólita negativa de los actuales proveedores de motores, se estaría dando un fuerte golpe a la credibilidad de la categoría. El miedo a ser vencidos por un equipo cliente o la venganza porque Red Bull ganó campeonatos hipotecados a otro nombre; no deberían ser causas para inhabilitarlos técnicamente.

Es cierto que Mercedes se jacta de entregar motores similares a los que utiliza en su equipo oficial, pero en ningún caso sus clientes: Williams, Force India y Lotus, son candidatos regulares a las victorias. Lo de Williams resulta significativo porque se ha mostrado incapaz, desde hace mucho tiempo, de realizar una temporada digna de su glorioso pasado. Es un caso particular por las semejanza entre la poderosa e invencible Williams de los años 90, junto a Renault, y lo que podría suceder con Red Bull en los años por venir si permanece en la categoría.

En cuanto a Ferrari la cuestión es más dramática pues en toda la historia de la Fórmula 1, en una sola ocasión un equipo cliente ha logrado victoria. Sebastian Vettel en Monza 2008 con un Toro Rosso. De allí que parezca una osadía que Mateschitz exija algo que no se le ha otorgado a nadie. Y si se analiza lo que ha sucedió este año entre Red Bull y Renault, resulta más preocupante conceder motores para que posteriormente arrecien criticas negativas con cualquier pretexto. Se debe aceptar que ahora Red Bull es un potencial socio muy incómodo porque tiene trayectoria, dinero, instalaciones, tecnología y pilotos; pero Mateschitz no debería apelar al chantaje para conseguir lo que desea.

En lo personal, siempre cuestioné los abucheos hacia el dominio que ejerció Red Bull Racing y más aún las constantes prohibiciones a las que fueron sometidos para perjudicarlos durante las temporadas en las cuales destacaron. Observar a un equipo cliente ser más efectivo que las poderosas escuderías oficiales no debería considerarse dañino para la Fórmula 1, pero a muchos intereses les molestó el asunto y en la nueva era híbrida, el poder político ha inclinado la balanza hacia un solo lado, anulando cualquier alternativa.

Mateschitz declaró que solo quiere el mejor motor disponible, que el dinero no era problema. Mercedes huyó por la derecha y Ferrari pone condiciones. Entonces no hay un margen de maniobra, es Ferrari cliente o la retirada. Como fanático de la Fórmula 1 me resulta obvio constatar que al equipo austriaco le están pasando una factura silenciosa por resultar tan competitivos en momentos cuando eran otros los que han debido brillar.

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