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Con Renault en escena, Red Bull pasará a segundo plano

En la reciente presentación de Renault Sport F1 Team, el director general del equipo, Cyril Abiteboul, manifestó que el suministro de material a Red Bull Racing será muy similar al de la escudería oficial, aunque en términos comerciales no resulte rentable. El conflicto interno, harto reseñado durante el 2015, precipitó que Renault regresara como equipo y que ahora tenga la potestad de condicionar el futuro inmediato de los austriacos. De poderosos a sumisos, Red Bull debe resignarse y observar como el forzar un divorcio transformó a un socio en incómodo rival, porque ahora es Renault quien asume el mando de la relación.

Red Bull brilló por la eficiencia de su departamento técnico y su exitosa gestión interna, elementos que le llevaron a alcanzar cuatro títulos consecutivos, todos en conjunto con Renault. Interesante el hecho de que ambos iniciaron su asociación en 2007 y para aquel entonces Renault tenía su propio equipo (campeón 2005 y 2006), mientras Red Bull no había ganado nada. Es a partir de 2009 cuando Red Bull exhibe un desarrollo tal que, utilizando el mismo motor RS27, eclipsa al equipo francés, el cual se retira en 2011, al no poder rentabilizar su participación, cuando los austriacos se coronaban por segunda ocasión.

Ahora, cuando la Fórmula 1 privilegia a los motores por encima de la aerodinámica, y también cuando Red Bull experimenta horas bajas, la marca francesa decide regresar con un plan a mediano y largo plazo. Renault está trabajando en un proyecto paralelo, con Mario Illien y Bob Bell a la cabeza, cuyo objetivo es irrumpir con éxito a partir de 2017, en tanto el equipo austriaco viene de su peor temporada en años, con Adrian Newey cada vez más alejado del área técnica y con la incertidumbre de no tener otra alternativa a su actual proveedor de motores. Se nota que mucho ha cambiado entonces desde que comenzaron a compartir el escenario.

Otro punto digno de destacar, que inclina la balanza hacia los franceses, es que Infiniti, empresa perteneciente al Grupo Renault, ya no será principal patrocinador y socio tecnológico de Red Bull, así que el equipo austriaco dejará de percibir valiosos recursos tanto financieros como de desarrollo en sistemas híbridos, sin dejar de mencionar las actividades de marketing. También la petrolera francesa Total estará involucrada directamente con Renault Sport F1, así que su logo no destacará en Red Bull. La pérdida de ambas marcas representa una merma en las finanzas de Red Bull.

Si se analiza lo que podría ser este campeonato 2016, tomando en cuenta los elementos que conforman solo a ambos equipos, Red Bull tiene cierta ventaja porque cuenta con dos factores que hacen la diferencia: pilotos y programa. Daniel Ricciardo y Daniil Kvyat lucen superiores, en el papel, a Kevin Magnussen y Jolyon Palmer. En cuanto al programa, mientras Red Bull podrá utilizar como base al RB11, el «nuevo» equipo Renault pondrá en pista un coche denominado RS16, que no es más que la evolución del E23 pero adaptado al propulsor Renault. El diseño de Nick Chester significará la transición antes de observar las propuestas técnicas que Bob Bell, el cual sí será el primer proyecto parido por Renault.

Aunque ciertamente Red Bull presume de un presupuesto faraónico para afrontar cada temporada, desde que ascendieron hasta la cima, no es menos cierto que las inversiones se traducen en pérdidas si no se observan resultados. En 2015 Red Bull no obtuvo victorias, por primera vez desde 2009, y apenas pudo ser cuarto entre los constructores, ampliamente superados por Mercedes, Ferrari y Williams. La repartición de los premios y el bono otorgado por la FOM a los equipos lleva a replantear el presupuesto del próximo año y es en este punto donde Red Bull se verá afectado, y aunque la marca de bebidas tenga dinero para regalar, nadie se se mete en un negocio para dilapidar su patrimonio. Preocupante también resulta el hecho de no advertir en Red Bull cambios importantes, un intento por revertir la tendencia a la baja y es allí donde Renault ahora tiene la sartén por el mango.

Además, el vigente contrato entre ambas partes culmina al término de esta temporada y es muy probable que Red Bull, si la opción de Honda no está en el ambiente o si los japoneses vuelven a claudicar este año, deba renegociar con Renault porque no hay más camino. En una Fórmula 1 diseñada para los motores, ahora con Mercedes, Ferrari y Renault como escuderías y proveedores, los equipos clientes cada vez lucen más subordinados y ese aspecto sí resulta perjudicial. Desde 2008 no gana un cliente Ferrari, desde 2012 uno de Mercedes y ya veremos cuando un cliente Renault pueda volver a ganar.

El dominio ejercido por Red Bull y la presión mediática por verlos sucumbir precipitaron muchas de las acciones que han devuelto el protagonismo a los constructores más poderosos, por ello se advierte que ninguno de ellos (Mercedes, Ferrari y Renault) permitirá que el caso Red Bull se reedite mientras ostenten el mando de esta Fórmula 1.

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